Capitulo Tres

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En realidad no había mentido olvidaba iría a ver a Maison, mi padre en realidad nadie sabía que lo frecuentaba, mi madre no tenía una buena relación con él, su relación más bien era nula, ella me había mencionado que no podía verlo múltiples veces, se empeñaba a decirme que frecuentarlo podría ser un poco peligroso debido que el era un ex convicto, y pensaba que él podía hacerme daño.

Yo no lo veía así, él había salido por buena conducta de la prisión y nunca se mostró con una conducta agresiva hacia mi, yo no quería juzgarlo todos cometemos errores, pero el primer paso del cambio es el arrepentimiento.

Sentí con cada paso que daba la sensación de que alguien me miraba, tal vez era todo obra de mi cerebro e imaginación, pero sentía que cada vez que me aproximaba a el bosque alguien me evaluaba.

Si el gran bosque de Hamilton.

El espeso bosque era frío, oscuro y sombrío.

Siempre desde que tengo memoria, nos habían prohibido la entrada aquel bosque y si llegábamos a adentrarnos nos traerán consecuencias muy graves de las cuales no tenía idea, no podíamos pasar nada mas haya de el castillo, su entrada en el estaba estrictamente prohibida encontrando el primer roble cercano del castillo deteriorado nadie podía adentrarse era nuestro límite.

Nunca había preguntado el por que no podíamos ir más allá de él pero se dice que personas laboran en ese bosque, el cual ya no es perteneciente de nuestra ciudad, no quise adentrarme en esas historias

Porque los curiosos que han entrado en ese castillo o que han sabido acerca de ese tema han sufrido grandes problemas con los líderes de la ciudad.

cada vez me adentraba más en el bosque era sombrío diría yo es de esas veces que el miedo te invade las ganas de salir corriendo y no mirar atrás, no dejaría que el miedo me invadiera, no era la primera vez que me adentraba en él pero eso no hacía que el temor con encontrarme con algo se redujera.

Tome una bocanada de aire, sintiendo que el frío cada vez más se colara entre mis huesos, sentí unos pasos aproximándose hacia mí, corrí hasta el tronco de un árbol en el que me escondí detrás.

El sonido prominente de alguien acercándose  hacia mi dirección me hicieron ver el rostro de la persona que tenía por delante de mi, unos metros bastaban, eran los que nos separaban, me quede helada en mi lugar cuando encontré con unos ojos oscuros que carecían de vida y no parecían tener ningún tipo de emoción, el chico de tez pálida pareció no darse cuenta de mi presencia, otro chico chico se aproximó su cara no parecía de terror era más bien de una sumisión, el chico se encontraba tan golpeado y lastimado tanto que sangraba y le costaba mantenerse de pie, sumido en un deleite se acercó hacia el chico de tez pálida.

De un momento a otro el chico de tez pálida murmuró algo, que fue inaudible para mí, sacó una pequeña especie de lanza y parecía mirar una y otra vez a la lanza mientras calculaba sus movimientos, quería gritar, quería ayudar aquel chico pero sabia que podría ser inútil, el chico se veía sumamente mas corpulento que yo, fácilmente y sin pensarlo me clavaria y no se inmutaría a pensarlo dos veces.

Quería correr, huir esa seria la mejor opción pero mis piernas parecían no responder.

Se acercó al chico de ojos color avellana levantó la pequeña lanza y se la clavó en el pecho, múltiples veces, el chico parecía disfrutar cada uno de sus movimientos, un pequeño chorro de sangre cayó en la cara del chico de tez pálida, se llevó una mano a su rostro y con sus dedos los posó sobre la sangre, los miro y se los llevó a la boca su acción me pareció repulsiva y me comenzaron a dar arcadas, él parecía disfrutarlo cuando el cuerpo dejó de retorcerse del dolor sacó la lanza y chico de ojos color avellana cayó al suelo sus ojos parecían levemente eyectados de sangre sus ojos se posaron en mí pensé que me delataría pero él ya se encontraba sin vida, su cadáver me miraba fijamente me dio un escalofrío que subió por toda mi médula.

Quise correr pero retome que la mejor manera era quedarme si daba un paso en falso o hacia un mínimo ruido el chico logra alertarse y sabría que alguien estaba observándolo y espiando cada uno de sus movimientos.

El chico se alejó del cuerpo, note como poco a poco sus ojos cambiaban a ser unos perfectos ojos color gris, sus expresiones se suavizaron, pero no dejaban de ser recias sus ojos no mostraban arrepentimiento alguno.

El chico tomó una pala que ya hacía en el suelo, cavo un hoyo, cada vez su cuerpo se veía menos debido a la profundidad del hoyo que había cavado, dio un salto que pareció ser suficiente para salir de él, tomó una mochila que estaba en el suelo cerca del cuerpo sin vida del chico.

Tomó una botella la cual tenía una especie de líquido, rápidamente mi cerebro hizo click el contenido de la botella era ácido, quemaría al chico para que sus huellas o su rostro no fueran reconocibles, vertió todo el líquido sobre el cuerpo de el chico y poco a poco las facciones del chico se volvían irreconocibles, su piel se tornó rojiza, con ello empezaron a aparecer pequeñas úlceras las cuales hacían que en su rostro se viera su piel al rojo vivo.

Vertió alcohol sobre el chico, él parecía fascinado viendo como las famas consumían el cuerpo de aquel chico, lo miraba con tal fascinación, lo cual me causo un temor, un gran temor de que el chico descubriese que me encontraba detrás de él viendo todo aquel horrible escenario.

Levantó los restos de lo que fue aquel chico como si de un costal se tratase y sin inmutarse o tener alguna piedad lo aventó dentro de la fosa que cavo, lo relleno nuevamente, parecía tener una fuerza sobrenatural, sus músculos estaban marcados se podían ver a través de su camisa que hacía sobresalir lo trabajado que tenía el cuerpo.

Como si nada hubiese pasado nada el chico tomó sus cosas y empezó a caminar bosque adentro, cuando camino lo suficiente salí del trance y empecé a correr como si mi vida dependiera de ello y la verdad es que mi vida dependía de cuán rápido pudiera correr sin que el asesino lograra verme.

Corrí, mis piernas comenzaban a fallar de tanto que llevaba corriendo y mi respiración flaqueaba con cada paso que daba, me sentía débil, sentía que en cualquier momento caería, me sentía mal acababa de presenciar un asesinato a sangre fría.

Solamente cuando salí del bosque fue como puede respirar de nuevo, tomé una larga bocanada de aire permitiendo a mis pulmones recobrar el aliento, sentí una gran impotencia por no poder ayudar a aquel chico, no me permití llorar no era mi batalla pero no hacía sentirme mejor, intente convencerme del trayecto a mi casa que no podía ayudar, cualquier cosa que hubiera intentado hubiera sido totalmente inútil.

Podría llamar a la policía para alertar a que buscaran a aquel chico, sabía que podría ser peligroso e inútil, intentarlo, pero si no lo hacía sería cómplice de aquel inhumano  al llegar a mi casa fue cuando me sentí un poco más segura, pero mi frustración no terminó allí.

Tome un baño tal vez así despejaría mi mente, me metí bajo la tina tenía que pensar una solución, mire el reloj de mi mesita de noche seis y treinta y cinco.

Lo mejor seria distraerme un rato, para no pensar del asesinato de aquel chico, tome mis cosas y me comencé a vestir, iría a la fiesta de Fiodor.

Zach [El secreto de los ellos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora