Capítulo 30 || Parte 2

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El mundo no valora lo que eres sino lo que obtiene de ti

Kai Parker

Al principio ninguno podía poner pie en la mansión Salvatore sin encontrarse con su fantasma en cada rincón, era su perfecta silueta la que se paseaba por las habitaciones, su risa resonaba por los pasillos.

Todos éramos culpables de su muerte de alguna u otra forma y siempre cargaríamos con esa verdad.

Nosotros la asesinamos.

Porque ella no murió el día del accidente, ella murió desde hacía meses antes... Lo peor de todo es que ninguno siquiera se había molestado en notarlo, en notar que ella ya no brillaba como solía hacerlo o ya ni siquiera reía sin que se le notaran los ojos hinchados por las lágrimas, todo porque estábamos demasiado ocupados siendo egoístas que la dejamos de lado.

Dejamos de lado a la luz de universo

No nos podíamos mirar sin sentirnos señalados, juzgados y culpables

Por ello me había mudado a su antigua casa porque quizás mi lado masoquista se satisfacía al ver su fantasma bailando en el salón principal, preparando alguna extraña receta en la cocina o leyendo en la recámara principal.

La echaba de menos

La echaba de menos con toda las fuerzas que un ser humano puede extrañar a alguien, su aroma permaneció impregnado en las habitaciones por un par de semanas, una vez se fue los abrigos eran todo lo que gritaba que en realidad no se había ido.

Los primeros días, pasaba la mayor parte del tiempo intentando mantenerme ocupado en cualquier cosa, después ya no tuve ganas de nada, no tenía ganas ni de respirar...fui un cobarde, era quién más le había fallado, porque yo había sido un mal amante, un mal compañero y el erróneo amor de su vida.

Era era la verdad.

No importaba cuantos hechizos intentase para traerla del más allá, yo simplemente no la merecía.

Intenté quitarme la vida muchas veces, fracasé en cada una por eso estoy aquí expresando esto, el vacío que sentía en el pecho era inaudito y fue cuando entre en la reserva especial que sentía que no todo se había ido al carajo, alcoholizarme no era la decisión más inteligente pero era la vista borrosa y las sensación de que nada más existiese por unos segundos lo que me mantenían con vida.

Porque la veía

Las cosas no mejoraron después de eso, quería cada vez más, pero fue hasta que me dijo—¿En qué te has convertido Malachai?...¿Dónde quedó el tierno y carismático chico de quien me enamoré?—me preguntó.

Entonces lo dejé, por fortuna la seguí viendo y aunque en el fondo sabía que no era más que el producto de mi subconsciente activando el modo de sobrevivencia, me aferré a aquellas ilusiones que aunque no podía tocar, me contestaba cosas que ella  en verdad hubiese dicho.

Estaba jodido, me sentía perdido pero era feliz en mi mentira...

Hasta ese día

El quinto aniversario de su muerte se acercaba, la irremediable realidad me golpeaba una vez más, me encontraba sentado en el sofá del salón principal mientras tomaba un trago de whisky—Te echo de menos bombón—le digo mirándola.

Ella extiende sus brazos y contrario a todas las alucinaciones anteriores, pude tocarla, los ojos se me volvieron como agua de inmediato, me deja recostarme sobre sus piernas mientras juega con mi cabello, pierdo la noción del tiempo con la felicidad que inunda mi corazón, mis párpados pesaron mucho de un momento a otro, me sentía en paz... luego todo se volvió.

Nunca digas nunca ||Kai Parker y tú || [ +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora