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Escucho los repetidos golpes en mi puerta que Diego insistentemente había estado haciendo desde hace más de dos horas. No había hecho algún comentario, ya que sabía que primero necesitaba estar seguro de que estuviera despierta.
De pronto, el golpeteo se detiene y es superado por un incómodo silencio. Ni siquiera podía percibir su respiración por el otro lado del pasillo, por lo que, la opción de que se haya rendido y retirado a su cuarto comienza a ser más lógica para mí.
Un toquido más y puedo notar por el pequeño espacio que había, se desliza una pequeña hoja azulada doblada a la mitad con la caligrafía del castaño que indicaba "Escucha el último audio que te envié".
Reviso la conversación con Diego, e ignorando por completo los anteriores mensajes que había, me centro en aquel último que duraba 3 minutos y justo debajo, el sticker de un oso lanzando un beso.
Intrigada por el contenido del audio, me pongo mis audífonos y reproduzco este, solo para caer en cuenta, que es el cuento de hoy.
"— Ya sé que estas enojada - suspira - Pero no puedo quedarme despierto hasta la madrugada escuchando como das vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño.
Desde la pequeña pelea que tuvimos me he sentido bastante mal por todo lo que te dije, nada me daba el derecho de hacerlo. Espero puedas perdonarme y aceptar que duerma contigo de nuevo, se siente raro no hacerlo."
Hay un breve silencio.
Hace cientos y cientos de años, todos los pájaros del mundo eran de color marrón. Los bosques estaban poblados de aves grandes, medianas y pequeñas, pero todas con el mismo plumaje serio y aburrido.
Esta condición no les gustaba nada. Sentían mucha envidia del color carmesí de las rosas en primavera, del naranja intenso de los peces payaso, del sofisticado pelaje blanco y negro de las cebras... Estaba claro que a la hora del reparto de colores, a ellas les había tocado la peor parte.
Un día se pusieron de acuerdo para acabar con esta situación. Hartas de considerarse los seres más feos del planeta, decidieron pedir ayuda a la Madre Naturaleza.
El águila, valiente y decidida como ninguna, fue la que se encargó de solicitar una audiencia. Dos semanas más tarde, miles de pájaros descontentos con su aspecto fueron convocados a la mayor reunión de animales alados jamás vista hasta entonces. Los nervios flotaban en el ambiente porque todos tenían un ferviente deseo y esperaban que les fuera concedido.
La Madre Naturaleza acudió al bosque y les recibió a la hora convenida. Al principio fue complicado que reinara el silencio porque había un tremendo alboroto, pero cuando por fin dejaron de piar, graznar, gorjear y silbar, la Madre Naturaleza habló.
– ¡Por favor, silencio! Me habéis llamado porque estáis disgustados con vuestro color. A mí me parece que el tono madera que lucís es precioso, pero si no vosotros no estáis conformes, vamos a intentar solucionarlo. Os llamaré uno por uno y os ruego que respetéis el turno ¿De acuerdo?... ¡A ver, urraca, acércate a mí! Tú serás la primera en hacer tu petición.
La urraca se acercó lo más deprisa que pudo.
– Verá usted, señora... Yo había pensado cambiar el marrón por un negro bien brillante, salpicado con unas cuantas plumas blancas en el pecho ¿Qué le parece?
– ¡Sin duda has tenido una idea muy acertada! ¡Vamos allá!
La Madre Naturaleza cogió el pincel más fino que tenía, una paleta con infinitos colores, y pintó el plumaje de la urraca hasta que quedó perfecto.
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lights on; barcagamer
Fanfiction"there ain't no love like our love." cover by @dylxnftale publicada 5/febrero/2021 terminada 10/marzo/2022