Capítulo 15

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Es un +18, léanlo bajo su responsabilidad, no quiero malos comentarios a menos que sean de forma crítica y con respeto, con gusto recibiré sus opiniones, es la primera vez que escriba algo así y la verdad tengo los nervios al tope. Espero sea de su agrado. <3
Advertiré de nuevo cuando empiece esa parte.

Se separaron falta de aire y por inercia buscaron los ojos contrarios e inmediatamente sonrieron tontamente.

- Deberías de hacer eso más seguido – dijo en tono burlón el italiano.

- Gilipollas – murmuró el ojiazul separándose de la camilla y sentándose en una silla de al lado.

- Yo también te amo – sonrió.

- Si, si lo que tú digas – hizo un ademán con la mano restándole importancia, aunque su cara decía todo lo contrario, seguía sonrojado.

- ¿Cómo llegue aquí? – soltó de la nada, provocando que el ojiazul se tensara ligeramente.

- Joder, como te gusta romper momentos bonitos.

- Pero si tú... – fue interrumpido

- Esta bien, está bien – suspiró – Pogo tomo el control de tu cuerpo, fuiste a casa de Horacio, chocaste, tiraste el umbral y entraste por la puerta trasera, pero no había nadie, así que te encontré en su sótano, con heridas y te traje aquí.

- ¿Hablaste con él? – Gustabo no respondió, obviamente no quería hablar del tema. – Gustabo, ¿Qué pasó?

- No, te encontré inconsciente – soltó después de varios segundos.

- No me gusta que me mientan, Gus – trató de decirlo de una manera suave para que el rubio se sintiera seguro de contar lo que pasó, pero lo único que consiguió fue ponerlo nervioso, el cual recordó que esas mismas palabras fueron dichas por Pogo.

- ¿Quién eres? – Tenía que asegurarse.

- ¿Cómo que quién soy?

- Que ¿quién eres? – preguntó levantando la voz más de lo normal y más demandante.

- Toni – Comprendió por qué preguntaba – Soy yo, Gustabo – Extendió su mano para tomar la del ojiazul.

- Bien – dudó un poco, pero al final tomo la mano contraria entre las suyas – Hablé con él, me pregunto por qué no está en mi cuerpo y todo eso – suspiró – está muy enojado, lo sentí.

- No sé qué decirte.

- Creo que lo mejor es que tome a Pogo de vuelta.

- No, claro que no, tú mismo me dijiste todo lo que sufriste con él, que lo tuviste por años en tu cabeza y ahora estas bien, no dejaré que pases por lo mismo, estás loco si crees que te dejaré.

- Estoy enfermo, Toni, no hay de otra, no quiero que sufras lo que yo sufrí.

- Y yo no quiero que sigas sufriendo.

-Toni... – suplicó con la mirada.

- No, ahora tu escúchame, no vas a tener a Pogo en tu cabeza de nuevo, yo me encargaré de esto, encontraremos una solución y no admito un no por respuesta – el ojiazul bufó.

- Bien – dijo a regañadientes.

- ¿Ya podemos irnos a casa?

- No lo sé, deja voy a preguntar.

Sin más, se levantó de su asiento soltando la mano del italiano y fue en busca de algún médico o enfermera para pedir autorización a su salida.

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