Ambientado en 1946, cada mañana Louis, un bonito chico francés, se despierta y hace su habitual rutina del día antes de ir a trabajar todas las noches a una cafetería no muy lejos de su hogar. Vergonzosamente admite que más veces de las que se pudo...
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Publicado en el perfil de: -MILFINSON Ideado por: -louisbaby Escrito por mí: Helena Fender Rosi
"Ambientado en 1946, cada mañana Louis, un bonito chico francés, se despierta y hace su habitual rutina del día antes de ir a trabajar todas las noches a una cafetería no muy lejos de su hogar. Vergonzosamente admite que más veces de las que se pudo permitir ese policía que custodiaba la calle ha visto sus bragas colgadas (para secarse) en su balcón. Y aún así con toda la timidez del mundo la rutina se repite siempre. En donde Louis es un chico que cuelga su ropa interior en el balcón y Harry es el policía que lo saluda todos los días y está profundamente encantada por el joven francés."
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Gráficos por: @loulouwife
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El mes de septiembre comienza en una calurosa Francia, aunque solo quedan unos días para que el verano termine, el calor es algo con lo que no se puede batallar, a Louis le gusta este calor porque sus prendas de ropa más delgadas se secan en un par de horas, sus camisas de trabajo, sus pantalones de tela y hasta su lindas bragas terminan secas en aquel balcón, que sirve de tendedero y también de terraza donde toma su té de la mañana o de la tarde.
Llegó a París hace no más de dos meses, se acostumbró al calor y a su trabajo, llegó aquí buscando mejores oportunidades laborales. Con las revueltas por la nueva Constitución de la República en Francia muchas empresas y pequeños comerciantes habían dejado de recibir subsidios y él ya no podía mantenerse solo. Los estragos de la segunda Guerra mundial habían marcado su vida, perdió a su padre en batalla hacía ya tres años, cuando solo tenía 17, también había estado al servicio del gobierno pero ayudando a alimentar a los heridos, era demasiado menudo cuando se llevaron a su papá y a él lo dejaron con su madre, quien falleció de una neumonía fulminante, esperando cada noche cerca de la ventana de la pequeña casa que tenían que la guerra le devolviera a su marido, lo hizo, pero en un cajón. Él se quedó solo, vendió la casa al mejor postor, recibiendo una miseria y se mudó a un pueblo cercano, Locronan, allí la guerra se sentía lejana, arrendó una pequeña habitación que tenía al retrete como mueble principal, trabajó haciendo servicio de limpieza en restaurantes y cafeterías de la zona por tres años. Hasta que la guerra había acabado y decidió que ahora con sus pocas pertenencias y el sacrificio de su trabajo se iría a París.
