Capítulo Tres.

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- 03.

Tyco O'Conell.

Sabía que Jeon quería hablarme de mil cosas antes de que llegase Katherine, y la verdad que yo esperaba que no llegase tan pronto como llegó, la verdad que le faltó tiempo para venir, sabía que se moría de ganas de verme, vivir en París ella sola y estar sin verme dos años, era algo que ambos llevamos como pudimos, y no hablábamos tanto como queríamos, puesto que era difícil con los exámenes, los trabajos y todo, pese a eso, sacábamos tiempo de dónde podíamos para poder ponernos al día y contar qué tal nos iba la vida, evitábamos hablar de cosas relacionadas con la universidad porque bastante estresados estábamos ya como para hablar también de ello en el poco espacio que teníamos.

- De qué hablabais antes de que llegase, sé que os corté. - Dijo la chica mirándome sonriendo suavemente.

- Pues estábamos discutiendo acerca de música, Jeon está obsesionado con el k-pop ahora mismo, con un grupo en especial, y seguía insistiendo en que yo escuchase a dicho grupo. - Me encogí de hombros y reí ante aquello.

- Te prometo que no son tan malos como tú piensas, Tyco. Aunque no sean Our Last Night, ni The Amity Affliction, te prometo que pueden llegar a gustarte por el contenido de sus canciones. - Rodó los ojos, y tomó la taza de café dándole un sorbo a esta.

Solté una risa irónica ante tal afirmación, y pasé los dedos por mi pelo mientras sacaba una un cigarrillo y me lo llevé a los labios. Para mi sorpresa, Katherine increpó ante lo que yo dije.

- Pues si Jeon se refiere a BTS por el mensaje que transmiten sus canciones, la verdad que estoy totalmente de acuerdo con él, es un grupo precioso que te hace quererte más, incita al amor propio y sus canciones te hacen estar en paz.

Jeon y yo nos miramos, perplejos, no esperábamos ninguno que ella conociese a dicho grupo, pero después caímos en que literalmente era un grupo mundialmente conocido, pese a que Jeon me llevaba diciendo que los escuchase cuando apenas tenían reconocimiento. Yo había escuchado alguna que otra canción de ellos, las más famosas que sonaban en todas partes, como eran Butter y Dynamite. Pero no conocía nada antiguo de ellos, puesto que estaba bastante cerrado en mi música. Jeon sonrió y habló.

- Vaya, Katherine, sí, hablaba de ellos, no tenía ni idea de que los conocieses. Pero ahora se han hecho muy sonados, entonces puedo entender que los escuches, la verdad. - Él sonrió de oreja a oreja.

- ¡Sí! La verdad que los empecé a escuchar hace poquísimo, por la canción de Butter, pero busqué en su música antigua y la verdad que me encantó, tienen un género muy peculiar pero muy pegadizo.

- Venga chicos, dejad de hablar de k-pop, que sabéis que me siento un poco desubicado de eso. ¿Por París bien, Kath? ¿Se te hizo pesado el viaje? - Di una calada a mi cigarrillo, llevando el humo a mis pulmones para después soltarlo, y mirar a mi mejor amiga.

- Pues la verdad que hacía tiempo que no venía aquí, echaba de menos pasear por estas calles, me vinieron muchos recuerdos y la verdad que pensaba que me dolería más, pero por el momento lo llevo bien. - Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero rápidamente apartó la mirada y respiró para después mirarnos a ambos sonriendo.

Katherine hacía dos años había perdido a su abuela, que era con la única de su familia que mantenía contacto, puesto que fue ella la que estuvo con ella desde bien pequeña, la crió y la quiso como nadie la había querido nunca, ni sus propios padres. Sabía que se le haría difícil la vuelta, pero aquí estaría yo para ayudarla en lo que fuese necesario, porque para eso estaban los amigos. Volví a darle una calada al cigarrillo para darle unas palabras de aliento a mi mejor amiga.

- Eres una persona muy fuerte, Kath, no todo el mundo lo llevaría de la forma en la que lo llevas tú. Siempre has sido una persona digna de admiración, pese a que a veces se te va un poco la cabeza. - Solté una carcajada recordando algún que otro momento vivido con ella.

- Oh, vamos, Tyco, no me dejes en evidencia por favor. - La muchacha se sonrojó y bajó la cabeza mirando sus botas negras, mientras posé un beso en su cabeza para que se relajase.

- Tranquila, cielo, tú secreto más oscuro está guardado conmigo. - Volví a reír mirándola a los ojos, mientras veía como sus mejillas se tornaban de un color carmín.

- He oído alguna que otra historia, de algunas fiestas donde eras la reina de ellas, todo el mundo quería invitarte. - Dijo Jeon sonriendo mirando a Katherine, con una sonrisa muy sincera.

- ¡No habrás sido tú el que ha abierto la boca, ¿verdad?! - Noté como sus ojos se clavaban en mí, y no pude evitar reír y darle otra calada al cigarrillo antes de tirarlo al cenicero y levantar las manos como con el signo de no haber dicho nada.

- No, yo no he dicho nada. Pero tienes que admitir, que tus historias en las fiestas no vienen de ahora, ni de hace unos meses. Recuerdas la última fiesta cuan... - Me interrumpió antes de que pusiese terminar la frase soltando un grito de terror.

- ¡Cállate, Tyco O'Conell, o no respondo de mis actos! - Ahora mismo Kath estaba roja como un tomate, la verdad que la última fiesta a la que asistimos juntos fue un desmadre.

A Jeon las fiestas no le gustaban mucho, prefería estar en algún bar tomando alguna cerveza, en el bosque o simplemente en casa con algunos amigos, tomando y riendo de anécdotas pasadas, fue así como salió la historia de la fiesta con Kath y yo. Esa noche la tengo un poco borrosa por todo lo que bebí, pero aún así recuerdo algunas cosas a la perfección, y a día de hoy todavía me hace bastante gracia

Magic Shop.  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora