Su mirada me atravesaba, era intensa y se encontraba a unos escasos centímetros de mí. Su seño fruncido, su nariz puntiaguda, esa sonrisa torcida con un deje travieso hacía a Bakugo un hombre terriblemente atractivo ¿Cómo no lo había notado antes?
-Oi... -dijo sin borrar esa sonrisa de su rostro -¿Podrías servir de algo, para variar?
Sabía que no lo decía para burlarse de mí, un bloque gigantesco estaba a punto de aplastarnos y Bakugo consiguió el tiempo que necesitaba para tocar el bloque. Estiré ambos brazos, pasándolos junto a su cuello logré posar mis dedos en aquel bloque, necesitaba un par de segundos más para hacerlo flotar, eran los segundos más largos de toda la vida. Por el interior de ambos brazos podía sentir su cabello rozándome levemente, el brazo que presionaba mi hombro temblaba, igual al que sostenía el bloque, en mis caderas, sentía sus muslos estrujándome, tensándose para no causarme ningún daño, sus ojos afilados seguían allí, el resoplido cálido chocaba con mis labios... sin poder hacer nada para evitarlo un rubor poderoso se apoderó de mis mejillas, desvié un poco la mirada hacia un costado tratando de concentrarme y acabar con eso lo más pronto posible.
-¿Sucede algo, Ochako? –Su voz grave, profunda y relajada sonaba diferente, tanto que pensé que sería alguien más, volteé lo suficiente para encontrarme con sus ojos y cerciorarme de que fuera la misma persona, que pronunciara mi nombre de esa forma hizo que el calor en mis mejillas se hiciera más intenso y él lo notó.
-No, yo solo... -Me temblaba la mandíbula y él se dio cuenta de eso –El bloque... -dije al sentir que podía hacerlo flotar.
Deslicé ambos brazos de su cuello posándolos sobre mi pecho, esperando a que él se levantara, el brazo con el que sostenía el bloque ahora estaba a un costado de mi cabeza, su abdomen presionaba el mío suavemente y podía sentir cómo su pecho subía y bajaba a medida que relajaba su respiración, si prestaba atención podía sentir el latido indómito de su corazón, al igual que el mío, sus ojos parecían formular alguna pregunta por la forma en la que me observaba, la sonrisa había desaparecido, tenía los labios ligeramente abiertos por donde dejaba salir el aire de sus pulmones, flexionó ambas piernas un poco, permitiéndole elevarse un poco más hacia mí, estaba acorralada bajo su cuerpo y por instinto junté mis temblorosas piernas bajo él.
-¿Estás herida? –la punta de su nariz casi tocaba la mía, su cálido aliento se mezclaba con el mío, parecía verdaderamente preocupado.
Estaba perdida en su mirada, humedeció sus labios y no recuerdo haber deseado tanto un beso como en este momento ¿Cómo reaccionaría Bakugo si tratara de besarlo? –Pensé.
-Liberar –dije, juntando la punta de los dedos, dejando caer el muro a nuestros pies.
El gigantesco bloque hizo temblar el suelo cuando cayó, pero aquel hecho no hizo que Bakugo se inmutara ni en lo más mínimo, seguía en su misma posición y tampoco es que me quejara al respecto, no sé cuánto tiempo llevábamos en esa situación en la que solamente nos mirábamos, quizá solo hayan pasado unos segundos y solo pareciera que fue más tiempo. Su respiración ya se había normalizado, levanté ambas manos desde mi posición posándolas entre su cuello y hombros, lo sentí tensarse.
-Bakugo-kun... -dije en casi un susurro, pero él lo había escuchado.
Lo sentí aproximarse más de lo que ya estaba, Bakugo desprendía un aroma hechizante, entre el perfume que usara, el jabón de baño, o el acondicionador de cabello parecía tener un aroma único.
"Quiero besarlo"
Deslicé una de mis manos hasta su mandíbula y la mejilla, relajó sus ojos ante aquel toque e inclinó lentamente su rostro hacia la palma de mi mano, su piel era tibia, su respiración se volvió a agitar y lo escuché tragar saliva de forma pausada y sonora, lo sentí rozar mis labios con los suyos pero sin ser un beso, solo una leve caricia, solo un instante...
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Herida y Bálsamo
FanfictionNo puedes enamorarte de él -Me repetía una y otra vez tratando de convencerme, mientras me perdía en sus besos.