Reencuentro

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Volvían a su memoria los viejos recuerdos estando en esa licorería de Yiling, especialmente los agradables relacionados con Lan Zhan. Era muy extraño el llamado que le hacía el líder del clan Jiang, sólo esperaba que este reencuentro tras lo sucedido en el templo Guanyin no le agriara el licor y las bellas memorias.

- Para ser el líder se toma su tiempo – Bufó el jovial Wei Wuxian, sentado en una de las mesas del establecimiento esperando impacientemente por ordenar una buena botella de licor. – Mira que citarme y tenerme esperando, más le vale aparecer o si no...

- "O si no" ¿Qué? ¿Piensas ofender al señor de Muelle de Loto... otra vez? – dijo en tono severo una voz a su costado.

- ¿Ofenderlo? Es él quien me ofende con su... impuntualidad... - Apenas terminó la frase, pues ya soltaba la risilla nerviosa al ver que su interlocutor no era otro que el líder del clan Jiang. - ¡Ah! Yiang Ch-ch-ch... ¿Wanyin? Que diga, Sandu Shengshou, qué gusto verte – dijo con torpeza e hizo una reverencia, obteniendo como respuesta un osco sonido salido de los labios de quien otrora fuera su hermano. – Y bueno... ¿Quieres tomar algo?

- Me sorprende que no estés ebrio ya a estas horas – Dijo con indiferencia, aún sin dirigirle la mirada a Wei Wuxian, logrando que este mostrara una expresión un tanto agria.

- Te estaba esperando... - Masculló. Apenas vio al mesero merodeando cerca, pidió una botella para cada uno. En cuanto les sirvieron, decidió romper el incómodo silencio que se había hecho - ¿Y bien? ¿En qué puedo ayudarte?

- ¿Ayudarme? – Finalmente lo miró, con una expresión que mezclaba el escepticismo y la ironía a la vez. – No puedo dar si quiera un sorbo cuando ya estás diciendo sandeces.

Bebieron en silencio, un trago tras otro, Jiang Cheng se servía en su taza mientras Wei Wuxian descaradamente bebía directo de la botella.

- ¿Otra...?

- Jin Ling – Interrumpió secamente.

- ¿Eh? ¿Qué pasa con... tu sobrino? – Apenas dijo lo último y se hizo notorio el desaire en Wei Wuxian, de nuevo la mirada de su otrora hermano se fijó en el con expresión seria, pero serena.

- Habla de ti todo el tiempo... Bueno, no, más bien impone opinión sobre ti a los demás.

- ¿Qué quieres decir? Vaya, después de todo parece que dejé una gran impresión en el muchacho... – Empezaba a ufanarse, pero la helada mirada de su interlocutor le hizo ver que se estaba pasando de la raya. - ¿Y entonces? ¿Qué tengo que ver en eso? Me he estado portando bastante bien.

- Sí, eso me consta, desde que estás con Hanguang Jun tu fama y tu nombre se han desdibujado del colectivo y el Patriarca de Yiling empieza a parecer más una antigua historia de ancianas.

- ¡Así es, así es! Yo me he portado bien, mejor cada día, me atrevo a decir. En todo caso es Lan Zhan quien... - Fue bajando la voz poco a poco, mostrando una mueca de incomodidad en su rostro, pues habían pasado ya 2 días desde la última vez que se vieron con su alma gemela, 2 días desde la última vez que estuvieron juntos y posiblemente (si no descansaba en el camino) le tomaría al menos 1 día más el poder volver a su lado... 3 días ausente, la penitencia que debería pagar por tan prolongada ausencia hizo que de manera inconsciente sobara su espalda baja.

- ¿Estás bien? ¿Pasa algo con Hanguang Jun? – Inquirió Jiang Cheng con gran extrañeza.

- Ah... No, no, nada – Sonrió nerviosamente y pensó para sí "lo mejor será enfocarme en esta conversación, no quisiera que además Jiang Cheng me diera una paliza, definitivamente viajar golpeado y además pagar penitencia con Lan Zhan no es opción ¡Estoy rodeado de tiranos!". – Entonces...

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