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Serendipia: Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta.
La alarma me avisaba que ya era hora de tener que levantarme, había tomado una pequeña siesta para poder despejarme y descansar un poco del ajetreo universitario.
En unas horas ya tenía que partir a mi trabajo que asistía los martes, jueves y sábado, pues lamentablemente no pude conseguir la beca universitaria que cubría el total del costo de la carrera, por lo que tuve que recurrir a apelar a la que cubría la mitad de esta, así que lo demás tenía que costearlo como podía.
Mis padres quisieron de que alguna u otra manera trabajara, según ellos así podía vivir lo que en "realidad" era la vida adulta y las responsabilidades. Si bien, creo que tienen mucha razón, lo malo es la forma de llevarlo, mi madre desesperada en que consiguiera dinero para costear mis estudios y así contribuir a la casa, ya que el trabajo de mi padre era algo miserable, hizo que terminara trabajando en el bar nocturno del centro de Tokyo.
No era de los lujoso y de calidad, pero si me había dado cuenta que era donde los negociantes y gangster de la urbe realizan sus negocios tranquilamente allí, de hecho, mi jefe es uno de los tanto que mueve el comercio ilegal ahí. Al comentar esto a mi madre, le dio exactamente igual, como vio que cada vez se me dificultaba conseguir empleo, me dijo que sólo me quedara allí.
"Haz oídos sordos y no se te ocurra involucrarte con nadie"
Fue lo que me dijo, mi padre no es consciente de la situación, pues mi madre me advirtió de no decirle y que cumpliera con los gastos como el gas, la luz y el internet. Pues mi hermana tenía que estudiar tranquila.
Ella sí ganó la beca de la universidad por ser inteligente.
El reflejo mío en el espejo era de alguien cansado y demacrado, pero necesitaba el dinero, así que moví mi culo hacia la ducha. Luego de ello, con la relajante espuma acariciar mi cuerpo, junto con el enjuague de agua tibia haciendo que mis músculos se les disminuyera el estrés y tensión, me fui a mi cuarto a vestirme.
El uniforme del trabajo consistía básicamente en vestidos negros apegados al cuerpo, junto con tacones a juego. Teníamos que vernos bien, pero no podíamos opacar a las bailarinas del lugar, con sus brillantes conjuntos y coloridos maquillajes.
Así que procedí a peinar mi cabello, colocarme un sutil maquillaje, el vestido sobre los muslos apegado al cuerpo, pero me coloqué unas medias muy gruesas y zapatillas, llegando allá me pondría los tacones y dejaría mis muslos descubiertos.
-Lizzy - Volteo a ver a mi costado viendo como madre estaba recargada sobre el marco de la puerta - Te he dicho mil veces que debes dejar de comer mucho a deshoras, mira aún no te adelgazan los muslos.
