17. Planes sin futuro

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—No tenemos mucho tiempo —le dijo Harry a Andrómeda, sentándose a su lado—, debemos apresurarnos antes de que Voldemort sospeche que sabemos dónde está por la ausencia de Lucius.

—¡Aún no tengo nada! —respondió ella con frustración, levantando los brazos. Harry negó con la cabeza, tranquilo como era.

—Hermione lo solucionó —informó él.

—¿Qué? ¿Por qué no dijiste eso antes?

—Por diversión —respondió con una sonrisa. Andrómeda lo miró con una ceja alzada, su extraño sentido del humor la confundía—. Escuchen, Hermione logró modificar los efectos de la posición que tú y... bueno, tú y el otro muchacho hicieron.

—¿Y? —preguntó John con urgencia.

—Y logró que la poción tuviera el efecto de potenciar el hechizo para enviar al objetivo al pasado sin necesidad giratiempo.

—¡Genial! —exclamó Teddy— ¿Ahora qué?

Antes de que Harry pudiese responder, alguien tocó la puerta una vez más. Ted se levantó de un salto y corrió a abrir, pues sabía que se trataba de Victoire. La guapa muchacha les sonrió a los presentes, confundida.

—Nos quedaremos aquí por unas noches —le dijo Teddy, dándole un beso en la mejilla, y Andrómeda se dio cuenta que su embarazo comenzaba a notarse.

—Los aurores y yo, con la ayuda de Hermione y Ron, iremos a buscar a Voldemort —concluyó Harry, a lo que Andrómeda y John asintieron con la cabeza, sabían que ellos eran la mejor opción para que no arruinarlo—. Esperen noticias, nos vamos en una hora —terminó él, dirigiéndose a la puerta—. Gracias por todo, muchachos, nos vemos en un rato.

Los Lupin se miraron entre sí, confundidos. Tal vez las cosas eran así de sencillas, tal vez.

Pasaban las horas y ninguno parecía querer irse a dormir, los seis esperaban sentados en los sofás de la sala en un silencio que se había vuelto incomodo demasiado rápido. De pronto, Andrómeda comenzó a reír, ganándose la mirada confundida de los demás.

—Es solo que... —comenzó, aun riendo— no pensé que todo este desastre nos volvería a unir.

—Es oficial, perdiste la cabeza —le dijo John con una sonrisa, ella le dio un ligero golpe en el hombro.

Los demás sonrieron, hacía mucho tiempo que Remus y Tonks no veían a sus hijos convivir así, o convivir en realidad, desde que John se había alejado de ellos, pero tenían que admitir que, si hubieran podido pedir un deseo, sería ese, verlos a todos así, juntos de nuevo, felices.

Pero su alegría no duró por mucho tiempo; esta vez sin tocar la puerta, Harry Potter entró a la residencia de los Lupin, pasándose una mano por el oscuro cabello, el cual estaba mojado por el sudor. En ese momento, Remus pensó que era la más viva imagen de un James que no logró a vivir tanto como Harry.

—Malas noticias —anunció sin ninguna ceremonia—. Como nos temíamos, Voldemort ya se había ido.

—Tiene sentido —convino Lupin, suspirando con pesadez—, no se quedaría un lugar que claramente ya no es seguro.

—No perdamos la calma —dijo Teddy, levantándose de un salto, parecía que él ya la había perdido completamente; los presentes lo miraron con los ojos muy abiertos, mientras él caminaba de izquierda a derecha alrededor de la sala; se detuvo de súbito y elevó un brazo—. ¡Aún tenemos tiempo!

—¿Teddy? —Victoire se acercó a él con indecisión, y le puso una mano en el hombro, el cabello del muchacho se había puesto gris— ¿Te sientes bien?

Andrómeda Lupin y la tercera generaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora