Tiempo

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El hombre desvió la mirada e hizo una mueca, dando a entender que estaba en lo correcto.

- Bueno... - ella se llevó la mano al mentón, intentando recordar - Creo que todo empezó cuando entraste aquí, estab...

Willy la cortó en seco, dirigiéndole una mirada ansiosa.

-Después de besarme aquel hombre - apuntó, serio.

La anfitriona sacudió la cabeza, comenzando así su relato...

>>En cuanto vi como aquel hombre se aprovechaba de tu inestabilidad mental me puse furiosa con él. 

Ambos discutimos durante un momento, pero el sonido de un móvil nos detuvo en seco.

Vegetta te llamaba.

Él y yo intercambiamos miradas y comenzamos a buscar el teléfono, aunque por desgracia el otro fue más rápido, y así contestó a la llamada.

-Está conmigo ahora - recuerdo que dijo, recibiendo una cabreada respuesta por el hombre de la otra línea.

Vagamente me vienen a la cabeza fragmentos de aquella conversación, aunque te puedo asegurar que no era nada agradable para ninguno.

Por fin le arrebaté el teléfono, e intenté explicarle lo que sucedía sin resultado alguno. Estaba demasiado cabreado.

Después de eso sé que colgó, y yo me encargué personalmente de echar al culpable, convenciéndolo de que se retirase ahora si no quería enfrentarse a la policía y los tribunales.

El embustero antes de marcharse me chilló que sólo lo hizo para divertirse, que yo era solo una aguafiestas.

Por último, utilicé el registro de llamadas y algunos de tus objetos personales para averiguar la calle donde vivías, y más tarde cerré mi chiringuito para devolverte sano y salvo a casa.

Para mi suerte  y la tuya, aquella llamada era para avisar que volvía del viaje, así que alcancé a Samuel en su casa y me abrió la puerta.

Lo último que retengo de ese día fue el fuerte portazo de tu novio en frente mía, y el jalón con el que te llevó para dentro de la casa.

La mujer había sacado un cigarrillo de su bolsillo y lo tenía encendido entre los labios, mirando al horizonte.

Guillermo se sintió agradecido por los actos de la chica, más no pudo evitar molestarse por que esta hubiese estado husmeando en sus objetos personales y se hubiese tomado tal libertad para hacer lo que quiese con él.

- ¿Cómo sabes que es mi novio? - dudó el chico, sintiendo un leve sonrojo colorear sus mejillas.

La camarera le miró con expresión satírica, levantando levemente las cejas.

- ¿Estás de broma, no? - rió - Es bastante obvio.

El fuerte sonrojo del emparejado no tardó en expandirse por el rostro de este, ¿cómo es que todo el mundo lo daba por hecho?

Pero aquello no venía al caso, debía actuar cuanto antes.

- Oye, muchas gracias - agradeció solemne, dedicándole su más bondadosa sonrisa.

- No hay de qué - y chasqueó la lengua, sin darle importancia al asunto - Siempre puedes volver a visitarme.

Después de despedirse escuetamente de la encargada del bar y agradecerla por todo su apoyo Willy partió hacia su casa, con las ideas regularmente ordenadas en su mente.

7 minutos [Two-shot Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora