Viviendo entre sombras

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Disclaimer: Ni Evangelion ni sus personajes me pertenecen.

Viviendo entre sombras

Agotada, sintiendo el cansancio acumulado encima de ella que crecía cada día, Asuka no pudo hacer más que soltar un largo suspiro ante su incapacidad para descansar. Así pues, como ya le era costumbre, siendo su único escape de esa maldita realidad, la pelirroja apretó con una rapidez casi mecánica los botones de su consola de juegos, al saberse, de memoria, todas las maneras de ganar sin fallar.

Los sonidos de su videojuego, llenando el ambiente silencioso con un poco de música, le suministraron de un ápice de vida a la callada casa de Kensuke, la cual; pese a darle hospedaje otra vez a la germana, al no pronunciar Asuka ni una palabra, daba la impresión de no estar allí. Y es que si bien físicamente sí se hallaba ahí, su mente, encontrándose en otra parte, era la razón de su profunda abstracción.

Bufando de nuevo, harta de fingir que nada sucedía, Shikinami dejó de jugar colocando su juego en la cama antes se girarse para sentarse en el colchón. Kensuke, sin romper su rutina, se había marchado temprano por la mañana para encargarse de una de sus muchas tareas cotidianas en la villa, dejándola, para su fastidio, al cuidado del mocoso idiota que no hacía nada más que respirar y lamentarse.

Para cualquier otra niñera en su posición, vigilar a un niño así de quieto y mudo hubiese sido una maravilla; no obstante, para Asuka Shikinami, su ira y cólera no dejaban de aumentar con cada segundo que pasaba sin que Shinji dijese algo. Ladeando su cabeza a un costado, mirando su vieja muñeca reclinada en su almohada, la piloto de la Unidad 02 no se resistió a la tentación de tomarla y usarla.

– Maldito mocoso–a pesar de ser una mujer cercana a los treinta años, aprovechándose de su apariencia infantil, Asuka le planteó una pregunta a su marioneta que le miraba con sus ojos azules, cuya pintura desgastada, sin duda alguna, evidenciaba el paso de las décadas– ¿por qué debo ser yo la que lo cuide?

Obviamente, sabiendo que no recibiría ninguna contestación, Asuka se vio obligada a hablarse a ella misma.

– Nunca debieron haberlo sacado de la Unidad 01, al menos allí ya no causaba más problemas...

Levantándose, sintiendo el piso helado a través de sus pies descalzos, Asuka lanzó su marioneta a su litera en tanto se acomodaba su chaqueta. No siendo la primera vez que visitaba el hogar de Kensuke para pasar una corta temporada, Asuka, mirando los alrededores con detenimiento, podía darse cuenta de las nuevas adquisiciones que Kensuke iba recolectando mientras ella permanecía en el Wunder.

Miró baterías recicladas de automóviles, aparatos electrónicos dañados y demás herramientas que encontraron un sitio donde ser colgadas en las paredes. Pese a tener varios años de conocerlo, Asuka, arqueando una ceja, pensaba que Kensuke nunca dejaría de coleccionar chatarra en sus ratos libres. De seguir así, creyó Asuka, irremediablemente se quedaría sin espacio para sí mismo en su propia morada.

Sin embargo, no tratándose del origen de su malhumor, Asuka dejó de pensar en Kensuke al divisar en la mesa de la cocina el plato con comida, que Shinji, una vez más, ni siquiera se atrevió a tocar. Apretando los dientes, enfurecida al no tener la oportunidad de probar bocado, Asuka caminó hacia aquel tazón tomándolo con una premura casi sobrehumana. Ese idiota, lo quisiese o no, se comería todo aquello.

Ella se encargaría que así fuese.

Girándose, dirigiéndose hacia la salida, Asuka se colocó el par de sandalias improvisadas que Kensuke, unos cuantos años atrás, le había manufacturado con el caucho de dos neumáticos viejos. Y justo al levantar la mirada, viendo el pomo de la puerta esperándola, la pelirroja, como si se encontrase ante un monstruo que le era imposible de vencer, se detuvo en seco al darse cuenta de lo que haría.

Viviendo entre sombrasWhere stories live. Discover now