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Lo primero que ve Yoongi al despertar son las blancas paredes de una habitación que no reconoce. Hay un brazo sobre su cintura y una respiración suave contra su nuca le entibia.

Dibuja una sonrisa, es pequeña, y es verdadera.

Voltea con cuidado para encontrar el rostro medio despierto de Hoseok frente al suyo. Hay una lucha de sonrisas antes de una lucha de besos.

Y Yoongi se encuentra riendo con las mejillas ardiendo al notar como su cuerpo reacciona a la cálida piel que lo envuelve otra vez. Hoseok le acaricia los muslos y le besa las mejillas.

—¿Estás bien? —susurra.

—Mejor que eso.

Se oyen maullidos detrás de la puerta y algo embobado Yoongi observa la desnudez de Hoseok cuando camina a abrirla.

Se sienta sobre la cama con cuidado de no espantar a Girasol, quien lo huele durante un largo rato antes de comenzar a ronronear y frotarse contra él. No ha crecido más desde la última vez en que la vio.

—Hey —alega Hoseok, rodeándolo con sus brazos—. Es mío, yo lo vi primero.

Yoongi ríe.






La espuma de la bañera cae al suelo cuando Yoongi y Hoseok vuelven a transformar sus suspiros en melodías.

Y entre tanto y tanto puede que acaben por crear unas nuevas. Tal vez varias veces antes de salir.

Yoongi investiga el apartamento de Hoseok, mientras éste prepara algo de comer. Girasol entre sus brazos demandando la atención que le debe desde hace un tiempo.

—¿Tienes té? —Es una pregunta más hecha con sorpresa—. Pero si no te gusta.

Hoseok desvía la mirada en tanto coloca la comida sobre la mesa y le indica que se siente frente a él en silencio.

—Siempre tuve la esperanza de que regresaras —confiesa.

—Tan terco.

—Es parte de mí.

—Y así te quiero.

—¿Me quieres?

—Te amo.

—Te amo

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Astronómicamente Inexacto ♫ yoonseok. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora