Capítulo 8

57 7 0
                                    

Capítulo 8

Yo me quedé rígida al escuchar eso, no porque me chocaba el hecho de desaparecer al General, sino más bien por lo otro pronunciado por ella.

¿Mi habilidad? ¿No que todos podíamos hacer eso?

—¿Estás diciendo que solo yo tengo la habilidad de desaparecer a las personas? —Solté, desconcertada.

En el rostro de Adela se reflejaba algo de emoción ante eso, pero pude persuadir que apesar de eso había algo más, algo que no pude identificar.

—Sí, Eden— contestó.

—Pero ¡¿cómo?! ¿Por qué? —Objeté, ya algo alterada porque no sabía que solo yo, podía hacer aquello.

Tenía claro que dentro de ser una Orate era diferente porque no podía presenciar el sentimiento de la tristeza, ni mucho menos llorar, pero ¿eso también? ¿Qué otras cosas más podía hacer solamente yo?

—Pues, ya te comenté que posees el Irish, Eden. Es por eso que puedes desaparecer a las personas, esa es tu otra arma letal— ,explicó Adela, con un poco de desconcierto por el tono en el que me expresé.

Me molesté por ello, pero luego algo como que me encendió un bombillito en la frente como solía pasar en los muñequitos.

Lo solté de inmediato.

—Eso quiere decir que a las personas que desaparezco, ¿no mueren del todo?, ¿se encuentran vivas?

Tenía que saberlo, porque entonces mi tía estaba viva y yo no tenía la mínima idea.

En ese momento yo no podía ver mi rostro pero tenía tanta emoción al preguntar eso que estaba segurísima que mi rostro brillaba de esperanza.

Entonces noté que el aspecto de Harry no era para nada sereno ni nada comparado a eso, sino de preocupación, desespero y pena. Quise referirme a el, pero entonces Adela habló.

—No, Eden. Las personas que tú haces desaparecer están muertas, recuerda que es otro método de supervivencia para nosotros. Los que desaparecen, por una extraña razón no podemos deducir con exactitud cómo es que desaparecen de la faz de la tierra, pero de que mueren... mueren. —Dictaminó.

Y eso descargó la gran emoción que había desarrollado en segundos al tener esperanzas de poder dar con mi tía de nuevo, de saber que ella aún no estaba muerta.

Así que me di vuelta un tanto pensativa y algo molesta, dándole la espalda.

El hecho de que solo yo podía desaparecer a personas porque era parte del desarrollo del Irish, no era para que me alterara ni me molestara por ello, pero era una de las demás informaciones sobre los Orates que debía saber, y no se me fue dada tal información...

—¿Por qué no me comunicaste desde el principio todas las diferencias que tenía de ustedes? —Le pregunté, todavía de espaldas.

Sentí la presencia de Adela acercarse a mí así que de una manera brusca me volví hacia ella.

—Porque son muchas las cosas que siempre rondan mi cabeza, y porque solo soy una con todo esto. Es normal que se me olvide cualquier cosa.

Y era cierto, a pesar de todo seguía siendo humana, (bueno, yo me refería de esa manera porque aún no asimilaba eso de que no éramos humanos, apesar de eso ella continuaba teniendo aspectos, sentimientos y secuelas de estos) podía olvidársele cosas, porque eso era algo normal.

Así que me sentí un poquito indignada por ello.

—Discúlpame, tienes razón.

Adela seguía demostrándome ese lado afable de ella, y de alguna manera me calmaba y me hacía sentir extremadamente bien.

Me pasó su mano derecha por mi mejilla en un gesto de amor y me propinó una sonrisa.

—No te preocupes, se cuánto te ha costado asimilar todo esto.

Asumí que entraríamos en un estado de sentimentalismo nuevamente, así que solo le dediqué una sonrisa de boca cerrada, súper genuina.

Harry como siempre ya se sentía incómodo ante el momento, dispuesto a intervenir. Pero esa vez no le resultó porque yo había decidió levantar muros no muy bruscos entre Adela y yo para no agrandar el momento, porque bien sabía que él continuaba allí y que el tiempo corría bastante rápido.

Adela se giró hacia donde estaba Harry y activó su personalidad autoritaria de inmediato.

—Hay que recoger todas las herramientas, ya casi es hora de ingresar a la Cofradía.

Se limitó a tomar su pala y el rastrillo que le quedaba a su lado para echarlo en el saco donde habían sido traídos.

Harry se encontraba un poco callado, y me pregunté por qué se encontraba de esa manera.

—¿Qué pasa contigo? —Pregunté, enarcando las cejas.

Harry, genuino ante mi pregunta me observó mientras caminaba con la pala, y el pico que había utilizado antes.

—Solo observo cómo ustedes arman una escena romántica en segundos —pronunció, con esa burla que lo caracterizaba.

Reí fuerte, me causó una fuerte oleada de risa eso que Harry había dicho.

—En serio que... Jaaja... eres... JAJAAJA... eres un estúpido ajaja...

Adela no le había causado risa eso, pero sí había soltado unas cuantas cuando me dio ese ataque a mí.

La verdad es que yo me reía bastante, a menudo reía mucho, por absolutamente TOOODO. Solo que todo lo que había pasado con mis padres, mi tía y todo lo que sabía ahora sobre mí, me había apagado fuertemente, ni siquiera reía la mitad de lo que reía antes, y creo que eso ya lo sabes porque hasta ahora es cuando te lo cuento, y he explotado en risas.

Me encantaba reírme, era una de esas chicas que cuando alguien me miraba mucho, obviamente una mirada totalmente normal, explotaba en risas, si no me mirabas, también... En fin, reía por todo. Pero ahora no era así, o al menos por un breve tiempo, porque tal vez ya estaba volviendo esa Eden de antes.

También entendía que Harry y Adela estaban siendo mis amigos y cómplices de desgracias ahora, y efectivamente nunca he sentido confianzuda, me tomaba un tiempo tomar mi postura verdadera.

—Es momento de que nos larguemos de aquí y nos demos una gran noche—, comentó Adela, con un gran ánimo.

—¡Sííí! —soltó Harry, emocionado al máximo.

Ellos estaban súper contentos al parecer, pero en el fondo yo no lo estaba, porque justo hoy toda mi vida se tornaría una puta de mierda, pero por otro lado sí me sentía bien, porque los tenía a ellos, porque sé que ellos estaban haciendo un gran esfuerzo por hacerme sentir bien mientras estuviésemos juntos, y eso era muchísimo para mí.

No creía que podíamos pasar una noche agradable como había mencionado Adela, al menos para mí, no sería una noche del todo agradable y de pura diversión.

Una vez las herramientas estaban en el saco, emprendimos la huida a la Cofradía, yo les hice esperar unos minutos para ir por mi bolso, mi celular y otras cosas más que llevaría conmigo.

Durante el camino Harry había mencionado que me esperaba un largo trayecto de viaje y que de seguro me iba a cansar bastante, así que me advertía para que estuviera consiente, pero Adela rebatió con que no quedaba ningún lejos y se creó una discusión en el trayecto del camino.

Yo me burlaba de ellos, porque Adela se molestaba de cualquier mínima cosa que Harry le decía, y pues él la molestaba aún más, a propósito.

Mientras, pensaba una vez más cómo sería aquel lugar, con qué caras me encontraría allí o por supuesto, cómo me recibirían.

Entré en una fase de conversación incómoda conmigo misma...

SUBORDINATE © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora