El mundo mágico estaba en aparente calma después de la muerte de Voldemort, pero la realidad era que algunos mortifagos seguían sueltos.
Los magos y brujas de la orden del fénix que murieron, habían sido enterrados y les habían dado una ceremonia en su honor.
La mayoría de la comunidad estaba en fiesta, logrando que los muggles se dieran cuenta de todas las cosas "mágicas" que pasaban.
Pero las personas que en verdad estuvieron cerca no podían festejar, aún tenían dolor por perder personas amadas.
En Hogwarts las clases se habían suspendido, el director había dicho que por ese año todos pasarían, pero regresando tendrían un examen para saber en dónde iban a requerir clases extra.
El castillo casi estaba vacío de no ser por Ron, Hermione, Blaise, Severus, la enfermera, Dumbledore y yo.
Severus no se despegaba de Harry, las pocas veces que se iba era porque alguien más lo obligaba a ir a tomar un baño, pero tenía miedo de perderlo, y nadie se lo podía reprochar.
Ese día había sido horrible, ver cómo mi padre intentaba entrar en la habitación derrumbada, lastimándose sus manos, ignorando a mi madre, jamás lo había visto así.
Decidí quedarme en el castillo para apoyar a mi padrino, además Harry me había ayudado a estar con Blaise, así que le debía eso.
El ministerio había abierto el caso de nuestra familia para ver si éramos mortifagos o sólo estábamos encubiertos, y para mí sorpresa Dumbledore había hablado a nuestro favor, así que sólo estábamos esperando la resolución del caso.
No había regresado a casa, pero sabía que algo pasaba, algo había cambiado en ellos.
—Draco, ve a dormir, yo me quedaré a su lado.
La voz de mi padrino hizo que regresará a la realidad, negué con la cabeza sonriéndole.
—Estoy bien, sólo estaba pensando en mis padres. —Al ver qué me mira extrañado continúo, —jamás había visto a mi padre así, desde ese día se que ellos no están bien. Intente hablar con mi madre, pero dice que todo está en orden. —De mi boca sale una risa sarcástica, —sé que no es así. Ellos ya no se miran, y se evaden la mayoría del tiempo.
—Tal vez sólo necesiten tiempo.
—No padrino, algo cambio.
Nos quedamos callados por unos minutos, disfrutando de esa tranquilidad, viendo como el semblante de Harry es relajado, su vientre creció más, han pasado 3 semanas desde ese día y sabemos que el día del parto se acerca, pero sigue sin despertar.
De pronto la alarma de intrusos suena por todo el castillo, saltamos de nuestros asientos con las varitas en alto, segundos después la enfermera también se nos une.
—¿Quién se atrevería a venir? —Su voz es firme, yo miro de reojo a Severus, y veo que está apretando mucho la varita.
—Ustedes quédense aquí, yo iré a ver qué ocurre.
—Lo cuidaremos. —Decimos al mismo tiempo la mujer y yo.
Él asiente y con varita en alto sale de la enfermería, nos quedamos esperando algún movimiento, pero nada ocurre. Veo como ella se acerca a la puerta, cerrándola, pone algunos hechizos y regresa.
—Debemos ocultar a Potter, llevémoslo a mi oficina.
Sin decir más lanzó un hechizo en la cama, haciendo que está se mueva, la dirigimos a la oficina, viendo que está repleta de pergaminos, frascos, e instrumentos que jamás le había visto usar.
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Del odio al amor... sólo hay un paso
FanfictionHarry Potter cursa su sexto año en Howgarts, cansado de todo lo que todas las personas esperan de él, no sabe que el destino le tiene preparado la prueba más difícil de todas, aceptar lo que esta sintiendo por su "odiado" profesor de pociones.