C A P Í T U L O : U N O
Jane Clarkson.
Da igual, la vida sigue y pues... Hay que experimentarla al máximo, peeero se que si llego al máximo de la paciencia de mi mamá, lo que me espera no es nada más ni nada menos que la chancla de mi mamá. Y pues señores y señoras a ese límite estaba llegando yo.
—¡Vamos Jane!— dice mi madre estresada entrando a mi habitación, acabando la paz. —¡Tienes que apurarte, carajo!— ya se altero doña Ana. —En una hora tenemos que estar en el aeropuerto, Jane. ¡Y mirate!— empieza a guardar ropa dentro de mi valija de una forma estupendamente rápida y ordenada, algo que nunca lograré. Mientras que yo la miro parada a un lado de la maleta.
La observo embobada y ella termina de llenar la maleta de un metro que llevo.
—Espero por favor que lleves todo, Jane.— se agarra el puente de la nariz con dos dedos, típico gesto de mamás. Y aquí señores es cuando Jane Clarkson empieza a sudar, puedo tener 18 años pero esta señora me domina. —¿Cepillo de dientes?— sí. —¿Peine, radio, zapatos para escalar, traje de baño, baterías para la cámara de Lucas, lentes de sol?— asiento orgullosa de mi misma y ella parece relajarse. —¿Las galletas de chocolate, el pan, el jamón, el queso, las latas de ensalada?
Puta madre... Ya valí. Me mira acusatoriamente y yo miro hacía un lado.
—¡Pero Jane!— que tiemble la tierra con esta Ana. —Te dí el dinero hoy temprano para que lo compres.
—No las compraré, mamá. No hace falta.— pésimo error, repito ¡Pésimo error! Una chancla de mi madre impacta en mi cabeza y yo me la sobo por el dolor que me genero.
—¡Lo compras y listo Jane Margarita!
Y así amigos es como le termino la paciencia a doña Ana, es mejor no llevarle la contra.
—Sí, sí, sí.— digo tan rápido como si me corriera un perro de un metro para morderme. —Las compraremos cuando vayamos camino al aeropuerto.— con el pasar de los años uno aprende a que si no puedes contra el enemigo, únetele. Es decir, si no quieres otro chinelazo hazle caso.
—Muy bien Margarita, andando.— sale de mi habitación a la velocidad de la luz y yo recojo la maleta de arriba de mi cama, que pesa como un muerto. Pero no sin antes dejar mi iPhone apagado dentro de la mesa de luz.
—¡Ni te imaginas! Se despertó re loca de la siesta.— le digo entre susurros a Mariley, para que la doña Ana no nos escuche. —¡Me pego y todo!
—¿¡Qué!?— Mariley se sorprende ante mis palabras y yo le hago señal de "shh" para que no eleve la voz. —¿Cómo que te pego? ¿Pero por qué?— indaga esta vez en voz más baja.
—¡Sí! Literalmente me golpeo por no llevar unas malditas galletas.— le explico rápido y ella abre los ojos como platos.
—A veces me asusta tu madre.— dice pensativa, a mi también me asusta. —¡Y así tu querías que yo vaya a tu casa!— me reclama la pelirroja.
—Bueno perd...— se me cortan las palabras cuando mi madre aparece detrás de Mariley abrazándola y esta palidece en menos de un segundo.
—¡Hola Mari! Que bella que te pusiste, linda.— le dice con un tono dulce, maldita bruja engañadora, después me pegas con la chancla. —¿Cómo has estado? Tanto tiempo bella Mari, te pusiste muy bonita.— ¿¡Pero que dices doña Ana!? La vio la semana pasada, no mames.
—Muy bien, gracias señora Ana. ¿Cómo a estado usted?— le responde mi amiga cordialmente.
—Súper bien por suerte, extrañando nuestras tardes de té.
