Déjame Ayudarte

Capítulo 16

Viktor Volkov, un blanco para muchas personas, entre ellas Toni Gambino, ¿Cuáles eran sus razones? Fácil, confió en él, aun cuando la mayoría de su cirulo le dijo que no lo hiciera, en especial su hermano y gracias al ruso, tuvieron que abandonar Marbella, gracias a él perdió a personas importantes y su negocio.

Indirectamente estaba relacionado con la muerte de Carlo, no podía confirmarlo por completo, pero es fácil unir hilos, él fue el culpable principal de que tuvieran que huir y recientemente se había enterado que trabajaba para el FBI junto con Horacio Pérez, su actual objetivo, el asesino de su hermano.

Si no atrapaba a la rata de Horacio, según sus criterios, tendría que atrapar a alguien cercano para hacer que salga de su escondite.

De lo que sabía de Horacio, era lo que Gustabo le había contado, que eran mejores amigos y que están juntos desde pequeños, pero no mucho más de eso, no había querido hablar más, seguramente por intentar protegerlo, lo cual aceptaba, el haría lo mismo por su hermano.

Sabía que contaba con el apoyo del rubio, pero era limitado cuando se trataba del de cresta.

Su amor no la ponía en duda, pero su lealtad si, sabe que llegara el día en que encuentre a Horacio y ambos saben que lo matara con sus propias manos, pero ¿Acaso el rubio estará de su lado cuando se momento llegue o tratará de proteger a su hermano?

Nadie más que él podría responderle las preguntas que se formulaban cada día en su cabeza.

- Gustabo – llamó la atención del rubio que se encontraba preparando una cena improvisada para ambos, se encontraban solos en la casa, el solo soltó un ruido dando a entender que lo escuchaba – Quiero preguntarte algo.

- Suelta la sopa – respondió junto con una risilla.

- Esto es serio – soltó, el rubio dejó lo que estaba haciendo y giro sobre sí mismo para verle directamente.

- Uy que cara llevas – intentó bromear para suavizar el ambiente.

- Gus... – se cruzó de brazos.

- Esta bien, está bien, ¿Qué sucede? – repitió la acción de italiano.

- Tu sabes que estamos buscando a Horacio, y supongo que sabes lo que haremos cuando lo encontremos, ¿Verdad? – el contrario dudó, pero termino asintiendo.

- Quieres saber de qué lado estaré, ¿Verdad? – el italiano asintió – Si te soy sincero, no quiero que mates a Horacio y no quiero pedirte que no lo hagas, porque sé que lo harás y no sé qué haré si lo haces.

- Creo que lo mejor será tomarnos un tiempo – dijo con una mueca tristeza.

- Toni... - le miró con suplica.

- No quiero que tengas que elegir entre tu hermano y yo.

- No estoy seguro de que nos depara el futuro, pero quiero pasarlo a tu lado.

- ¿Estás seguro?

- Jamás había estado más seguro en algo – se acercó al otro tomándolo por las mejillas, lo cual el italiano aprovecho y le robo un beso, el cual poco a poco fue subiendo de intensidad – Hay que cenar – murmuró cuando se separaron por falta de aire.

- Si, vamos a la cama y terminamos la cena – dijo coqueto.

- Que guarro eres. No sé tú, pero yo si tengo hambre. – Se separó y continuo con la labor de minutos atrás bajo la atenta mirada del italiano.

Esa decisión marcó diferencia entre la variedad de posibilidades que ocurriría si tan solo hubiera aceptado la propuesta.

Ambos sabían que Gustabo no permitiría que mataran a Horacio, pero por lo menos sabía que su amor era real y que se quedaría a su lado, sin importar qué.