Capitulo 4.5 La cita (Parte 1)

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Preocupada se paró junto a la ventana, con su mano derecha junto a su pecho apretaba la nota de aquel caballero que prometió regresar a las 11 de la noche, sus ojos perdido viendo como caía unas pequeñas gotas de lluvia. Empezó a recordar lo que sucedió horas atrás, mientras atendía una mesa, logro ver como su amado era forzado a entrar en un coche patrulla, pasando luego justo frente a aquella cafetería, paralizada pudo ver como el giro su mirada, guiñando el ojo derecho viendo fijamente a los ojos a aquella camarera.

Faltaban 5 minutos para las once, la joven reacciono y continuo limpiando el lugar, todos los clientes ya se habían marchado y solo quedaba una luz en la entrada encendida, en ese momento suena la campana de la entrada, pensó que se trataba de algún cliente y sin levantar la mirada dijo —Discúlpenos pero no puedo ofrecerle nada estamos por cerrar — ella siguió limpiando esperando oír como el sujeto saliera, más sin embargo permaneció ahí

— Lo siento, no buscaba nada para comer o tomar, me basta con deleitar mis ojos al ver una joven y hermosa mujer trabajadora — inmediatamente reconoció esa voz, levantando su mirada — perdón que vine un poco antes de la hora — se encontraba totalmente conmocionada con sus ojos cristalinos a punto de soltar una lagrima, con su mano cubría su boca, pues no podía creer que estaba ahí, entonces comencé a acercarme para tomar su mano izquierda que sostenía una toalla con la que limpiaba una mesa

— Me preocupe al verte en la patrulla — dijo abrazándome fuertemente y levantando su mirada con ojos llorosos

— ¡Estoy bien!, no podía dejar plantada a esta señorita—con mi mano acaricio la cara de aquella joven, colocando su cabello tras su oreja, tomando luego la quijada de aquella mujer, ella instintivamente subió sus brazos hacia mi rostro y... pude sentir la suavidad de sus labios sobre los míos, tenía un aliento fresco que me estremeció por completo. Solamente fue un simple beso con nuestros labios puesto, pero estuvimos así con los ojos cerrados por varios segundos

En ese momento intencionalmente me resbale recostándome sobre uno de los sillones de la cafetería, quedando ella sobre mi riendo —Ja jajá, eres loco lo sabias — dijo luego de apoyar sus manos sobre mi pecho quedando sentada sobre mis piernas. Solo la mire, tratando de controlar mi pantalón, no quería que se llevara una idea errónea en ese momento — dame un minuto, solo iré a guardar unas cosas y nos podremos ir — dijo colocando su pelo tras su oreja, levantándose luego de inclinarse a darme otro beso.

Me sentí como di fuera un león que acababa de ser domado, pues con su encanto me hizo quedar perplejo, deseando poder volver a sentir esos labios junto a los míos. —Adelante tomate tu tiempo — dije con una sonrisa, mientras ella se fue corriendo a la cocina, quedando mi mirada sobre aquel trasero que esa bella camarera tenia.

En ese momento escuche a alguien golpear del otro lado la ventana, gire mi rostro y vi que era aquella mujer del banco que gimió mientras la ataba, me sorprendí, pues no sabía cómo fue que ella lograra encontrarme, mientras con su mano desabrocho algunos botones de su camisa llamándome con su dedo...

— Rayos — decía en mi mente — si ella sigue aquí cuando la camarera salga estaré en problemas, tendré que deshacerme de ella — me levante y dije — iré a fumar un cigarrillo estaré afuera

— Claro — dijo desde el fondo la camarera

Salí tranquilo y lentamente, al abrir la puerta veo que aquella mujer se abalanza sobre mí, con mis manos la sujeto del hombro y la llevo a fuera en un callejón que se encontraba a la izquierda de la entrada.

La mujer me giro y me puso contra la pared, apretaba sus pechos contra mi cuerpo, deslizando su mano izquierda por mi entre pierna y con su mano derecha me tomo de la nuca, acercando mi cara a su cara. En ese momento tome su mano izquierda, y ella acercándose a mi oído susurro—tienes buenos reflejos —

— Como me encontraste — pregunte intrigado, aquella mujer emitía un aura siniestra pues no parecía ser la misma mujer indefensa del banco, en ese momento parecía una asesina, bajo su pierna descubierta por un breve momento logre visualizar un cuchillo de caz.

