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Observa el atardecer en las gradas del internado con un vaso de té caliente en sus manos y espera. Hoseok llegó hace un par de días y él ha decidido que es buena idea reencontrarse recién. Le ha dado su tiempo, puesto que es lo que le gustaría que hicieran con él.

Tiempo.

Son las ocho.

Si a las nueve no llega, lo dejará para la próxima.

Hoseok aparece a las ocho y media.

—Hey —saluda desde el último escalón. Él está hasta arriba—. ¿Me harás subir? —Asiente—. Bien.

Silencio. Extrañaba ese silencio.

No sabe qué decir y desearía transmitirle su apoyo de alguna forma que no sea con palabras.

Hoseok apoya la cabeza sobre su hombro. Con disimulo Yoongi respira profundo y huele.

Como a miel y flores.

Y dolor oculto.

—¿Qué tal van tus clases?

—Normal. ¿Volviste a las tuyas hoy?

—El día en que llegué. No son tan bondadosos.

—¿Qué ocurrió? —pregunta de sopetón—. Sí quieres decirme.

—Cáncer —musita.

—Lo siento mucho.

—No debes. No es tu culpa.

—¿Cómo te sientes?

Yoongi convive con el miedo de que las personas que quiere sufran, y peor aún, que sufran y no puedan sentirlo; que se distancien como él lo hace.

La mano de Hoseok encuentra la suya.

Está frío.

Está triste.

De repente, él también.

—Solo.

Esta vez se siente útil, porque puede cuidarlo mientras llora en silencio.






—Me voy del internado.

—¿Por qué?

—Me sale más barato vivir con mi padre.

—¿Ya no te irás de Byeol?

—No, nada me ata en casa.






Cuando septiembre finaliza, la madre de Yoongi llama para avisarle que la han despedido del trabajo por corte de presupuesto estatal. Le ha tocado el número ganador del desempleo y han dejado a una mujer sola con dos hijos, un recluso y un estudiante, a la deriva.

Con el dinero que le ha dejado su padre biológico Yoongi paga la universidad, y su madre se niega rotundamente a tocarlo cuando se lo propone.

Podemos mantenernos a flote mientras encuentro un empleo, hijo.

—Trabajaré para pagar el internado, mamá.

Y con sus manos inquietas y los nervios de punta camina hacia la oficia del rector.






—Bien, inicias mañana en la tarde. Debes informar sobre tus horarios de la universidad para adecuarlos a tus turnos. Te enviaré información por correo.

—Muchas gracias.






—Conseguí trabajo en una cafetería cercana —le dice a Kimma mientras la persigue por los pasillos de la universidad directo a la cafetería del lugar.

—¿No ibas a pedir empleo aquí?

—No tenían puesto.

—Que mal. —Abulta los labios—. Estarás más ocupado que de costumbre.

—Sí.

Y es probable que no pueda participar del festival este invierno.

Y es probable que no pueda participar del festival este invierno

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Astronómicamente Inexacto ♫ yoonseok. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora