Capítulo 4: Dudas Resueltas

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Tal y como me habían ordenado a primera hora de la mañana había madrugado colocándome mi traje de cazadora de demonios para mayor formalidad. Justamente a las 6 de la mañana decidí ponerme en camino en dirección a una zona tranquila y deshabitada, lamentablemente a pesar del gran bosque en el que estábamos no se encontraba ningún terreno que fuera considerado privado, bien por la aparición de pájaros o había demasiados árboles, tenía que ser un tipo de pradera o un prado, eso seguro le llamaría la atención. Así pasaba caminando durante unos minutos hasta llegar a la zona esperada, era un jardín sin árboles y un río asomaba con tranquilidad cristalino y lleno de peces que era un gran reflejo del cielo azul con el sol de testigo. 

--¡Atenea, ya estoy aquí!--Gritaba al cielo tal y como me recomendó Hanami con fuerza, aunque dudo que sirviera de efecto para que apareciera. No obstante, para mí sorpresa un gran rayo cayó del cielo para dar a revelar la figura de la diosa con un gran aterrizaje, y sorprendentemente había aparecido en tan sólo unos instantes, ni podía creer el cómo había podido llegar. 

--Ya estoy aquí, buenos días Kaede, ¿hace buen día?--Me saludaba la diosa con amabilidad y bostezando levemente por recién haber despertado, o al menos eso me dio a entender. Sin embargo, su mirada pronto se volvió seria para mantener fijos sus ojos en mí. 

--Supongo que sí. En fin, ¿por qué me has llamado? ¿Es algo urgente?--Pregunté con un tono de voz claro pero algo más sumiso al estar frente a un ser divino y tenía que mostrarle respeto, después de todo también estaba frente a la diosa de la sabiduría y según mis conocimientos es la mujer que lo sabe todo y no hay nada que no pueda descubrir o saber 

--No es que sea algo urgente, pero sí es necesario que lo sepas porque tienes muchas dudas, lo supe desde el momento en el que te vi. Pero primero, ¿sabes por qué te atacaron esas personas?--Me cuestionó mi contraria en un tono alto y bastante duro con un carácter más frío de lo normal, parece que la empatía no era su fuerte y a pesar que iba a recibir mis respuestas, sería difícil lidiar con ella. 

--Supongo que es por venganza. En el pasado ellos me traicionaron junto a otro pilar, pero a uno de ellos lo dejé vivo y a los demás los maté a pesar que me olvidé de ellos, fueron los mismos que desencadenaron un ataque a traición y tratar de matarme realizando tratos con el propio Kibutsuji. ¿Por qué?--Confesé con la verdad mirando al ente con curiosidad, más ella sólo dio un paso adelante con fuerza y sacando una espada me apuntó a mi cuello con rudeza y con una expresión amenazante. 

--No mientes y no hay dudas, es obvio que dices la verdad. Tienes razón, buscan la venganza y harían cualquier cosa por verte muerta, por eso se unieron a los dioses cambiando su fisiología a la de un dios basado en las habilidades que ellos poseyeron a un nivel mucho mayor. Aunque… la culpa de que todo esto haya pasado es culpa tuya, ¿o me dirás que eso no es verdad? Kaede Kocho, o Kaede Tsugikuni, como quieras llamarte fuiste culpable de muchas personas inocentes, tu destino en verdad era morir. Serías la pilar mariposa con tu aliento, llevarías la fortuna y el desosiego, tu hermana Shinobu moriría y al final el rey demonio te asesinaría, pero por denegar ser pilar tantas veces ocurrió lo que pasó y te traicionaron llevando a un nuevo destino que nadie esperaba, un camino distinto. ¿Qué es lo que tienes que decir ante eso?--Explicaba Atenea mientras me seguía apuntando con el filo de su espada con un tono amenazante y queriendo comprobar mis respuestas. Sin embargo agarré con la yema de sus dedos lo que me dirigía para bajarlo con delicadeza. 

--Quizás tengas razón, pero el destino no se puede cambiar. Fui egoísta, fui dura conmigo misma y quizás no merecía felicidad, pero me dieron un motivo de vivir todos los que murieron y los que se encuentran a mi lado, y si no fuera así Izanami nunca habría salido de su celda, mi madre Amaterasu estaría triste y sola por no saber quién era mi madre verdadera, por eso no me arrepiento de los pecados que he cometido. Si soy juzgada adelante, pero me voy a oponer a todos los que quieran arruinar la vida a seres que merecen la felicidad y no la tristeza, así es como he aprendido.--Comentaba con una vena en la frente y tornando la situación a una expresión seria defendiendo mis propias decisiones que llevaron una vida triste a una vida feliz y lleno de gracia, aunque la actitud de Atenea ciertamente me estaba molestando y pronto mi paciencia sucumbiría para dar paso a un enfado y sadismo que me caracterizaba. 

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