dos

426 24 3
                                    

— ¿Y cuando pensas volverte? —me pregunta mi madre desde el otro lado de la línea. Me encontraba camino al departamento de Camila a devolverle el cargador de su notebook ya que la boluda se lo había olvidado ayer en mi casa cuando fue a pasar la tarde. Me decido a pasar por la panadería a comprar unos criollitos por si mi amiga quería que vayamos a tomar mates al parque.

— La verdad, que ni idea ma. —le respondo, algo distraída mientras cruzo la calle. Acá es un peligro, no me acostumbro todavía a las calles y las diagonales de Córdoba, y eso que hace dos años que vivo en la ciudad. —En un mes tengo los finales y bueno, tengo que prepararme. —cuento, recordando que debería sacar tres finales en febrero. La puta madre, quien me mandó a patear finales. —Ustedes, ¿todo bien?

— Todo bien, trabajando. Tu hermano vi que está en las sierras...—me dice.

— Sisi, se fueron hace un par de días con Pau...—le digo, mientras entro a la panaderia. Pau era mi cuñada, la novia de mi hermano.

— Si, me dijo Pauli. Porque si fuera por tu hermano no me entero, nunca me cuentan nada. —me reprocha mami, y yo rodo los ojos. Siempre el mismo cuento.

— Pero si no me pasa nada interesante ma, y lo sabes. Más sola que una planta estoy. —respondo.

— Y... ¿qué pasó con ese chico? ¿Mateo se llamaba, no? —me pregunta de la nada, no muy segura. Mami te amo, pero que densa.

— Sí, Mateo. —confirmo, no dándole mucha importancia. —Aguantame un sec, no cuelgues. —le pido y hago mi pedido con la cajera del lugar. En un par de minutos salgo de la panadería y le respondo a mi madre: —Volví. ¿De qué hablábamos? Ah, si...y nada, mami. Con Mateo ni duramos ni fuimos nada. La pasábamos bien nomas...—dejo la frase en el aire a ver si la capta. —Y ya sabes, como te conté, me enamoré como una pelotuda en poco tiempo y el chabón me quería para hacer el delicioso nomas...

— ¿El qué? —me pregunta sin entender y río.

— Garchar. —aclaro, reprimiendo una risa. Ni cuenta me había dado que me había referido a coger con "hacer el delicioso".

— Ah bueno...usan palabras más raras ustedes, me tengo que actualizar. —dice.

— Bueno, ma...te voy cortando que llegué de Camila. Chau, te amo. —me despido rápido y corto.

Subo directamente al piso de mi amiga ya que el portero me conoce.

—Eh...te falta la coca y el fernet, Luz. —bromea el portero cuando me ve y yo largo una carcajada.

—Hola Omar...¿cómo le va? Vio, muy jueves para mi gusto. —lo saludo y sigo de largo. El portero de Cam era un amor, literalmente. He llegado a pasar fines de semanas enteros en la casa de mi amiga, por lo tanto ya él se ha familiarizado conmigo.

Cami

te dejó pasar el portero?? [16:48]

yepp [16:48]

en el ascensor ya [16:49]

visto 

—Hola putaaaa, llegué. —anuncié mi entrada en la casa de Cami. Ingresé sin tocar la puerta porque abrí con la llave de repuesto que me pidió que retire antes de venir. Pero no había nadie en el living de su departamento. —¿Camila? —exclamé; extrañada de no encontrarla. ¿Donde se habrá metido esta culiada si hace dos segundos me preguntó si ya había llegado al edificio?

Divisé unos bóxer de hombre en el tender fuera del balcón y un bolso deportivo. Esta hija de mil puta anduvo chongueando seguro y me hizo venir igual. Cuanto a que el pibe debe estar bañándose.  No sería la primera vez que tuve una situación vergonzosa con algún pibe con el que mi amiga se veía. Cómo olvidar al de Tinder, el pobre pibe no sabia donde meterse cuando accidentalmente entre al baño de Camila pensando que ésta estaba sola, y me encontré al vago en el baño. 

Red - Julian Alvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora