Llegué a la sala de entrenamiento con mis flechas y carcaj, todos estaban haciendo diferentes cosas, había unos chicos que acababan de llegar de una misión con los subterráneos y se veían bastante sucios, supongo que fueron a las alcantarillas. Los demás hacían diferentes cosas: comprobar las armas, entrenar, vigilar el perímetro, etc. Alec e Isabelle nos estaban esperando a mi hermano y a mí, quien venía detrás mía un tanto ofuscado, supongo que es por haberle dejado la palabra en la boca, pero tampoco le hice mucho caso, así que subí las cuatro escaleras y cogí mi arco, el cual era bastante más bonito que el de Alec, el de él era simple, pero el mío era color negro, con detalles en dorado, y tenía mi nombre en pequeño escrito en el lomo, no recuerdo quien me lo regalo o desde cuando lo tengo, así que supongo que será una reliquia familiar o algo así.
-Vamos- dijo mi hermano mirando su espada que brillaba en un intenso azul con algunos reflejos plateados.
Todos lo seguimos, el camino fue muy callado y un poco incómodo para ellos, pero para mí fue de lo más tranquilo, fui observando las estrellas las cuales no se veían mucho pero se podía apreciar su brillo, hacía un poco de frío pero no me quejé, sentí que tal vez si hubiera mirado la temperatura antes de salir hubiera sido mejor, ya que todos llevaban chaqueta menos Isabelle y yo.
-A vuestros puestos- dijo mi hermano mirándonos, y es que ya habíamos llegado. Alec se fue a lo que parecía un puesto de fruta, Isabelle se subió a un tejado y yo me puse detrás de un muro esperando a que Alec me hiciera la señal para subir a un tejado paralelo al de Isabelle. Esperamos cinco minutos, y el demonio vino,como un conejo a la presa, paso por el lado de Alec pero no le rozó, y este me dijo que subiera. Pegué un salto y ya estaba arriba, gracias a una runa que me había dibujado el día anterior, al subir vi que el demonio se giro, pero por suerte Alec pegó otro salto y no le vio, primera parte hecha, ahora ya estábamos todos en los tejados, corrimos y corrimos y cuando ya estábamos cerca del Pandemonium bajamos, en cabeza iba Alec quien corría como si no hubiera un mañana. Desde pequeño ha sido así, muy competitivo y hecho a las reglas, y es que Maryse y Robert nos entrenaron para ser perfectos, cada uno en su medida, algunos lo consiguieron antes, como Jace, dándole más mérito aún, y otros estando a la sombra como Alec, él siempre estuvo detrás de Jace, para sus padres era todo Jace, había veces que parecía que se enorgullecían más de Jace que de su propios hijos, y es por eso que Jace también le hizo mucho daño. Recuerdo antes de que se hicieran parabatai, Alec y yo éramos mejores amigos y hubo una noche en la que Alec estuvo reprochándose que tenía que ser mejor, tenía que ser como Jace, y es que horas antes Maryse le había echado la bronca, por no ser suficiente, en otras palabras, en no ser como Jace, pero no solo a Alec, a Isabelle también, y a mí; Isabelle no se lo tomo muy a pecho, porque ya estaba acostumbrada, ella iba un poco a su rollo, había un chico en Idris que se llamaba Alberto, estaban siempre juntos, y Alec un día los pilló besándose, pero no se lo contó a Maryse, pues era su hermana y tenía que protegerla y cuidarla.
Vi que Jace se paró, pero no vi para que, por lo que seguí caminando sin tomarle importancia.
-¡Jace!- dijo Alec parándose y mirándolo. Este vino corriendo y juntos entramos al Pandemonium.
-¿Qué hacías ahí fuera Jace?- le pregunte seria (como siempre) mientras caminaba por un pasillo lleno de subterráneos bailando, con Isabelle y Alec delante.
-Emm, nada importante- dijo un poco nervioso intentando no mirarme. Yo sabía que no era verdad, pero lo deje pasar porque ya habíamos llegado.
Pasamos a la sala y ahí estaba, el cambia-formas, este estaba de espaldas por lo que no sabíamos si nos había visto o no. Alec me miró tensando el arco, dándome a entender que estuviera preparada, yo cogí una flecha y la tensé todo lo que pude para que fuera imposible dejarlo vivo, me daba igual si gastaba todas las flechas o si me hacía daño, ese monstruo no saldría de aquí vivo. El demonio se giró mirando a Jace, y yo no dude en dispararle, pero una mano hizo que desviara el tiro y que le diera a un sillón, me giré a ver quién era y vi a una chica pelirroja mirándome con miedo, y no dude en empujarla, pues el demonio casi la ataca, al empujarla el demonio me miro y me ataco, pero yo le di una patada que lo hizo volar chocándose con una mesa de cristal, dándome opción de dispararle con el arco, y así hice, Alec y yo le disparamos a la vez, haciéndonos mirar y dedicarnos una sonrisa de complicidad, conectando miradas, sus ojos eran perfectos y tenían un brillo muy particular, haciéndote sentir segura y agusto. Ambos desconectamos miradas cuando escuchamos a la pelirroja correr horrorizada, ni Alec ni yo la seguimos, pero Jace sí, dejándonos a Alec y a mí estupefactos.
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Holaaa, espero que os esté gustando, comentad y votad, no estoy recibiendo mucho apoyo, pero lo entiendo soy nueva en esto, decid cosas que creéis que debo mejorar. Ads
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𝕹𝖚𝖊𝖘𝖙𝖗𝖆 𝖕𝖆𝖘𝖎𝖔́𝖓
Fanfiction''𝖄𝖔 𝖙𝖊 𝖕𝖗𝖔𝖙𝖊𝖌𝖊𝖗𝖊́ 𝖍𝖆𝖘𝖙𝖆 𝖑𝖆 𝖒𝖚𝖊𝖗𝖙𝖊 𝕾𝖆𝖇𝖗𝖎𝖓𝖆'' -𝕾𝖆𝖇𝖗𝖎𝖓𝖆, 𝖛𝖆𝖞𝖆 𝖔𝖘𝖙𝖎𝖔́𝖓 𝖖𝖚𝖊 𝖙𝖊 𝖍𝖆𝖘 𝖒𝖊𝖙𝖎𝖉𝖔 𝖈𝖔𝖓𝖙𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝖘𝖚𝖊𝖑𝖔- ''𝕬𝖑𝖊𝖈, 𝖑𝖔 𝖊𝖈𝖍𝖔 𝖉𝖊𝖒𝖆𝖘𝖎𝖆𝖉𝖔 𝖉𝖊 𝖒𝖊𝖓𝖔𝖘'' -𝕾𝖎...