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o3. | seguimiento 

Las dos habían estado merodeando por la ciudad durante horas, y pronto caía la noche, tratando de señalar dónde estaba su objetivo, pero siempre se movía como si supiera que la había estado seguido, e irritaba tanto a Lia como a Yelena.

-¿Estás segura de que tu rastreador está funcionando?- Preguntó Yelena.

-Justo cuando pensaba que estabas empezando a tener algo de fe en mí, Belova- suspiró Lia mientras las dos caminaban por la calle.

-¿Qué es?- Yelena le preguntó a la nephilim que de repente se detuvo en seco, mostrándole el dispositivo de rastreo a la rubia.

El punto rojo brillante había desaparecido de su rastreador. Lia escudriñó el callejón frente a ellos. De alguna manera, su instinto le dijo que el callejón era el motivo de la desaparición de la firma.

Yelena se volvió hacia Lia, aparentemente pensando lo mismo- Iré por la parte de atrás. Tú mira el frente.

La rubia sacó su arma antes de entrar con cautela al callejón, permaneciendo en las sombras. Lia la vio desaparecer en la oscuridad antes de caminar hacia una buena posición, esperando a que su compañero se pusiera en posición.

La nephilim se subió a un trozo de tubería que sobresalía para ganar impulso mientras se balanceaba hacia adelante y hacia atrás antes de lanzarse sobre una escalera de incendios, subiendo a la azotea para una mejor vista.

Lia dejó escapar un profundo suspiro, atento a los problemas, esperando una respuesta de Yelena. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado cuando un perro ladró en la distancia. Ignoró los ladridos, casi perdiendo un leve sonido en la distancia en el proceso.

Sus ojos se dirigieron hacia donde lo escuchó, cada vez más alerta. No podía haber sido Yelena, le habría dicho su posición. Un tenue color negro apareció por el rabillo derecho del ojo al final de los tejados de otro callejón.

Casi rápidamente desapareció de su vista. Lia saltó desde el borde de la barandilla hacia otro tejado, corriendo hacia el área donde había visto el origen de la mancha negra, sabiendo que sus ojos no le jugaban una mala pasada.

-¿Yelena?- Lia tocó su intercomunicador-¿Qué pasó?

La voz gruñona de Yelena se escuchó- Me encontré con nuestra querida amiga, Ivanova.

-Ja, mi rastreador no me falló- dijo Lia alegremente.

Yelena podía sentir la sonrisa del nephilim desde el otro extremo, y apretó los dientes- Si has terminado de celebrar, Herondale, ella corrió en tu dirección.

-La veo- Lia entrecerró los ojos, mirando la figura de negro correr delante de ella.

Los nephilim saltaron de un tejado a otro con destreza, ganando cierre cada segundo que pasaba. Su sexto sentido de repente comenzó a zumbar locamente y se agachó justo a tiempo cuando las balas llovieron sobre su cabeza.

Lia apretó los dientes, impulsándose directamente hacia Ivanova en un abrir y cerrar de ojos, enviándolos a ambos chocando contra un borde cercano. la nephilim arrancó el arma de la mano de la asesino antes de apuntarla a su frente.

-¿Dónde está ubicada la Sala Roja?- Exigió Lia.

-Esa velocidad. No eres humana- dijo Ivanova, jadeando levemente.

Lia gruñó- Deja de estancarte. No volveré a repetir. ¿Dónde está?

-¿O qué? ¿Me dispararás?- El asesino se burló, soltando una risita.

-No.- Lia la agarró bruscamente por el cuello y tiró de ella hacia adelante, sus rostros a centímetros de distancia el uno del otro.

-Sufrirás por algo mucho peor- gruñó la nephilim, sus ojos brillando con un peligroso tono dorado.

Había un destello de miedo en los ojos de Ivanova- ¿Quién eres tú?

Lia sonrió sádicamente, el arma fría presionando duramente contra la sien de la asesina- Tu peor pesadilla. Ahora habla.

-No estoy segura. Lo último que escuché fue que se estaban reuniendo en un evento de gala en Malasia para planear dónde...-Antes de que Ivanova pudiera terminar, una explosión silenciosa resonó en el aire.

Los ojos de Lia se agrandaron, sus sentidos zumbaban locamente una vez más. Ella sólo pudo esquivar, mirando con los ojos muy abiertos como una bala se iba al cráneo de Ivanova, sus ojos grises sin vida perforando directamente en los suyos.

Giró la cabeza hacia la dirección de donde se había originado la bala, distinguiendo a un francotirador escondido entre las sombras a unos edificios de distancia. La nephilim maldijo en voz baja, corriendo hacia el edificio para encontrar a Yelena ya en combate con una docena de personas con trajes negros.

Lia se dejó caer al lado de la rubia justo a tiempo para atrapar una daga que sin duda habría apuñalado a Yelena, sacándola del agarre del francotirador, haciéndolo soltarla con un grito antes de golpearlo con fuerza en la cara, dejándolo inconsciente mientras cayó al suelo con un ruido sordo.

-Agáchate- ordenó la nephilim, agarrando el cuchillo del hombre caído.

Yelena hizo lo que le dijeron cuando Lia arrojó el cuchillo hacia el último hombre que avanzaba hacia ella mientras se incrustaba profundamente en su pantorrilla, haciéndolo gruñir de agonía. El rubio aprovechó esta oportunidad y corrió hacia él, lanzándole una patada circular en la cara, dejándolo inconsciente.

Yelena miró a Lia, abriéndose paso a través de los agentes caídos con los trajes negros que tenían ante ellos hacia ella- Escuché el disparo. ¿Qué pasó?

-Me alegra saber que te preocupas por que me disparen- dijo Lia con sarcasmo antes de que su expresión se volviera seria- La mataron antes de que tuviera la oportunidad de interrogarla más. Pero sé dónde será la próxima parada.

Yelena enarcó una ceja con leve curiosidad- ¿Dónde?

-Malasia

Fragments | Y. BELOVA (PLATONIC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora