necking and misery | tokyo revengers

kurokawa izana.

TVOYE.

Quedaste muda cuando observaste la silueta de tu novio entrar por su habitación, llevaba una chamarra de encaje color negra y unos pantalones del mismo color, su cabello estaba algo desarreglado y la expresión de su rostro era neutra.

Removiste tus piernas algo aturdida ante la imagen que te estaba dando, dejaste de verlo cuando su mirada fue hacia a ti y fingiste estar concentrada en el computador.

Una sonrisa arrogante salió de su rostro cuando noto que lo habías comido con la mirada, con ayuda de sus pies retiró sus botas y se acercó hacia a ti a pasos peligrosos.

Se dejó caer en la cama y observó tu perfil, esperando a que realizarás algún movimiento. Acomodó su codo en la cama y recargó su mano en su cabeza para sentirse más cómodo.

— ¿Qué haces... conejita?

Dejaste de teclear cuando escuchaste aquel apodo, giraste tu cabeza para poder verlo y el tenía una gran sonrisa burlona en su rostro, parecía divertirle la situación.

— Atendiendo a tu pandilla — volviste a mirar al computador para seguir tecleando — Algo que sueles hacer siempre.

Temblaste cuando escuchaste resonar su risa en la habitación, con descaro acercó su mano hacia uno de tus pechos y lo apretó, haciendo que soltaras un jadeo.

— ¿Acaso mi conejita quiere atención? — sin que pudieras hablar, tomó la computadora de tus piernas y la dejó en la mesa de noche. Tu respiración se agito de más cuando se subió encima de ti y colocó sus dos manos en la base de la cama, dejándote encerrada.

— ¿Qué haces? — hablaste con nerviosismo cuando su nariz empezó a rozar tu mejilla — Izana...

— ¿De verdad no quieres esto? — sus manos tomaron tu cintura y bajo la mirada hasta ella, cerraste tus ojos cuando estás se adentraron por debajo de la tela de tu blusa — ¿No quieres divertirte un poco?

Jadeaste cuando su mano libre tomó tus mejillas y las apretó para que lo miraras, se acercó hacia a ti haciendo que su respiración chocara contra tu rostro, sin pensarlo dos veces tomó tus labios con violencia.

Abriste tu boca cuando su lengua insistía entrar en tu boca, lo sentiste sonreír en el beso cuando él notó que había tomado el control, habías caído en él.

Se bajo de tu cuerpo sin separar su beso y con habilidad de tomó de las caderas para que quedaras encima de él, retiro el pelo que caía por los lados de tu cabeza y su mano acarició tu mejilla con ternura.

— Tengo que terminar eso — te separaste de su beso y el frunció el ceño, ibas a volver a hablar pero la mano de Izana en tu cuello te lo impidió por completo, el agarre no tenía tanta fuerza, pero su mano enrollada te cortaba un poco la respiración.

— Estas atendiéndome a mi, no a ellos.

Guardaste silencio e Izana volvió a tomarte de tu rostro para continuar besándote, sabias que no tenías que llevarle la contraria para este momento, ya que cuando el quería algo, lo obtenía fuera como fuera.

Ahogaste un gemido cuando te tumbo nuevamente a la cama, de nuevo dejándote arriba de él, pero esta vez tu cuerpo estaba completamente acostado en la cama.