Cɑpítulo uno

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En que lio se había metido, solo a ella se le ocurría hacer ese tipo de cosas y como no, si todo era por no verse como perdedora ante su familia, en especial su madre.

Porque no lo era, era jefa de redacción en el área de moda de una ya conocida revista, todo lo que siempre soñó, inteligencia tenía, y la belleza no le faltaba.

¿Entonces que la llevo a hacer lo que hizo?

¡Ah! Si claro, su familia, la constante competencia que tenía con sus hermanos gracias a su madre, según ella los perfectos, y solo porque decidieron permanecer en casa y seguir los pasos de su padre en el ramo textil.

Ella no, busco su camino y lo encontró, lejos, pero lo logro, no fue fácil, batallo, empezó como todos desde cero, pero ahora su recompensa llegó y no la iba a dejar ir.

Ni porque su familia la creyera mediocre y conformista.

Llegada de Tailandia hace 4 años se independizo, busco un buen lugar donde vivir y comprometida desde hace un tiempo con un buen hombre que la amaba con toda su alma. Al menos eso creía hace un tiempo porque ahora de la relación no quedaba nada, ya que un día sin saber porque simplemente él decidió romper con todo lazo, regresando a casa llevándose con él la alegría de la muchacha.

Y ahí estaba ella, a una semana de regresar a casa después de todo ese tiempo y solo para la boda de su hermana menor.

Su hermanita, una muñequita de 22 años, muy parecida a ella en todo sentido, bueno no en todo, ella no tenía su largo cabello llevándolo corto a la altura de las orejas y claro, que ella si quiso seguir en el negocio familiar.

¡No podía concentrarse, por más que lo intentara, debía arreglar toda esa mentira que se aventó y ya! Es que no lo podía soportar, cuando escuchó que él estaría presente en la ceremonia algo se removió en su interior, y más cuando su madre aún la culpaba a ella de la ruptura. ¡Por eso dijo tal cosa!

¿Ahora de donde sacaría a su "prometido"?. Pensó en su amigo del trabajo, pero lo descartó inmediatamente al recordar que estaba justo en estos momentos de vacaciones y muy lejos, le quedaba su gran amigo, su confidente, pero dudaba que aceptara algo así, jamás se prestaría para una mentira de ese tamaño y menos siendo como es.

Salió disparada del departamento al darse cuenta de que ya se le estaba haciendo tarde, presionaba al elevador mentalmente para que llegara más rápido, pero a este le valió, después de unos minutos la alarma le indicaba que había llegado. Apurada entro en el cubo presionando el botón de la PB, las puertas estaban por cerrarse cuando una mano grande evito tal hecho dejando ver desde afuera una sonrisa traviesa y unos picaros ojos.

"¿Pensabas dejarme Sammy?". Le preguntaba un alto castaño de piel medianamente pálida y ojos miel.

"¡Jamás cariño!". Le responde ésta con una sonrisa divertida. "¿Otra vez tarde Mean?". Éste asiente. "¿Cuando dejarás las fiestas y te buscarás una pareja estable?". Pregunta viendo a la joven bajar su mochila y unos planos.

"Cuando tú vuelvas a casa y trabajes para tu padre". Le responde cruzándose de brazos recargando su espalda en la pared.

"¡Touche!". La dejo callada un rato.

"Entonces jamás pasará". Él duda un poco antes de responder.

"Quizás sí, quizás no, lo que pasa es que aún no llega el indicado para mí Sammy".

"Eso, el indicado, yo lo tuve, o al menos eso pensé, pero ya vez como termino todo". Éste asiente recordando lo sucedido con su amiga y el tipo ese hace unos años. "Nos vemos en la noche Mean". Se despide llegando al estacionamiento.

𝕰𝖑 "𝖕𝖗𝖔𝖒𝖊𝖙𝖎𝖉𝖔" 𝖉𝖊 𝖒𝖎 𝖍𝖊𝖗𝖒𝖆𝖓𝖆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora