Mi vida a tu lado #2 [TERMINADA✓]

Fin.

Meses después:

Madison.

Los días y las noches se habían vuelto más largas desde que Aiden y yo nos habíamos comprometido, pero con ansias miraba la hora en el reloj y pensaba que faltaban quince minutos para poder ver entre pétalos y palomas a mi futuro marido.

Los segundos parecían ser siglos y nerviosamente miraba mi reflejo en el espejo.

Mi cabello aún permanecía suelto y largo, estaba trenzado y tenía una vincha de flores lilas y blancas, cada vez que me miraba le hallaba un defecto a mi apariencia así que decidí acariciar el colorido ramo a mi derecha.

Nuestro final feliz estaba cada vez más cerca.

Mi vestido hecho a mano no era la gran cosa, pero para ser artesano lucía genial en mí. Era blanco como las nubes, suave ya que era de seda, pegado a mi tronco y la falda esponjada e inmensa, me llevó varias madrugadas confeccionarlo.

—¿Todo listo mamá? —Se asomó en el portal —Oh, por dios ¡Estas tan hermosa! —se acercó rápidamente a mí y me abrazó cariñosamente.

Mi Khaterine, mi hija, no quería llorar para no estropear el maquillaje de Rudt, pero me ponía tan contenta y sensible, pasaron años y por fin nuestras almas luego de tanto tiempo serían una.

No estaba segura de que mi Aiden sea el amor de mi vida, pero si estaba segura de que quería que el resto de mis días sean con él, todo el apocalipsis habíamos estado unidos y no quería que las cosas cambiaran.

Me lagrimeé, pero las devolví y le di un beso en la cabeza de mi hija.

—Mi niña, no tengo mucho que decir, solo quería que sepas que tu padre y yo estaremos juntos para siempre, será una promesa, así como en las novelas de amor que tanto te gustan leer.

—¿Hasta la eternidad? —Me miró desde abajo.

Hice una breve pausa, era una promesa algo difícil de cumplir, no quería hacerle falsas ilusiones a una niña.

Pero creía en nosotros.

—Hasta la eternidad mi Khatty, hasta la eternidad.

#

Trataba de no perder el equilibro en estos tacones ni quitarle todos los pétalos del ramo con mi temblequera, los invitados lucían refinados y el más coqueto de ellos; era mi padre.

Había envejecido estos diez años y hoy lo tenía a mi lado sonriente a punto de entregar mi mano hacia Aiden quien estaba de espaldas a una distancia que no podía distinguir con claridad su apariencia, Rudy quien en sus brazos ya tenía a su bebe acompañada de Jayden, los tres niños a los lados y más que nada sentía la ausencia de mi hermano.

Estaba segura de que si estuviera aquí no pararía de capturar fotos de la grandiosa y para nada simple decoración del bosque mixto.

Todo lucía natural, sencillo pero extravagante al mismo tiempo, Rudy había preparado un arco como altar repleto de flores de todos los tonos y colores posibles, había pocos bancos y en los árboles a los alrededores se posaban las aves a observar el prestigioso templo a mi parecer.