Amor y Licor

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Las luces parpadeaban, la música resonaba en los oídos de todos, la gente bailaba y otros tantos fumaban. El ambiente era el digno para ser una fiesta universitaria.
Gon se había escapado de Killua por dos razones; la primera: no quería verlo besar a Mía, la segunda; deseaba ahogar sus penas en alcohol.

Comenzó a tomarse el ponche que había en una mesa y luego comenzó con tragos más fuertes. Se encontraba totalmente fuera de sí mientras buscaba a los gritos a su amigo.

-¡Killuaaaaaaa!-

-¡Killuaaaaa!-

Mía escuchó cómo llamaban a su novio a lo lejos mientras se besaban en el baño. -Oye... Te están buscando.-

-No me importa.- Siguió besando el cuello de la chica cuándo escuchó la voz de Gon. -¡Killuaaaaa!-

-Me tengo que ir un rato Mía...-

-Te espero.-

El albino acomodó su ropa y salió en busca de Gon que se encontraba llorando.

-¡Killua!- Corrió hacía él y lo abrazó con todas sus fuerzas. -Hueles a mujer... Iugh- El moreno hizo una arcada asustando al albino.

-No me vayas a vomitar encima Gon... O te mato.-

-No lo haré.- Se quedó pegado a su cuello y lo besó tiernamente asustando a su amigo.

-Basta Gon... No estoy para jueguitos.-

-Vamos a bailar Kirua.-

-Ya ni puedes pronunciar bien las palabras de lo ebrio que estas, vamos al departamento.- Tomó a Gon de la muñeca y comenzó a arrastrarlo hasta la salida.

-Te amo Killua, te amo con todo mi corazón.-

En ese pequeño instante el mundo dejó de funcionar. ¿Había escuchado bien? Se dió vuelta y vió a Gon completamente sonrojado intentando mantenerse de pie.

-G... Gon... Estás ebrio.- Trató de sonar lo más serio posible para no caer en la locura.

-Te amo Killua... Eres el chico más lindo de todos.- Gon lo abrazó con fuerza y comenzó a besarle la mejilla tal cómo lo había hecho a los 17 años en su graduación.

-Voy a pedir un taxi Gon.- Estaba seguro que le decía eso porque estaba muy borracho.

Mía salió del baño y encontró a su novio en apuros; estaba tratando de zafarse de un Gon borracho mientras este lo abrazaba efusivamente.
Killua la vió a lo lejos y le hizo una seña de que pidiera un taxi, la chica obviamente le hizo el favor, pero cuando le iba a avisar que estaba hecho, ellos ya no estaban.

Gon había arrastrado a Killua hasta la pista de baile y había comenzado a bailar provocativamente. Terminando con los nervios del peliblanco.

-Gon... Basta...-

-¿No te gusta Killua?- Rozaba sus cuerpos con lujuría mientras lo miraba fijamente al rostro. -Tú me gustas mucho Killua.-

Listo, ya no podía resistirlo más. Killua se separó de él y se alejó lo más rápido que pudo para no llorar en público, esto debía ser una maldita broma.

Se sentó en el césped fuera del patio y sintió cómo unos brazos conocidos lo enrollaban por los hombros.

-Mía... Sácame de aquí por favor.-

-¡No soy ella!- Gon lo había seguido y había comenzado a llorar por tal ofensa que había recibido hace unos segundos.

-¡Dijiste que íbamos a estar juntos siempre y me cambiaste por una cara bonita! ¡Te odio Killua!-

-¡Eres un idiota Gon!- Comenzaron a salir lágrimas de sus ojos, eso no podía estar pasando. El moreno se ofendió y secó su lágrimas para acercarse sutilmente a Killua, pero este se paró de golpe y escapó de él.

-¡Killua no me dejes! ¡Yo te amo! ¡Estoy enamorado de ti!- Por fin lo había dicho.
Gon se sentía libre por primera vez en mucho tiempo, pero Killua sentía cómo un peso caía sobre él y explotó. -¡Estuve enamorado de ti desde los catorce años y nunca te dije nada para no arruinar tú felicidad! ¿¡Por qué tienes que ser un maldito egoísta!?- Cayó de rodillas al suelo mientras las lágrimas le impedían respirar con normalidad.

Gon no tenía contemplado eso. Si hubiera sabido que Killua estaba enamorado de él desde los catorce años las cosas serían completamente distintas ahora. Corrió hacía él y se arrodilló tomándole las manos con cuidado.

-Entonces huyamos juntos Killua...-

La boca del albino tiritaba, no tenía fuerzas para enfrentar una situación cómo esa. -No puedo... Realmente me enamoré de Mía.- Esas palabras hicieron trizas el corazón de ambos jóvenes.

Gon salió corriendo y se subió al taxi que acababa de llegar mientras las lágrimas caían por su rostro sin remedio. El pecho le dolía, le quemaba. Sentía un dolor completamente incomparable a los que había sentido antes... Había perdido a Killua para siempre y estaba consciente de eso.

El frágil cuerpo de Killua no paraba de temblar sobre el frío césped mientras las interminables lágrimas mojaban su ropa. Se paró cómo pudo y se dirigió por las calles sin rumbo abandonando la fiesta.

Quiso buscar consuelo en el cielo y se topó con una noche estrellada, un hecho bastante irónico ya que vivía la noche más oscura de su vida. Su cuerpo temblaba de frío o de dolor, no lo tenía claro pero no le importaba. En sólo cuestión de segundos había perdido a Gon para siempre y no sabía cómo vivir con ello. ¿Por qué tuvo que conocer a Mía? Todo hubiera sido más fácil si ella no existiera, no. Todo sería más fácil si él no existiera.
Pegó un grito ahogado y se tiró sobre la banca de un parque.
Si tan sólo le hubiera dicho sus sentimientos a Gon antes, ahora estarían juntos, pero lamentablemente el hubiera no existe. Y ahora se encontraba en una plaza, solo, triste y con una enorme grieta en el corazón.

Sabía que debía pensar con claridad algún día, pero ese no era el momento. Ahora solo tenía ganas de llorar.

Su corazón estaba confundido entre la tierna chica que le brindaba amor y alegría, y el chico, que entre llantos, se acababa de llevar su alma en un taxi.

No Correspondido (Killugon, Gonkillu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora