Cuentos o no se, cosas

Marinero por alma

Akumanshi

En un lugar lejano, lleno de edificios y un largo pavimento que solo generaba tristeza por el color tan grisáceo del paisaje, habitaba un joven muchacho, el más triste de aquella ciudad, ya no deseaba seguir viviendo ahí, en uno de sus días habituales con abundante lluvia, se detuvo, simplemente a sentir con su piel aquella lluvia que desde pequeño siempre le gusto, cada vez que llovía el recordaba a su abuelo, que fue uno de los mejores marineros del mundo y como le contaba increíbles historias sobre todos sus viajes, que era lo único que calmaba su tristeza.

El joven crecía y crecía, cada vez más harto de la ciudad que tanto repudiaba, justo en un día, cuando todo era caótico, alarmas de autos, gente discutiendo y miles de molestias visuales, decidió tomar el consejo que su abuelo una vez le dio:

- En el momento en que ya no puedas más, el mar o el monte te esperará.

Así que, con un voto de autoconfianza, decidió irse de aquel lugar, cayó la noche y veía a la lejanía como aquella gran ciudad, parecía minúscula a la distancia que recorrió, incluso sintió nostalgia por aquella sucia y triste ciudad en la que vivía.

Por el camino conoció a varias personas que querían lo mismo, un cambio de rumbo y aires, hartos de lo extenuante que puede ser la ciudad, había de todo, gente que deseaba navegar, solo ser agricultores o ganaderos, o simplemente viajar sin rumbo por la extensión del mundo, aquellos con metas similares se reunían y seguían caminos juntos.

De por acá y allá el grupo de marineros se amplio demasiado, cerca del lugar que tanto anhelaba, varios les gano el miedo, el miedo a lo nuevo y a lo diferente, en sus mentes escuchaban.

- ¿Y si nos perdemos? ¿Y si no puedo vivir a gusto?

Y muchas otras preguntas, pero eso no detiene a todos, los que se rindieron veían sentado es la costa y con una profunda tristeza, veían a aquellos con el valor necesario para seguir, vieron como crearon su propio barco, pescaban sus propios peces y zarparon a la infinidad del mar con la certeza de que, en un futuro, contaran sus propias historias.