—Después de este viaje recuperaremos todas las tardes de té y de juegos de mesa, lo prometo señora Ana.— ¿ya? ¿Ven eso? Mi madre se absorbe a mis amigas.
—Tomo tu palabra, cariño.— le dice finalizando la conversación y por fin me observa. —Bueno, vayan al avión niñas que se les hace tarde.
Miro mi reloj de mano y es cierto, se esta haciendo tarde. Mamá saluda a Mariley con un beso en la mejilla y un abrazo, ella espera atenta al lado de su maleta cuando Ana se acerca a mi.
—Portate bien, hija. Te estaré esperando con ansias en casa.— deposita un beso en mi frente y me abraza, aún después de todo nos seguimos queriendo, siempre hemos sido yo y ella para todo. —Buen viaje, cariño.
Comienzo a caminar con Mari a mi lado, hacía el Jet privado donde nos esperan los cinco bobos que se hacen llamar nuestros amigos. Subimos la rampa luchando con las maletas y se las entregamos al guarda que allí nos espera.
Intercambiamos varios abrazos, besos y choques de puños a modo de saludo y entramos.
—Tanto tiempo, mocosos.— habla Lucas en tono burlón.
—¡Uy si! Tanto como una semana sin ti.— dice Julieta colgándose del hombro de Lucas, dramatizando la situación en broma.
—Tomen asiento que nos quedan siete horas de viaje, chicos.— sugiere Alissa y hacemos caso sentándonos uno al lado del otro.
Yo comparto asiento con Mariley y Oliver, Alissa con Fernando y Julieta con Lucas. Así ocupamos todos los asientos.
Pierdo el hilo de la conversación cuando empiezan a hablar de que Franco, nuestro otro compañero de clase, no vino con nosotros porque se peleo con la novia y estaba mal, una lastima por él, que pena que se pierde el viaje.
Empiezo a pensar en que este viaje nos va a ayudar mucho a todos para aclarar nuestras mentes, elegir correctamente la carrera que queremos hacer y desconectarnos por fin del mundo tecnológico. Además de pasar unas increíbles vacaciones de quince días en una isla paradisíaca sin adultos presionándonos, ni nada por el estilo, solo nosotros.
Absorta en mis pensamientos de lo bien que lo pasaremos, me quedo dormida por lo que resta del viaje hasta que Fernando me despierta, avisándome que ya llegamos.
—Vamos Jane, que ya llegamos. Despierta.— me mueve un poco y yo abro los ojos. —El avión ya aterrizo, mocosa. Ya bajamos tu maleta.— me dice con una sonrisa en el rostro y yo me levanto del asiento mirando que ya no hay nadie dentro del Jet.
—Gracias, Fer
Me encamino hacía la salida del Jet con Fer detrás y sonrío maravillada cuando veo el paisaje que me recibe.
Hay un sol tremendo que hace ver el agua mucho más azul y cristalina, completamente hermoso, las verdes palmeras llenas de cocos resaltan por el color tan vivo de la arena y muchas cabañas se ven a lo lejos al igual que un hotel, el hotel donde nos hospedaremos.
Bajo la rampa sin poder creer lo que mis ojos ven y Fernando acuerda con el piloto que regresará en quince días exactos a buscarnos.
—¡A DISFRUTAR SE A DICHO!— grita Alissa y todos nos unimos a su grito de felicidad absoluta.
¡Serán nuestros mejores día! O quizás los peores...
¡AAAAAAAH! Primer capítulo, se logro. <3 Espero que les haya gustado mucho, estaremos actualizando bastante seguido, se les quiere. <3.
Con amor, Teffi y Ale. <3
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Cuando el agua se vaya
Science Fiction"Un relato aterrador y desgarrador sobre un grupo de estudiantes que luchan por salvar sus vidas en la isla Phineland." Un grupo de siete estudiantes entre los 17 y 19 años se van de excursión a Phineland Island, en modo de desintoxicación total, e...