No todos los días

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Salieron de la ducha abrazados mientras intentaban no caerse. Luego Gon le prestó ropa a Killua y pensó que era el chico más lindo que vería en su vida, lo mismo había pensado el albino al ver cómo Gon secaba su cabello con una toalla.

-¿Crees que alcancemos a desayunar Killua?-

-Yo ya desayuné.- Miró traviesamente a Gon haciéndolo sonrojar.

-¿Sólo puedes pensar en sexo?-

-Desde que lo hicimos, sí.-

-¿Qué le vas a decir a Mía?-

La cara de Killua cambió y el ambiente se puso tenso, Gon se arrepintió de tocar el tema al ver al peliblanco tan preocupado.

-¿Qué crees que deba decirle Gon?-

-Uhmmm, la verdad. Supongo.- Rascó su cabeza y sacó la lengua relajando de una manera extraordinaria a Killua.

-¿Y cuál es la verdad?-

Gon lo analizó un momento, quería que le dijera a Mía que estaba enamorado de él, pero no quería presionarlo a hacerlo.
Por alguna razón su mente recordó los delirios de Killua en la oscuridad de la noche y sonrió travieso, lo haría reír.

-La verdad... Que me amas, que me deseas, que eres mío y que nunca vas a amar a nadie más.-

Killua se puso completamente rojo y no entendió en qué momento Gon se había vuelto tan bueno leyendo sus sentimientos.

-Q...qué? ¿Disculpa?-

-Me lo dijiste ayer mientras te hacía el amor... En esos momentos no quería ilusionarme, pero ahora ya sé que lo decías de verdad.-

Killua se tapó la boca de la sorpresa. La próxima vez que hiciera el amor con Gon, el mismo se iba a poner una amarra en la boca para no soltar nada vergonzoso.

-¿Vamos a desayunar?- Gon besó su boca y lo arrastró hasta el comedor.

-Este último tiempo me he alimentado bien así que solo tengo algunas frutas y avena...-

-Me parece perfecto.-

Gon se preparó para hacer panqueques de avena mientras Killua lo obserbaba fijamente. Aún no podía creer que realmente estaba así con Gon, juntos, amándose cómo siempre deseó.

-Gon... Recuerdas cuando nos burlabamos de los apodos cursis.-

-Recuerdo todo lo que he hecho contigo, meloconcito.-

Killua soltó una pequeña risita que se le hizo la cosa más tierna del mundo a Gon, por esa razón no pudo resistir más y le robó un beso para correr a la cocina nuevamente.

-¿Tengamos apodos cursis? Pero muy cursis... Casi rozando la locura.-

-Killua... Haré todo lo que me pidas.-

-Esta bien mi bizcocho delicioso.-

-Y tú, mi dulce de vainilla.-

-No me avergüences... Papasito rico.-

-Tú no me avergüences, mi albino cachondo.-

-¡Gon! ¡No te pases!-

Comenzaron a reír a carcajadas, mientras sentían cómo la confianza que se tuvieron durante años volvía a estar intacta.

-Son las 9:47.- Dijo Killua preocupado metiéndose un panqueque en la boca.

-¿Te parece bien salir a las 10:20?-

-Pero nos queda un panqueque, ¿Qué vamos a hacer estos treinta minutos?-

-Besarnos.-

Killua necesitaba relajarse y la idea de Gon le parecía perfecta. Se sentó en el sofá y el moreno se acomodó sobre él para morderle la boca con cuidado.
Sin vergüenza alguna, Killua metió las manos por debajo de sus pantalones y comenzó a apretar el trasero de Gon, para hacer el beso más placentero, según él.
Las cosas se estaban poniendo calurosas cuando el timbre los interrumpió.

No Correspondido (Killugon, Gonkillu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora