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Enero 11, 2020
Hola, mi amor.
Ya han pasado siete dias. Es mucho, ¿no crees?
Mucha gente me escribe, mi familia, amigos y conocidos, mi teléfono no para de sonar.
Pero no es suficiente, porque yo solo espero tu mensaje.
No es tonto, yo diría que más bien es irreal. Cada vez que mi celular vibra sigo pensando que eres tú, con alguna de tus ocurrencias diarias o simplemente unos "buenos días" o un "descansa bien" como solías decir al llamarme. Sigo esperando ansiosa tu llamada, como si estuvieras aquí, presente. Es la costumbre.
Pero, ya no estás.
¿Tengo que acostumbrarme a esto?
¿A que todos los mensajes se hayan terminado? En serio, no me creo capaz.Hoy se cumplen siete días desde que perdiste tu batalla, desde que me dejaste paralizada, desde la última vez que hablamos.
Desde que me comencé a sentir tan vacía.
Extraño tus abrazos, Jorge. Tu hermosa sonrisa, tu voz, tus maravillosas manos, todo, absolutamente todo de ti.
Quiero ver tu rostro.
No imaginas que nivel ansío verte otra vez, solo una vez más y que no sea a través de una fotografía, o en las noticias o las portadas de las revistas que dicen cosas que rogaría porque no fueran ciertas. Quiero tocarte, sentirte otra vez, sentir tu piel en mis yemas nuevamente. Pero ahora solo tengo tatuado ese recuerdo en mis dedos, tu tacto en mi cuerpo. Solo una memoria.
¿Tengo que conformarme con un recuerdo?
Ya no puedo dormir, odio que cada vez al momento de cerrar mis ojos lo único que proyecte mi mente es a ti, hermoso como siempre, como si fuera real y se que no lo es, pero así, es la manera que tengo de aferrarme.
Odio este silencio ensordecedor porque solo escucho tus palabras, igual que el taladro de los vecinos los sábados por la mañana, esas palabras que me dijiste una semana por teléfono.
Dijiste que me amabas, tan suave y sereno, como me lo asegurabas siempre.
Si era cierto. ¿Qué pasó?
Te amo, Jorge y puedo confirmar que jamás, por más que intente con todas mis fuerzas, sería capaz de dejarte de amar ni un poco. Al contrario, siento que cada segundo que pasa mi amor por ti se hace más grande y me duele, me agrieta, me destroza.
Un pedazo mío se ha sido arrancado, ese en el que solo habitaba tú, porque se que además, te llevaste la parte de mi ser de mi que con tanto cuidado te di y jamás volverá.