d o c e

212 60 0
                                    

d o c e

Diciembre cae sobre sus hombros con una carga que no esperaba recibir. Misuk lo retiene en el salón de instrumentos bajo ruegos para salvar el festival de invierno para el que había decidido no participar y parece demasiado tarde como para arrepentirse de esa idea. Excepto porque ahora la maestra le pide un favor que no sabe si está dispuesto a aceptar.

—Sé que es un desafío, Yoongi. Tenemos dos semanas máximo para crear y presentar algo, pero la dirección me ha pedido un número especial a última hora.

—¿No tiene estudiantes de último año que puedan ayudarla? Están mejor preparados que yo.

La muestra Misuk niega, frustrada.

—Todos se han negado —comienza a caminar de un lado a otro—. Todos necesitan más tiempo, pero, Yoongi —lo obliga a mirarla por su tono de voz severo—, confío en que tú harás un buen trabajo. Esto podría significar un crédito extra para tu último año y podría generar ayuda externa si lo haces bien. La dirección estará tan agradecida si lo logras que podré sonsacar lo que desees.

—No lo sé, maestra Misuk. Usted sabe el tiempo que toma esto.

—Lo sé, Yoongi, pero eres mi última esperanza.

Exhala pesado, está conteniendo su enojo. Ha prometido a Jungkook que volvería antes de tiempo a casa, hasta ha conseguido el permiso en su trabajo y ahora esto.

—Bien —murmura agotado—, lo haré. Pero, maestra Misuk, necesitaré facilidades, porque aparte de toda mi vida, también trabajo y tiempo es lo que no me sobra ahora mismo.

Se siente al borde del colapso, pero al menos tiene dos opciones en mente que podrían funcionar. Tal vez ambas.

Necesitará ayuda.






—Yoongi, tengo una presentación ese día —le explica Kimma—. Me dijiste que no participarías y me comprometí con un grupo de chicas.

—¿Y no puedes considerar ayudarme ahora? Está permitido que cantes las veces que quieras.

—No me da el tiempo. Trabajar con otras personas no es lo mismo que trabajar contigo, porque no nos tenemos esa confianza. Con las chicas me tomó mucho tiempo agarrar el ritmo de su trabajo, no puedo distraerme. Lo siento mucho. De verdad, me gustaría ayudarte, pero no puedo.






—Canta tú —dice Hoseok de pie en las gradas de la universidad.

—Yo no canto.

Recibe unas cejas alzadas como respuesta.

—Sí lo haces.

—No lo hago bien —recalca—. Incluso tú lo haces mejor.

—¿Gracias?

—No quise decirlo así —suspira.

—Está bien, lo entiendo. —Toma su mano para que deje de morderse la uña—. Pero yo creo que sí lo haces bien. Tal vez deberías intentarlo. Muéstrale a Misuk, que ella decida. Y sino, pues se lo pierde y se puede ir bien a la mierda.

Yoongi ríe. Hoseok no suele soltar palabrotas de gratis.

—Que tu voz sea particular no significa que no cantes bien. Sólo diferente. No todos nacimos con las cuerdas vocales de Kimma. —Termina tomándole la otra mano para que pare de una vez de hacerse daño—. Deja de compararte, es lo peor que puedes hacer.

La verdad de las cosas es que Yoongi si ha cantado frente a maestros y sus compañeros, tiene clases de canto en la facultad, es parte de su carrera, pero no se siente tan cómodo haciéndolo, porque no está estudiando para eso.

—¿Me acompañarás?

—Estaré encantado de hacerlo.

—¿Cantas conmigo?

—No pidas tanto —dice Hoseok entre risas, algo que le hace reír también—. Ya casi ni siquiera estudio aquí.

Tiene dos opciones.

O canta sobre él mismo.

O canta sobre Hoseok.






La maestra Misuk lo espera en el salón de instrumentos el lunes por la mañana. Tiempo límite que le ha dado para presentar algo que puedan utilizar.

—No le molesta que esté aquí, ¿verdad? —pregunta Hoseok con fingida inocencia hacia una maestra que ya lo conoce más que bien.

—Mientras mantenga su boca cerrada, joven Jung.

Con un gesto Hoseok acepta y se sienta en una silla más o menos lejos de ambos. De esa forma permite que Yoongi se sienta acompañado, pero no invadido.

—Bien, Min Yoongi, quiero oírlo.

Primero canta sobre él mismo. Y le duele la cabeza de repente reprimiendo las lágrimas que se avecinan junto a la presión en su pecho. Espera no recibir preguntas por ello. Últimamente siente más de la cuenta, ha perdido la costumbre.

Luego canta sobre Hoseok. A quien se le revuelve el estómago recordando la primera vez que la escuchó. Y que también fue el primero.

En ambas ocasiones, aunque no está utilizando el piano esta vez, las notas musicales aparecen para recordarle que todavía están ahí, esperando sus melodías tanto como él las espera a ellas.

—Deme un día para pensarlo —le pide la maestra Misuk.






El martes por la tarde la maestra Misuk escoge que Yoongi cante sobre Hoseok.

El martes por la tarde la maestra Misuk escoge que Yoongi cante sobre Hoseok

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Astronómicamente Inexacto ♫ yoonseok. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora