Martina en multimedia (Rowan Blanchard)
Suspiré, y revisé la hora por vigésima vez, en este minuto. ¡¿Cuánto puede tardar en vestirse?!
-¡Tami nos vamos a ir sin tí!-Anunció a gritos Bruno.
-¡No, no lo harán!-Nos llegó una melodiosa voz de arriba, leído así para que nos hablaron los ángeles, pero mi hermanita no es ningún ángel.
Marco y Cristina ya empezaron a jugar "Silencio", sí ese absurdo juego de manos. Tomás sacó su celular y está leyendo. Bruno también sacó su celular pero está conversándo con alguien. Y yo... yo estoy "mirando a la humanidad" como diría Mafalda (Estoy viendo a una mosca tratando de salir por una ventana cerrada, y cada vez que trata se choca y lo vuelve a intentar)
Me quedé como boba mirando a la mosca (Hasta la nombré: Twitch) con la boca entre abierta, y los ojos muy abiertos. Okay, lo admito también traté de comunicarme telepáticamente con ella.
-¿Nos vamos ya?-Preguntó Tami bajándo las escaleras, mientras se hacía una cola de caballo
En unos minutos estabamos en el auto de Bruno, de camino al Mall a comprar una nueva mesa para la cocina. Y talvez un par de helados.
-Me estás enterrando tu codo en mis costillas-Dije entre dientes a Cristina
-Chillona-Me respondió, retirando su codo
-¡Bruno!-Llamó Tami-¡Marco me está molestando!
-¡No es cierto!-Se defendió Marco, estiré el cuello para verlos: el dedo de Marco estaba a milímetros del hombro de Tami pero no la tocaba
-¡Deja de hacer eso!-Ordenó Tami
-¡Ni te estoy tocando!
-¡Eres un inmaduro!
-¡Cállense los dos!-Gritó Bruno, Marco bajó su mano
Bruno iba conduciendo, Tomás a lado suyo en el asiento delantero, Marco, Tami, Cristina y yo vamos atrás.
Tami sacó de su bolsa un paquete de chicles, y bajo la mirada suplicante de Marco se lo llevó a la boca
-¿Tami, querida?-Dijo Marco, una sonrisa se abrió paso en el rostro de Tami
-Dime, Marco querido
-¿Me das un chicle?-Tami se llevó otro chicle a la boca, din dejar de sonreir
-No
Marco trató de matarla con la mirada
-¿Ah, sí?-Empezó a decir Marco, Tami asintió con gesto burlón-Pues yo soy un adulto, y puedo comprar chicles cuando quiera, y helado, y chocolates, y pizza y muchas cosas más que NO te voy a dar.-Volvió a poner su dedo cerca del hombro de Tami, esta vez con sus ojos bien abiertos, y sin pestañear mantiene su mirada fija en ella.
-¡Deja de tocarme!
-¡No te estoy tocando!
-¡Deja de mirarme!
-¡No te estoy mirando!
-¡Sí me estás mirando!
-¡Sí te estoy mirando!
-¡Deja de hacerlo!
-¡Dame chicle!
En ese momento Cristina levanta su trasero del asiento para encender la radio. Soda Stereo empieza a sonar (Persiana Americana). Bruno le sube el volumen al máximo y empieza a cantar a gritos, quiza para no escuchar los gritos de Marco y Tami.
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La guía del buen vecino
Humor1era Parte: La semana de bromas-Martina No, no es una de esas historias en las que un chico llega al vecindario y lo odio al principio porque es un idiota pero luego me enamoro de él, para empezar todas las chicas que se enamoran de idiotas son unas...