Capítulo 7

132 33 92
                                    

Marina

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Marina

Puta resaca de mierda, aunque no sé la causa porque ni siquiera bebí algo el día anterior.

¡Ya sé! No es producto de alcohol sino un dolor de cabeza que ocasionan los mil demonios que llevo dentro, de los recuerdos hirientes que van conmigo, de la sensación de que estoy sola y nadie puede entender mi situación ni las decisiones que tengo que tomar.

Un dolor de cabeza que sólo puede servir para algo: justificar mi ausencia al primer día de clases.

Total, mi vida está cada día más acabada, ¿De qué me servirá estudiar? ¿Para que salir y tener que ver a Ade, los Brown y toda esas personas que siguen una vida normal y corriente que yo nunca podré tener?

Eso no solucionará mis problemas.

La perfecta señora Amelia Prescott se tragó mis pretextos para faltar. Nada más había que ver la cara de asco que tenía mientras yo fingía sonarme la nariz en las mangas del viejo buzo de Matthew, sólo me hizo prometer que al día siguiente asistiría sin falta. Me dio un beso en la frente y se marchó a trabajar.

Mi madre es una mujer perfecta y rígida, la vida la ha moldeado como una luchadora para quien su trabajo, estatus y familia lo son todo.

Bueno, ahora lo que queda de esa familia = yo.

Tiene un carácter que poco compagina conmigo, siempre tuvo más afinidad con mi hermano, él sabía sacarla de tanta rigidez con sus chistes y ocurrencias, mientras yo era mucho más propensa a estar con mi padre. Aunque no tuvimos nunca la mejor relación, la comprendo pues ella ha pasado por más de lo que nadie se imagina.

El día lejos de la Universidad prometía: no salir de cama, paquete de patatas fritas y todas las temporadas de The Vampire Diaries. Necesitaba experimentar otro drama que no fuera el mío y bueno, Ian Somerhalder es un buen drama.

Aquí estoy yo: pasado el mediodía en la misma posición que cuando mi madre fue a trabajar a las siete; sigo enredada en las sábanas, llorando como una estúpida cuando al final de la cuarta temporada, Elena le cuenta a Damon que ya no existe vínculo señorial entre ellos, que su amor es verdadero y que no importa cuánto daño se hagan estando juntos, peor será si se separan, pues están hechos el uno para el otro.

Al parecer las historias de amor funcionan en algún lado. Sólo en la fantasía.

Mientras seco mis lágrimas, escucho el sonido del timbre de nuestra puerta. Sólo se me ocurre que sea mamá que haya decidido escaparse pronto del trabajo para acompañarme mientras estoy enferma, y como he cerrado con llave debe recurrir al timbre.

Marina: Lie or DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora