Primer amor

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Todas las ventanas estaban abiertas y los alumnos estaban agotados, el verano se acercaba y hacía que las últimas horas de clase fueran un verdadero infierno. Killua se encontraba haciendo abanicos de papel para sus mejores amigos, cuando la profesora le llamó la atención.

-Killua, puedes venir a la pizarra a resolver este ejercicio por favor.- La mujer estaba seria, harta de enseñar a alumnos que no prestaban atención.

Sus manos comenzaron a temblar, no tenía idea de cómo resolver ese ejercicio ya que no estaba atento a la clase. La presión caía sobre él al ser el mejor del curso en esa materia, no podía bajar su nivel.

-Profesora, ¿Puedo ir yo? Killua siempre resuelve los ejercicios y a mi me cuesta un poco.- Rascó su cabeza avergonzado y dió un suspiro. -Si lo resuelvo en la pizarra con su ayuda podría entender mejor.-

-Esta bien Gon... Pasa a la pizarra.-

Sabía que Gon era pésimo en matemáticas y que estaba haciendo eso para que él no fuera juzgado por no prestar atención. Agradeció sinceramente su acción y comenzó a observarlo fijamente.
Cada movimiento que hacía, cómo sus mejillas se sonrojaban y volvían a estar normales, cómo jugaba con sus dedos nerviosos y cómo mordía su labio para pensar con más concentración, podía ver cómo una gota de sudor caía por su frente producto del calor y de los nervios que sentía en ese momento.

Por alguna extraña razón Killua comenzó a sentirse incómodo, su corazón latía rápido y sus manos sudaban mientras temblaban instintivamente. Respiró para calmarse y poder seguir mirando a Gon, pero se dió cuenta de que él era el problema. El moreno lo estaba poniendo nervioso, pero... Conocía a Gon desde los tres años, ¿Por qué se ponía nervioso ahora?

No se dió cuenta en qué momento Gon se volvió a sentar a su lado y se llevó un susto cuando le habló. -Me debes un helado Killua.- Susurró en un secreto haciendo que el corazón del Zoldyck se paralizara.

-¿Por qué te debo un helado?- Respondió soberbiamente cuando volvió en sí.

-Por salvarte de la vergüenza pública.- Le regaló una sonrisa mientras le robaba un abanico de papel para refrescarse. ¿En qué momento la sonrisa de Gon se había vuelto tan linda?

El timbre sonó y una cabellera rubia entró corriendo a la sala pocos minutos después de que la profesora abandonara el lugar.

-¡Escondeme Killua!- Lo tomó de los brazos cómo escudo mojandole los brazos con sus manos frías.

Segundos después entró Leorio, empapado, con una botella llena de agua con un orificio en su tapa.

-¡Ven Kurapika!- Corrió hacía donde se encontraba el rubio y comenzó a empaparlo, mojando también a Killua.

-¡Yo quiero Leorio!- Gon abrió su boca y el mayor apuntó el agua a su boca haciendo que el moreno se empapada la camisa por completo.

Cuando todos estaban mojados sonrieron y salieron de la sala más refrescados.

-Les hice abanicos de papel, pero los mojaron.- El peliblanco hizo un puchero y Gon apretó su mejilla.

-Tan tierno cómo siempre.- Sonrió sincero el ojimiel, haciendo que los demás imitaran su acción y apretaran las mejillas de Killua dejándolas rojas por la fricción.

-¿Vamos por un helado?-

-Es primera vez que estoy de acuerdo con Leorio.- Dijo el rubio mientras le daba una palmadita en la espalda al más alto.

-No sé si pueda ir...- Killua tenía permisos muy restringidos y solo lo dejaban ir de la casa a la escuela y viceversa.

-¡Ey Illumi!- Gon corrió hacía el hermano mayor de su amigo que se encontraba cerca de la salida del recinto.

-Oh Gon, ¿Qué pasa? ¿Kill te ha dado problemas?-

-Hola Gon.- Saludó Hisoka con una sonrisa. Era el encargado de taller de circo y había buscado muchas veces a Gon porque según él, era el más ágil y sería útil con los zancos, pero el moreno siempre se negaba por falta de tiempo.

-Hola Hisoka.- Lo saludó gustosamente y luego miró a Illumi. -¿Crees que Killua pueda ir a tomar un helado con nosotros?- El mayor buscó a su hermano entre la gente con la mirada y cuándo lo encontró el albino lo saludó tímidamente.

-Esta bien, yo le invento una excusa a mamá.- Le guiñó un ojo al moreno y este sonrió.

-¡Muchas gracias Illumi! ¡Eres el mejor!- Gritó mientras se alejaba despidiéndose con la mano.

Los cuatro se dirigeron entre risas al local de helados, pero Killua estaba nervioso. Cada vez que Gon lo miraba o rozaban sus manos se alteraban todos sus nervios.

-Iugh, está feo mi helado.- Gon hizo una seña de asco y alejó el helado de su rostro. -Killua, ¿Me das del tuyo?- El moreno siempre había sido antihigiénico para sus cosas. Compartía botellas de agua con todo el curso y no le importaba comer de la misma cuchara que otro y aunque Killua era todo lo contrario, esta vez aceptó.

-Este está mucho mejor.- Saboreaba el helado con su lengua mientras hablaba de cualquier tema con Leorio, solo Kurapika había notado ese cambio extraño en Killua.

Mientras caminaban se toparon con un parque y los morenos corrieron como niños pequeños a los columpios, después de todo solo tenían catorce años.

Killua, aún con su helado en la mano, comenzó a pasar la lengua por el lugar del que había comido Gon, mientras su corazón se aceleraba constantemente.

-¡Mierda! ¡Es Sasha!- El rubio abrió los ojos enormemente y corrió a avisarle a Gon, ya que esa chica era el primer amor de nuestro muchacho. El moreno se acomodó las ropas húmedas y se arregló el cabello para ir a hablar con su enamorada, aunque ella aún no sabía que lo era.

Killua suspiro y sintió un leve dolor en el pecho al descubrir que se estaba enamorando de su mejor amigo.

No Correspondido (Killugon, Gonkillu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora