CAPÍTULO 11

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Los personajes de Candy Candy son propiedad de Mizuki & Igarashi.
La historia es una idea original de mi loca cabecilla. SIN FINES DE LUCRO.
Historia creada para el aniversario del grupo de Facebook: Biblioteca Grandchester.
Fic recomendado para mayores de edad y con amplio criterio.
Algunas escenas contienen lenguaje explícito y soez. Se recomienda discreción.

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Dos semanas habían pasado después de mi primera reunión con las otras esposas de Terrence. Aunque había tenido que socializar con ellas, pues de ese modo debía aprender las danzas y costumbres típicas, gracias a Luisa había descubierto que la cultura en Brunei no era tan estricta.

Pese a que la religión es musulmana casi al 70%, la influencia china ha mermado un poco el estilo de vida de las personas, principalmente en el vestuario que, aunque debe ser decoroso, no exige el uso diario y riguroso de las prendas típicas árabes, incluso, las esposas del Sultán pueden usar ropa escotada siempre y cuando los grandes collares acompañen el atuendo.

Pensar en que somos 4 en la cama de Terrence me revuelve el estómago, porque sí, ahora comparto su cama todos los días desde hace una semana.

Aquella vez que me sacó del salón a rastras y me llevó a su alcoba para tener sexo, volví a permanecer estoica, a pesar de que mi estúpido cuerpo revelaba el disfrute que estaba sintiendo. Durante toda esa primera semana, después de tener sexo con él, mis sentimientos colapsaban, pues al volver del éxtasis alcanzado, la rabia, indignación y culpabilidad me asaltaban, era como si el ying y el yang debatieran en mi interior.

Una noche, hace una semana, Luisa se acercó a platicar conmigo al verme tan pensativa.

FLASH BACK.

--Hola Candy. --Me saludó sentándose en el almohadón que estaba a un lado del diván en la terraza del salón de artes. --Creí que te encontraría pintando.

Solté un suspiro.

--No me gusta pintar. El dibujo sólo se me da para cosas creativas como logotipos o publicidad. Me gusta más la edición.

--Pues deberías decirlo al soberano, no habrá nada que te niegue. Él es muy amable.

--Ya me ha negado la única cosa que quiero... mi libertad. --Expresé con resentimiento.

--Si aprendes a verle el lado bueno, podrías darle a tu vida un estilo mejor.

--¿Un estilo mejor siendo obligada a vivir bajo la vigilancia de un tirano y usada para sus bajos placeres? Prefiero la muerte.

Luisa abrió sus ojos desmedidamente y, con los labios temblando, preguntó.

--¿Te... obliga a... acostarte con él?

Verla tan afectada me compungió el corazón, pero yo no pensaba callar mi sentir sólo para idealizar a un hombre que, para su nación, era casi un dios, pero para mí, un cobarde.

--Pues no hay otro modo de llamarle al hecho de obligarme a ir cada noche a su habitación, dejarme hacer por él y sucumbir a sus caricias, pese a mi renuencia de hacerlo. Si él en verdad fuera una buena persona, sabría que me está lastimando, no el cuerpo, sino el alma.

--Me es muy difícil imaginar que él te esté haciendo algo así. A mi soberano le debo mucho. --Dijo con la voz quebrada.

Un intenso silencio se hizo entre ambas. Creo que mi brutal sinceridad fue demasiado para ella, quien idolatra a ese patán.

--Lo lamento. --Dije parcamente. --No lo que dije, sino habértelo dicho. Está claro que, para ti, Terrence es casi un dios.

Volvió a haber un incómodo silencio en medio de ambas.

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⏰ Última actualización: Sep 05, 2021 ⏰

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