c i n c o

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c i n c o

No es porque sea la cárcel lo que vuelve las visitas tan desagradables. No es porque su hermano haya sido cambiado de lugar sin que les hayan avisado por petición de él. Lo peor de las visitas a la cárcel es la desolación y el abandono que se siente, que cala en los huesos y que producen en Yoongi ganas de salir corriendo fuera de allí.

Cuando Jungkook cumplió la mayoría de edad, Yoongi se molestó tanto, consigo mismo y con él, porque comenzó a alejarse. No respondía sus llamadas, no hacía llamadas. Los últimos nueve meses han sido difíciles, pero que Jungkook haya decidido abandonarlo de todas las formas existentes este último mes, lo ha vuelto mucho peor.

Pasando la última prueba de seguridad, la más incómoda de todas, Yoongi entra en la sala de visitas donde su hermano lo recibe con los brazos abiertos. Pareciera que todo está bien y sus sonrisas permanecen dibujadas en sus rostros como si no estuviesen donde están.

—Perdóname —pide Jungkook, aferrado a sus manos—. No quería que te sintieras así.

—Me abandonaste.

—Necesito que continúes con tu vida. —Niega con su cabeza ante la expresión molesta de Yoongi—. Mamá me lo contó. Nunca te fuiste, y no sé qué estás esperando exactamente.

Yoongi baja la mirada y guarda silencio.

El tiempo en que Jungkook aún estaba en el reformatorio, le mintió, cuando probablemente ya lo sabía. Le decía que estaba en la universidad, incluso inventó un horario para fingir que tomaba los tiempos libres para hablar con él en el horario de llamadas. Cuando lo visitaba era en los días en que Kimma tenía vacaciones. Todo para mantener su mentira.

—¿Por qué?

—¿Qué?

—¿Por qué mentir, Yoongi?

—No quería que...

—¿Que me sintiera culpable? —interrumpe Jungkook, él asiente—. ¿Por qué me sentiría culpable? Me salvaste, todo lo que hiciste, lo hiciste por mí. ¿Por qué tendría que sentirme mal?

—Porque estás encerrado.

Jungkook le suelta las manos y se echa hacia atrás, lanza un pesado suspiro. Parece más grande que hace un mes, con sus brazos y torso más tonificado, cada día Yoongi luce más pequeño a su lado.

—A ver, Yoongi, ¿qué es lo que no entiendes? Estoy aquí, porque hice algo malo, y dejaré este lugar en poco más de cuatro años, porque tú me ayudaste. —Yoongi niega—. Sí, lo hiciste.

—Estás aquí por mi culpa.

Jungkook da un golpe sobre la mesa y se lleva un par de miradas de las personas que están alrededor. Yoongi abre los ojos y se echa hacia atrás por inercia. Sólo espera que la acción no provoque que los oficiales se acerquen y le arrebaten a su hermano.

—No es tu culpa. —Toma un profundo respiro y exhala en un ronco y exasperado jadeo—. Estoy pagando una condena. Y tú debes seguir con tu vida, porque eres libre de hacer lo que quieres.

—No es tan simple.

—Lo sé. Sé que sientes que mi padre está muerto por tu causa, pero lo que yo haya decidido hacer con él, es mi maldita culpa. —Vuelve a echarse hacia adelante—. Me duele infinitamente más verte así.

Yoongi está solo.

Hoseok ha dejado de enviar mensajes.

Su madre, Lena y Kimma han dejado de llamar.

—¿Qué se supone que haré cuando salga de aquí si tú estás así de perdido? Nuestros planes, Yoongi. Necesito que cumplas tus sueños, que seas feliz y que me esperes, pero que me esperes bien, completo, haciendo tu vida.

—No estoy completo sin ti.

—Yo estoy contigo. Estoy vivo. Estoy aquí. —Las mejillas de Yoongi se han empapado—. Yoongi, por favor, por favor regresa, tienes que continuar. Nos veremos pronto. Prometo no dejar de llamar, ni alejarme. Te esperaré cada día en que quieras venir a visitarme y te acompañaré desde esta distancia. Seguiré cuidando de mí como hasta ahora para que no debas preocuparte. ¿Lo harás?

 ¿Lo harás?

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Astronómicamente Inexacto ♫ yoonseok. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora