Para David Nolan, la pintura siempre fue su vida entera, le encantaba plasmar en un lienzo, lo que a simple vista los ojos humanos no eran capaces de admirar, por eso estudió Artes Plásticas y cuando se graduó pensó que conquistaría el mundo con su obra, pero su madre, Ruth Nolan, la luz de su vida, falleció poco después de haber cumplido su sueño de verlo graduado, toda la inspiración se fue con su último adiós, quien era, además de su hermana, Nieves, la única que lo apoyaba, porque su padre, Leopoldo, un rico empresario, quien solo veía números en sus dibujos, lo presionaba demasiado, diciéndole que debía pagarle cada centavo que invirtió en su educación, por eso tuvo grandes desacuerdos con él y decidió encerrarse en el rancho de la familia, donde vivía prácticamente solo, disfrutaba del aire natural del campo, en sus ratos libres, cabalgaba en su caballo preferido y se mantenía en forma, conocía los alrededores como la palma de su mano, durante ese tiempo su ánimo mejoró, se sentía mucho mejor, hasta decidió pasar tiempo acomodando una de las habitaciones del rancho como su estudio personal, pero no se lo mostraba a nadie, ni se atrevía a enseñar su obra, toda una colección completa de su arte yacía olvidada allí, hasta la cubría de sus propios ojos, le avergonzaba su trabajo y se sentía como un fracasado como tantas veces le escuchó decir a su padre, en quien nunca encontró apoyo, por eso pintar se volvió secundario para él.
Dos años de aquella desafortunada pérdida habían pasado, su hermana estaba casada con un arquitecto y tenían un hermoso hijo, vivían en la ciudad, además ella trabajaba de maestra de biología en la universidad de medicina, entonces pasaban mucho tiempo sin verse, siempre le insistía para que la visitara por unos días, tenía problemas para encontrar una niñera para su sobrino y le sería de mucha utilidad su presencia, su casa era grande y había lugar para todos, pero su padre también se mudó con ella, aunque casi siempre se la pasaba de viaje en viaje, encargándose de atender los negocios de la familia y por tal de no tener tratos con él, prefería seguir encerrado en el campo, donde todo era paz y tranquilidad.
"¡David Nolan, bienvenido!", exclamó su cuñado al abrirle la puerta, su hermana había utilizado sus encantos para convencerlo de que pasara una semana con ella en la ciudad mientras el todo poderoso Leopoldo White, pasaba unas vacaciones en un crucero por las islas del Caribe.
"Víctor, es un gusto verte", le parecía que su cuñado lucía un poco más pálido de lo que recordaba, no quiso ser indiscreto.
"¡TÍO!", al escuchar la voz de su tío, el pequeño Neal salió corriendo para darle la bienvenida.
"¡campeón!", extendió sus brazos y cargó al pequeño de siete años, quien crecía por días.
"mamá dice que iré contigo al rancho y me enseñarás a montar a caballo", fue el recibimiento del niño, David no conocía sobre ese tema.
"Neal, ¿qué te he dicho sobre guardar secretos?", lo reprendió Nieves al escuchar el comentario de su hijo.
"¿me guardas el secreto, tío?", la ingenuidad del pequeño los hizo reír a todos.
"por supuesto, palabra de honor", David decidió seguirle el juego.
"Neal, es hora de hacer tus tareas", por una extraña razón su hijo no quería cumplir con sus obligaciones del colegio, estaba considerando la posibilidad de contratar a una psicóloga para que lo estudiara, pero debía ser la mejor, no dejaría a su pequeño en manos inexpertas.
"no quiero, no quiero y no quiero", contestó Neal muy seguro de sí mismo.
"Neal...", comenzó Nieves y David la interrumpió.
"¿qué tal si ahora hacemos las tareas y entonces podemos hacer oficial esa visita al rancho?", preguntó y los ojos del niño se abrieron del entusiasmo.
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El arte de tus ojos
RomanceOne-shot inspirado en la canción A Puro Dolor interpretada por Song By Four.