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Recuerdos pasaban por su mente, de todas las veces que ha sufrido, de todas las veces que se ha quedado llorando solo en su habitación reprochado a si mismo lo malo que es para tener a alguien a su lado, lo desconfiado para tener una relación después de que las personas que se acercan a el solo es para jugar con el sabiendo lo tímido que es y lo entregado que puede ser para todo tipo de relación, y al obtener todo de el lo botan como alguna cosa inservible, y eso es a lo que más le teme, que sigan haciendo eso y que no lo tomen encerio.

Por eso ha decidido por cambiar todo de él, desde su personalidad tímida por una más relajada y un poco más sexi, pero sin sobrepasar límites,  hasta un cambio de look,cambiando sus anteojos por lentes de contacto, su vestimenta holgada por una más apegada a su cuerpo pero si llegar a ser muy atrevido, destacando su lado sexi pero a la ves tierno, color de cabello negro por uno gris platinado, todo su cuerpo incitaba al pecado pero con una cara de ángel.

Nunca se imaginó que a sus 24 años fuera uno de los escritores reconocidos en su país, teniendo más de 3 libros de todo tipo, que consistían en romance, desamor, lujuria y amor propio, todos escribiéndonos por experiencias propias pero sin dar a conocer eso. Estaba consciente de que había logrado todo lo que quería, pero había algo en su interior que no lo dejaba tranquilo.

Sentado en un restaurante sencillo al lado del gran ventanal del mismo, poniendo atención a su exterior, viendo las parejas que pasaban tomados de las manos, algunos otros con sus familias y aunque eran pequeñas se veían felices, y fue que se dio cuenta, que a sus 24 años era lo que hacía falta, a una persona que lo llenara de amor y caricias, tenía la esperanza de que la persona correcta llegaría pero iban bajando conforme pasaba el tiempo, por que sabia que ya había pasado demasiado tiempo y que era como un amor imposible que nunca llegaría a pasarle o cruzarse por su camino.

Así que cabizbajo decidió seguir tomando de su limonada con un toque de fresa, pensando si alguna vez el amor llegaría a su vida, y fue justo en ese momento que sonó la campana de la puerta, dando a entender que alguien había entrado y quiso mirar de reojo pero al ver la quien había cruzado la puerta le fue imposible no observarlo.

Por que, como dejar de observar a semejante dios griego que estaba entrando al mismo lugar en donde se encontraba?, y lo que le cruzó por la cabeza fue coquetear con él al momento de cruzar miradas, pero lo olvido por completo por estar al pendiente de analizar cada parte de su notable bien trabajado cuerpo, de como se contorneaban los músculos de sus brazos en cada movimiento que hacia, pero eso pasó a segundo plano cuando lo vio acercarse directamente hacia la mesa en donde el se encontraba, asi que optó por apartar la mirada y ver hacia otro lado..

To die for Donde viven las historias. Descúbrelo ahora