— ...Tienes 24 horas — fue lo último que escuche, luego de quedar en shock una vez empecé una conversación con ella, después de eso aquella mujer salió del callejón, inmediatamente intente seguirla, pero ya no estaba...

— Está todo bien —dice alguien tocándome por el hombro, me gire y mire a una hermosa mujer de vestido color azul, ajustado y volando de la cintura hacia abajo, en la parte superior tenía unos botones, era descotado con dos tirante delgados, llevaba unos tacones que la hacía parecer de mi tamaño, tenía un pelo color oscuro, lo llevaba suelto y ondulado y al ver esos ojos azules como el mar — Tengo algo en la cara — pregunto un poco curiosa, pues había pasado varios segundo desde que quede viéndola

— Estas bellísima — dije en ese momento, causándole que se sonrojara mientras apretaba su falta de alegría — ¿a dónde te gustaría ir? — le pregunte

— Bueno casi no habrán lugares abierto a esta hora, te... gustaría... ir... a... mi... casa... — pregunta un poco nerviosa —¡¡ahí tengo muchos ingredientes y puedo preparar algo de tu gusto!! — grita mientras su cara parecía echar humo, pues ella no quería que yo pensara que fuera una mujer fácil.

— Me encantaría — dije mientras sostuve su cara con mi mano izquierda y con la derecha deslizo mi mano por su hermoso cabello — pero déjame que sea yo quien prepare un rico platillo, digno de tu paladar hermosa... — hice una pausa esperando a que ella me diga su nombre

— Mary — dijo con voz temblorosa — puedes llamarme Mary

— Hermoso nombre — dije, acercándome y cerrando esta escena con un beso un poco apasionado y largo.

Después del beso, caminamos hacia su casa, ella vivía a dos calles del cafetín, resulta ser que ella era la hija y administradora del propietario, en el camino comenzó a contarme acerca de porque había decidido independizarse y vivir sola, rentando ese apartamento.

— Había planeado vivir con mi novio una vez cumpliera 18, él era mayor que mí, así que prometió esperarme — narraba con cierta tristeza en su rostro — para cuando cumplí los 18 rente este apartamento y vinimos a pasar la noche juntos, para el amanecer desperté sola y una nota que decía que se casaría ese fin de semana, estuve muy triste y destroza por la ilusión que me había causado, no quise regresar a casa, pues no podría ver a la cara a mi madre, ella siempre estuvo en contra — las lágrimas comenzaron a correr y me apresure en abrazarla y bese su frente, limpio su ojos y continuo contándome — papa me ofreció trabajar en la cafetería, pues me negué a entrar a la universidad, el respeto mi decisión de querer vivir independiente y desde entonces estoy a cargo del negocio. —desde ese momento la tome de la mano y la lleve así durante todo el camino.

Nos detuvimos en un edificio de cuatro pisos cuando ella dijo — aquí es — ella guiño mi mano y entramos en un elevador, presiono el ultimo botón y una vez se cerraron las compuerta parecíamos un imán pues no paramos de besarnos hasta que llegamos al último piso. El elevador hizo un sonido, apenas si logre escucharlo, y cuando las compuertas empezaron abrirse me tome un momento para preguntarle — ¿Qué número es tu habitación? —ella me entrego las llaves que decía "4B", las puertas se abrieron por completo y la tome de las piernas y la cargue como quien lleva a su esposa luego de la boda

—Jajajaja que haces— dijo sorprendida y nerviosa

—me aseguro que no tropieces — dije con una mirada coqueta — has pasado por mucho y si me permites prometo hacer de esta noche algo que nunca puedas olvidar — ella comienza a sonrojarse y temerosa pregunta:

— Quieres que tengamos.... S...

— No solo eso — respondí interrumpiéndole— pues su voz le temblaba de solo intentar tocar el tema — un buen caballero sabe desnudar no solo el cuerpo sino también el corazón de una mujer, déjame esta noche hacer lo que ningún hombre antes pudo hacerte sentir....

Después de aquellas palabras, la baje por un momento, para poder abrir la habitación, entrando ella primera y luego guiñándome por la camisa hacia dentro, cerrando así la puerta, pues dejamos un asunto pendiente en aquel elevador que deseábamos terminar de cocinar....

Bala de PlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora