Fue el peor día para Teresa Lisbon Jane. Primero, luego de dejar a su hija en el jardín de infantes, al llegar a la oficina, los ánimos estaban agitados y ambos se dieron cuenta que había un caso conectado. Efectivamente, apenas se pudo sentar en su escritorio porque Cho ya les estaba explicando el caso, donde el secretario de un importante empresario fue hallado muerto en un callejón, por lo que fue inmediata la salida al campo. Después, la visita a un testigo resultó en un tiroteo, donde casi le roza una bala (y gracias a Dios, Jane ya estaba fuera de servicio, recogiendo a su hija del jardín). Y luego, un terrible dolor de cabeza, producto de la baja de adrenalina. Lo único bueno es que Wylie le compró un café por iniciativa propia y estuvo muy agradecida. Pero lo único que quería llegar a su casa. Subida a su 4x4, recibió una llamada de su esposo, que con el altavoz la contestó.
-Hola, amor. -Saludó ella con una mezcla de cansancio y alivio.
-Hola mami. -Teresa sonrió y se le iluminó la cara. Aunque esperaba escuchar la voz de Patrick, la infantil voz de su hija la inundó de paz.
-Hola, hermosa, ¿cómo está la nena más linda de todas?
-Bien. ¡Papá ta jugando conmigo a las princesas!
-jQue bien! Cuando llegue a casa también quiero jugar.
-¡Sii! -Del otro lado se escuchó la voz de Jane que le decía que le pase el celular. -Mami, te paso con papá. Te amo.
-Te amo, hermosa.
-Hola, princesa. -Teresa sonrió y una nueva oleada de paz la llenó otra vez.
-Hola amor.
-¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?
Sabía que no era una pregunta por costumbre o cordialidad. Seguramente Cho y Wylie le habrán contado del tiroteo y habrá estado preocupado todo el día.
-Sí, no fue nada, Jane, la bala no me tocó.
-Lo sé, Cho me dijo que fuiste rápida y te tiraste al suelo justo a tiempo. Y no lo juzgues, yo lo llamé por algo del caso y me avisó del tiroteo.
-Estoy bien, solo quiero llegar a casa y estar con ustedes, los extraño.
-Nosotros también. Escucha, tengo dos opciones para cocinar, spaguetti o carne al horno, tú eliges.
-Mmm, no, una pizza y unas cervezas. Quiero llegar y acurrucarme en el sillón y mirar la serie.
-Excelente plan. Te amo, hermosa. Te estaremos esperando con las pinturitas de princesas.
Teresa se río, imaginando la cantidad de pintura de princesas que su hija le habrá esparcido en la cara de su padre.
-Te amo, Patrick. En unos minutos Ilegaré. -Dijo y cortó la llamada, mientras doblaba una esquina.
Patrick inmediatamente llamó a un pequeño restaurante cerca de la cabaña y pidió pizzas, cervezas, una soda de cola para su hija y helado. Luego, se sentó a esperar, mientras la pequeña Katy seguía haciendo arte en su rostro.
La llamada lo relajó un poco. El miedo de perderla nunca se fue, aprendió a convivir con él. No era un miedo irracional, era lo más normal del mundo. Ella misma le había dicho que siempre había riesgos y es verdad, siempre los hay, pero uno no puede vivir pensando en esos riesgos, es mejor vivir el aquí y ahora. Aún así, cuando Teresa se encontraba en una misión encubierta o en un allanamiento peligroso, o como este caso, en medio de un tiroteo, no podía evitar sentir pánico. Asimismo, usó todos sus trucos para estar tranquilo por su hija, y buscó en ella su refugio para que su mente no vaya por lugares donde no debería ir.
Teresa estacionó su camioneta y caminó hasta la cabaña, y unos pasos antes de llegar a la puerta, ésta se abrió, y Jane con su hjja en brazos salieron a recibirla. La pequeña se bajó del brazo de su padre apenas vio a Teresa y corrió los pocos pasos al grito de Mami, seguido de un fuerte abrazo. Ella la cargó en sus brazos y caminó hacia su esposo, que la abrazó por la cintura y se besaron brevemente, mientras su mascota ladraba de alegría ante la llegada de su dueña.
-Pizzas y cervezas para tí. -Le anunció Jane, mientras la ayudaba a sacarse su chaqueta.
-¡Y helado mami! ¡Compró helado de chocolate!
-Mmm, bueno, pero solo un poquito para tí. No quiero que te haga mal.
-Sí, mami. -Y la pequeña puso los ojos en blanco. Jane no pudo evitar reírse.
-Es una mini Teresa. -Comentó.
-Cállate. -Dijo riéndose y lo besó. -Necesito una ducha, estaré con ustedes en unos minutos.
-Bien.
Una vez bañada y cambiada, desde la habitación escuchó las risas su hija y marido en la sala de estar. Muy despacio caminó hacia allí y los encontró en el sillón. Katy sostenía una muñeca y la hacía caminar por los rizos de su padre. Los observó durante unos minutos y su corazón se calentó. El amor que destilaban los ojos de Patrick al mirar a su hija era difícil de dimensionar, y la alegría de Katy en los brazos de su padre llenó su interior. Suspiró tan enamorada de su familia y puso los ojos en blanco cuando sintió una emoción repentina y ganas de llorar. Al parecer, sus emociones decidieron quedarse a flor de piel desde el embarazo.
Patrick se dio cuenta de su presencia y sonriendo, la miró y le hizo un gesto con la cabeza, para que se uniera a ellos. Teresa se acercó y agarró a su pequeña de ojos azules verdosos, y se sentó con ella en su regazo. Al tiempo, Patrick fue a buscar las pizzas y las bebidas.
-iMamí! -Exclamó la pequeña Katy. -¡Mira, mira lo que dibujé!
La niña extendió sus manitos hacia su madre con el papel ligeramente arrugado. Teresa sonrió y se sentó a su lado, alisó el papel y miró cariño el dibujo.
-Esta soy yo. -Señaló. -Este es papi y esta eres tú. Este es Bobby. Esta es nuesta casa y el sol. -Explicó Katy con alegría.
-iQue lindo, mi amor!
Jane llegó hacia ellas y comenzaron a comer las pizzas y aunque tenían la televisión prendida, lo que menos hacían era prestarle atención.
-¿Qué tal tu día? -Le preguntó Teresa.
-Bien, estuve pensando varias teorías sobre el caso. Hay algo que no vi en la escena, creo que vamos a tener que volver. -Ella asintió. -Paseamos a Bobby por el jardín y básicamente fui una princesa hasta antes de que llegaras. -Ambos rieron mientras comían las pizzas. -Deberias haber visto la cara del chico que trajo las pizzas cuando me vio pintado y con una corona de plástico en la cabeza.
Volvieron a reír, y siguieron charlando y comiendo, compartiendo anécdotas y riendo de las ocurrencias de Katheryn, hasta que se durmió en los brazos de Teresa.
-Estuvo activa todo el día, la venció el sueño. -Susurró Patrick.
-Pobresita. La llevaré a su cuarto.
La cargó hasta la habitación y la depositó suavemente en la cama, la arropó y le dio un beso en la frente. Los ojos esmeralda de Teresa estaban iluminados por el amor y la ternura al vez a su hija descansar. Su corazón está entregado a esa pequeña niña rubia y fuerte. Volvió a la sala y Patrick la estaba esperando con un tazón grande de helado. Ella se sentó en su regazo y agarró una de las dos cucharas que Jane había traído, pero él se la quitó y negó con la cabeza.
-Creo que es mejor ahorrar.
Dicho esto, le dio una buena cucharada al helado y se lo llevó a la boca. Teresa lo entendió rápidamente y atacó su boca en un beso lento y cargado de helado.
-Mmm, sí, es mejor ahorrar. -Estuvo de acuerdo ella. Patrick la miró largamente y luego le susurró al odio.
-Te amo, princesita enojada.
Ella sonrió y lo besó tiernamente.
-Te amo, Patrick. Te amo mucho.
Siguieron besándose hasta que terminaron el helado entre besos y risas. Luego se fueron a la habitación y se durmieron abrazados. Mañana sería otro día para la familia Jane.
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The Mentalist Shots
FanfictionEste libro contiene un compilado de one shots sobre la serie The Mentalist, escritos todos por mí. Son escenas y momentos que me hubieran gustado que pasen en la serie.