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—¿Y? ¿Cuál es el resultado del análisis de sangre?—. Los pasos del moreno y la rubia resonaban en los pasillos del hospital debido a lo apurados que se encontraban, observando cada pequeña sección de espera en busca de aquel que tanto mencionaba la morena en el delirio.

—Notechis, serpiente tigre. Tuvo suerte de encontrarse acompañada porque sino podría haber muerto en cuestión de minutos—. Bow no podía creer lo que estaba sucediendo.

—¿Crees que esté conectado con el caso?—cuestionó la rubia, acelerando el paso hacia la sección donde se encontraba el abogado de Lonnie, Peekablue, al que podían ver a la distancia.

—Sé que está conectado con el caso. Sea quien sea la persona que está detrás de esto, tiene una linda obsesión con los reptiles y arácnidos. En cualquier momento, puede que caiga alguien con la mordedura de una araña a punto de morir—. Aquello no le causaba nada de gracia a Adora. De por sí odiaba a aquellos animales por el asco y la repugnancia que le provocaba, el saber que había una persona por allí suelta, inyectando el veneno en otros le causaba náuseas y empeoraba su paranoia.

Llegaron al lugar, encontrándose con un muy nervioso abogado, quien se limitaba a mover su pierna de manera desenfrenada y morder sus uñas.

—Señor, un gusto conocerlo. Somos los oficiales a cargo del homicidio de Blackgarnet—. Estrecharon manos con el hombre, tomando asiento frente a él.

—Lamentamos la situación en la que se encuentra su cliente. ¿Podría decirnos lo que hicieron durante el día? Para encontrar evidencia suficiente.

—No hay problema, oficial. Estuvimos haciendo trámites todo el día, la oficial Glimmer nos llamó a la comisaría para escuchar más detalles sobre el caso y luego de eso buscamos un lugar a alquilar para que la señorita Lonnie pueda quedarse. Una vez llegamos a mi departamento, ya que ella quería ducharse antes de seguir el día, simplemente se sentó en el sillón y me comentó que se sentía mal, que su cabeza le dolía. Le tomé la temperatura, pensando que tal vez había agarrado un resfrío, pero se encontraba helada, a pesar de que decía tener calor. Luego llamé a la ambulancia y pudieron atenderla a tiempo.

—Hizo bien en llamar a la ambulancia—aduló la rubia—. Deberíamos dar una advertencia de ante cualquier síntoma de enfermedad, recurrir inmediatamente al hospital más cercano—dijo, esta vez, dirigiéndose a su compañero.

—Esa no es mala idea. Lo comentaré con Netossa, así podrá conversar con la alcaldesa Angella para hacer un anuncio publicitario—. Bow simplemente se retiró del lugar, dejando a Adora junto al abogado de Lonnie para continuar con la recopilación de la evidencia.

—¿Puedo saber por dónde buscaron alquiler?

—Buscamos por internet. Mientras yo conducía hacia mi departamento, ella chequeaba distintos monoambientes cerca de la comisaría.

—Dice que se encontró con la oficial Glimmer—dijo, anotando las respuestas de Peekablue en un pequeño cuaderno—. ¿De qué hablaron, específicamente?

—Tenía muchas dudas sobre mi cliente. Debido a su testimonio—la señaló con la cabeza de manera respetuosa—, la oficial creyó que la conversación entre usted y Lonnie fue un acto cómplice del asesinato. 

—¿Cómo?—. Adora no creía lo que escuchaba.

—La oficial cree que Lonnie es cómplice de Catra en el asesinato de la señorita Blackgarnet—. Procesando lo que acababa de escuchar, comenzó a atar cabos, pensando que las dudas de Glimmer venían de una fuente objetiva. El constante dicho de Lonnie "Catra jamás haría eso" y el hecho de que no hubiera ingresado al local antes por la breve conversación que había tenido con la morena, tenía mucho sentido.

Sacudió su cabeza. Por más pensamiento lógico que sea, sabía que Catra jamás asesinaría a alguien, y mucho menos a Scorpia, que le contó había sido una gran amiga para ella.

—¿Cuánto tiempo les llevó aquella conversación?—continuó.

—Unos... 40 minutos, aproximadamente—. Asintió con la cabeza, dando por finalizada la charla con una simple despedida.

—Muchas gracias, señor. Nos mantendremos en contacto.

Continuó su estadía en el hospital el tiempo necesario hasta que Lonnie despertase, debido a que quería saber cómo se sentía, para no dejarla sin guardia.

Era obvio que aquello, si no fue una advertencia, fue un intento de asesinato, por lo que no podía dejar a la testigo a su propio cuidado, y mucho menos en aquel estado.

¿Diga?

—Catra, soy yo. Esta noche no podré volver a casa, atacaron a Lonnie—. Un silencio corrió por la línea. La rubia levantó una ceja, observando la pantalla del celular creyendo que se le había apagado—. ¿Catra, estás ahí?

Sí, lo siento... Fue una repentina noticia, y el que no tengas tacto fue un bono—. La escuchó desanimada, pero siguió.

—Procura darle de comer a Swiftie, por favor. Puedes cocinarte lo que desees, seguro cambiaré turnos con Bow a eso de las 3 o 4am, así que no te alarmes cuando llegue.

Está bien.

—Y no olvides ponerle pestillo a la habitación cuando vayas a dormir.

Sí, mamá—. Adora no pudo evitar soltar una pequeña risa. Hace mucho no se preocupaba tanto por alguien, mucho menos por una vieja amiga quien ahora era sospechosa principal de un asesinato.

—Cuídate y cierra todas las ventanas, por favor. Lonnie está en una camilla de hospital y lo que menos quiero es que tú seas la que sigue.

Te prometo que me cuidaré muy bien.

—Está bien, adiós—cortó la llamada, respirando una vez más de manera profunda.

Le veía el lado bueno, al menos esa noche no tendría pesadillas.

Detrás de rejas [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora