Capítulo XII Confesión

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Max había vuelto a su vida de aislamiento en su habitación. Evitaba ver a Dhara muy seguido para no tener que hablar sobre lo que había pasado en la universidad. Se le hacía muy difícil ocultar la preocupación que sentía al no saber nada de lo que estaba sucediendo en Épsilon Psi. Intentaba comunicarse con Abigail cada día sin obtener respuesta. Ninguno de los chicos de la fraternidad contestaba sus mensajes.

Así transcurrieron varios días hasta que, la tarde de un viernes, un inesperado visitante llegó a su casa:

- ¡Max! Tienes visitas.

- ¿Yo? ¿Estás segura?

- ¿Vive algún otro Max Fallen en esta casa? Es uno de tus profesores.

Max salió de la cama de un sobresalto:

- ¿Pasa algo? – preguntó Dhara preocupada –

- No... nada.

Bajó escalón tras escalón como si no quisiera llegar. Se detuvo abruptamente a la mitad de las escaleras al ver quién le esperaba sentado en los muebles de la sala:

- ¡Profesor Ivanov! ¡¿Qué hace aquí?!

- No seas grosero – le dijo Dhara disimuladamente, golpeándolo con el codo –

- Max, necesito que hablemos... en privado – contestó Ivanov al ponerse de pie –

Ambos salieron al frente de la casa. Max se mantuvo distanciado mientras Ivanov encendía un cigarrillo:

- Sé que no puedo esperar que de la nada confíes en mí, pero... ni siquiera sé por dónde empezar. – Ivanov hizo una larga pausa – Engelhart tiene un poder oculto del que no estabas enterado...

- Crear falsas personalidades en las personas para poder manipularlas. Lo sé.

Ivanov colocó brevemente el cigarrillo entre sus labios. Su mirada se perdió entre los pinos del otro lado de la calle y respondió:

- Se valió de mi para que hacer el trabajo sucio y utilizar los fondos de investigación de la universidad...

El cigarrillo se fue consumiendo despacio. Las cenizas caían al césped siendo llevadas por un suave viento:

- La primera en sospechar lo que estaba pasando fue Elena Auer... luego Seren, el director Sattler... me manipuló para hacer cosas horribles.

- ¿Y los chicos de la fraternidad? ¿Abigail está bien? – contestó Max al acercarse un poco –

La colilla cayó frente a los pies de Ivanov:

- A estas alturas ya los habrá convertido en sus marionetas...

- ¡¿Pero qué es lo que quiere hacer?!

- Engelhart trabaja para alguien más, lo que está haciendo en la universidad sólo es un ensayo que llevará a una escala mayor. Para eso me utilizó, para crear esas antenas. Imagina lo que podría llegar a hacer controlando a cualquier persona sin siquiera tener que acercarse.

- Esa persona para la que trabaja, ¿Quién es exactamente?

Ivanov pareció dudar responder esa pregunta. Pisoteó la colilla en el suelo y continuó:

- Eso no es importante por ahora, es algo que está fuera de tu alcance o del mío. Lo que realmente importa es destruir esas antenas y rescatar a los chicos de su control.

Max se apoyó de espaldas contra la pared. Miró hacia al cielo dejando salir un suspiro. Ivanov continuó:

- El mayor problema de Engelhart fue la limitación de sus propios poderes. Era capaz de construir una nueva consciencia dentro de las personas, pero sólo podía lograrlo colocándoles su mano izquierda sobre la frente durante un prolongado periodo. Creaba una estructura que debía reforzar muy seguido para que no se desvaneciera bajo la consciencia real – Ivanov hizo una pausa para sacar otro cigarrillo, pero no lo encendió –. Lamentablemente yo fui demasiado ingenuo y confié en él.

Max Fallen y la fraternidad de Épsilon PSIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora