Sophie
Congelada.
Al salir de ese kiosko y no ver absolutamente a nadie allí el corazón se me subió hasta la garganta y dejó de latir unos segundos. Estaba totalmente paralizada y empezaba a notar mis ojos humedecerse.
¿Por qué tienes que ser tan idiota? ¿Por qué tienes que confiar en la gente que acabas de conocer? Mi respiración se volvió agitada y en mi cabeza pasaban muchas cosas a la vez.
Estaba teniendo una ataque de ansiedad en esa misma puerta.
Apoyé mi frente en la pared dejando caer mis lágrimas de la frustración, repitiendo en mi cabeza una y otra vez las mismas preguntas.
¿Por qué Sophie? ¿Que demonios te pasa en la cabeza? No conozco el pueblo, nos mudamos hace poco, y si empiezo a buscar me perderé, tampoco tengo el número de Mark.
Mark... Ya puede tener una buena excusa porque cuando lo encuentre se va a preparar.
Separo la cabeza de la pared ya un poco más calmada y empiezo a andar con prisa sin saber dónde ir, pero por mis difuntos que los encuentro. Vaya que si.
Se estaba haciendo de noche y el sol empezaba a esconderse.
Mi madre ya estaría por llegar y se daría el susto de su vida al no verme ni a mí ni a Katie.La verdad es que si no fuera por la luna no sabría situarme muy bien. Estaba refrescando mucho y con todo el dolor de mi corazón tendría que irme a casa y alertar a mi madre.
Sería tipo:
-Ah hola mamá, ¿Sabes que soy tan inútil que e dejado a Katie con un casi desconocido y ahora se la a llevado a nose dónde y no está? Irónico ¿verdad?Me di la vuelta trazando el camino vuelta a casa y empezando a reconocer las calles sentía alivio y miedo a la vez.
Pensando en la decepción, el asombro, la angustia el miedo en la cara de mi madre y lo que podría estár pasando Katie ahora mismo los ojos me ardían y las lagrimas volvían a caer mientras veía mi casa a lo lejos, cada vez más cerca.
Unos ladridos interrumpieron mis pensamientos.
Levante la cabeza y empezé a mirar a mi alrededor, venían de la barriada de atrás. Tengo buen oído.
Sonaban muy agresivos pero me parecía raro escucharlos a estas horas de la noche, así que sí un suspiro girando los ojos y corrí por donde me guiaba el sonido
Mi paso era rápido y la preocupación muy clara en mi rostro.
Las farolas empezaron a encenderse y eso era señal de que ya eran las diez, mi madre estará llegando. Estoy muy estresada y creo que es uno de los peores momentos de mi vida.
De andar rápido cambié a correr, los ladridos cada vez se escuchaban más cerca y eso me tranquilizaba un poco por alguna razón.
De verdad que no me explico cómo de tener hambre e inocentemente salir a comprar chocolate, pasé a estar a las diez de la noche, casi perdida en la calle llorando como una magdalena y con Katie pérdida.
El viento me golpeaba muy frío en la cara y más porque estaba corriendo, tener la cara llena de lágrimas tampoco ayudaba bastante.
Mi paso fué frenando al llegar al final de la calle y cruzar a la siguiente.
Alivio, era lo único que invadía mi ser ahora mismo.
Si, era Katie, con Mark. Subidos en el tejado de una casa con un perro en el suelo ladrándoles. Pero eran ellos.
Solté un suspiro y todas mi preocupaciones miedos y estrés salieron con el.
Apreté mis puños a los costados y corrí hacia esa casa con lágrimas en mis ojos cerrándolos fuertemente para intentar que no se escaparan más.
El perro al verme correr hacia esa casa tan directamente se asustó y se fué.
Me detuve en frente de aquella casa y sin decir una palabra Mark saltó del tejado que no tenía mucha altura... y me abrazó, sentí su respiración agitada y arrepentida.
Aunque estuviera muy enfadada con el, seguía siendo Mark, el chico que me gustaba y no podía evitar ponerme roja y que mi corazón latiera a mil por hora y tan fuerte que se me notara a kilómetros.
Levante mis brazos y también se lo devolví. El con su cabeza sobre mi hombro, sin soltarme, puede que tuviera tuviera miedo y frío pero se me pasó todo al instante en el que me abrazó sin ningún motivo.
-Lo siento...- dijo en un murmullo
Yo lo separé y lo miré a los ojos, casi que se me olvidaba como me perdía en ellos y que cuando los miraba no podía hablar así que dirigí mi mirada al suelo.
-No tienes que disculparte-
-Claro que si yo...-
-No- le corté -Yo no debería de haberte dado a Katie, es mi responsavilidad, y de nadie más-
El se quedó callado unos segundos y yo levanté la cabeza mirándolo fijamente. Su mirada seguí transmitiendo mucha culpabilidad. Para tranquilizarlo y transmitirle paz le di una sonrisa sincera de boca cerrada.
Mark
Ojalá ahora mismo el tiempo se congelé.
Es lo único que pido, aunque sean 10 minutos. Su sonrisa es lo único que hace que me sienta bien, me transmite tranquilidad y sinceridad.
Y... Ese abrazo. Necesitaba dárselo.
-Tengo que irme... Mi madre va a llegar, y como no me vea ni a mí ni a Katie...-
-Claro, nos vemos mañana-
Ella dió un leve silbido y Katie bajó saltando del tejado directamente a sus brazos.
De repente unos faros iluminan la calle y aparece un coche aparcando en frente de aquella casa. Sophie y yo nos miramos sorprendidos y salimos corriendo lo más rápido que podemos.
Un hombre enfadado sale apresurado con cara de viejo cascarrabias.
-¿¡Eh vosotros, que hacéis delante de mi casa!? ¡Niñatos como os pille!
Nosotras solo corríamos sin mirar atrás y nos recorrimos toda la calle girando para meternos en la siguiente.
Cuando ya no nos veían nos paramos apoyando la espalda en la pared de otra casa y respirando agitadamente.
Entre el silencio de ese momento Sophie empieza a reírse a carcajadas fuertes y me vuelve a gustar más todavía. Su risa es demasiado bonita.
Me quedó mirándola mientras se me escapa una sonrisa a mí también, parece contagiosa.
Y ahí estábamos los dos, solos en la oscuridad de la noche riéndonos sin parar y con una historia más que contar para mi hoja en blanco
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la hoja en blanco
Teen Fiction¡Hey! Detente - escuché su voz gritar a mi espalda mientras corría hacia mí - hey, ¿Pensabas despedirte?- me dijo jadeando. Claro que quería despedirme pero no podía, porque cada vez que la miraba a los ojos me perdía en ellos y no sabía volver a la...