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- quería darles las gracias a todos por ayudar a mi hijo, les estaré agradecido eternamente, les deberé mucho – hablo el rey para todos en el salón

Forth cambio a su forma humana y aunque estaba desnudo a nadie le importo

- ¿Cómo sabemos que algo así no volverá a suceder? Hoy perdimos a muchos de los nuestros –

- lo siento por eso, estos vampiros serán destruidos, todos los que se hayan revelado y apoyaron a Mark dejaran este mundo, les aseguro que ustedes no volverán a tener ningún problema y en verdad les debo mucho, así que cualquier cosa que necesiten no duden en venir – Forth asintió y esperaba jamás necesitar nada de los vampiros

El rey se acercó a Arthit y se agacho para quedar a su altura

- así que… has encontrado a tu compañero –

- si padre, este lobo terco es mi compañero – Kongpob estaba roncando en las piernas de Arthit

- me alegro por ti hijo, de verdad lo hago, aunque no estoy del todo feliz porque tu compañero sea un hombre, creo que ahora todas las posibilidades de ser abuelo serán nulas –

- lo sé y es algo que me duele muchísimo porque se lo importante que son los bebes para mi compañero y me siento culpable de no poder dárselos – decía Arthit mientras acariciaba el pelaje de Kongpob

- lo siento por eso hijo, entonces creo que es hora de que vuelvas a casa, tu compañero será más que bienvenido en el castillo –

Arthit no sabía cómo decirle a su padre que no quería volver al castillo sino quedarse en la casa de su compañero y su familia, si bien no podría tener hijos viviría rodeado de ellos

- ¿Qué te pasa Arthit? ¿en qué tanto piensas? –

- si… mmm.. no sé cómo decirte esto – su padre sonrió pues ya se imaginaba lo que Arthit quería decirle

- te quieres quedar en casa de tu compañero ¿verdad? – Arthit asintió

- está bien, eliminare a la mayoría de vampiros que he creado, solo quedaran muy pocos así que el castillo se sentirá muy vacío, además de tu ausencia –

- ¿Por qué no intentan darme un hermano? Creo que ya es tiempo – Arthit sorprendió a su padre

- como si eso fuera tan fácil muchacho, tú fuiste un milagro, además ¿tú crees que no lo hemos intentado? –

- lo sé y lo siento, me siento mal por dejarlos –

- no hijo tú también tienes tu vida y yo no quiero controlarla –

La madre de Arthit se acercó a el

- madre es hora de que mi compañero y yo nos vayamos – a ella no le encantó la idea, pero sabía que aunque dijera que no, su hijo de igual manera se iría con el lobo

- sabes hijo, tu compañero ha crecido bien, un poco tonto y terco, pero valiente – Arthit se extrañó de sus palabras

- ¿de que estas hablando madre? –

- de nada hijo- no le diría que ella era quien había salvado a Kongpob cuando era aún un cachorro, pero estaba realmente feliz de haberlo hecho pues con solo ver la cara de felicidad que tenía su hijo al lado del lobo hacia que todo valiera la pena

Arthit trato de despertar a Kongpob que ya tenía mucho tiempo dormido en su forma lobo curando sus heridas

Kongpob era un lobo hermoso, no era tan imponente como el lobo de Forth o Tin, pero para Arthit era un lobo perfecto, aunque en este momento dormido sobre sus piernas solo pareciera un cachorrito

El principe del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora