Capítulo Cinco.

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- 05.

Katherine Cohen.

Antes de subir al coche avise a Tyco de que tenía que recoger a unas amigas que también venían a dicho viaje con nosotros, y pareció bastante disgustado por no haberlo avisado con antelación y no sabía por qué se cabreaba tanto por añadir a dos personas más al plan. ¿No se suponía que cuanta más gente hubiese mejor se pasaría? No entiendo la cara de culo que tenía cuando pasamos a por la Señora Orégano y Elena, pero cuando las vio, su semblante se suavizó, me gustaría saber qué pasaba por aquella cabecita.

- ¡Hola, chicas! Subid vamos a casa de Tyco a planear el viaje y mirar los días - Sonreí de forma entusiasmada, sabía que iba a ser un viaje de lo más agradable y bastante oscuro si tenía a estas dos conmigo.

- ¡Hola, Kath! - Dijeron al unísono mis queridas amigas, miré de reojo a Tyco que estaba apretando el volante con demasiada fuerza, como si quisiera pegarme una patada en el culo y sacarme del coche a mí y a mis amigas, sonreí levemente y le acaricié la mejilla.

- Chicas, él es mi mejor amigo, Tyco, ellas son la Señora Orégano y Elena - Reí ante dicho mote, y Tyco puso peor cara todavía y me pellizcó el costado con bastante fuerza, tanta que me sobresalté del asiento y acto seguido le asesté un puñetazo en el brazo quejándome. - Eres un bruto, Tyco.

- Y tú eres terriblemente tonta, y encima malísima poniendo motes. ¿Señora Orégano? ¿Es en serio? - Negó brevemente con la cabeza.

- Porque no sabes la historia que hay detrás, ¡no me juzgues! - Vi como ponía los ojos en blanco y me apartaba la cara con la mano.

- Dios, no chilles tanto, que me das dolor de cabeza. -

Pude comprobar como Ana parecía divertirse a mi costa, así que le lancé una mirada de odio y de pocos amigos y su semblante se volvió serio casi al instante. Elena a su lado estaba metida en mundo observando cada detalle del coche y mirando la calle mientras se colocaba un mechón de pelo detrás de la oreja.

- Me llamo Ana, no le hagas caso a Kath, siempre intenta joderme la existencia, de verdad. - Ana suspiró poniendo en blanco los ojos, y fue entonces cuando Elena pareció salir de su trance y sonrió de manera malvada a Ana, yo que estaba observando lo que se cocía sonreí ampliamente.

- Eres la Señora Orégano, déjate de formalidades ya, por Dios. - Soltó entre dientes empezando a reír a carcajadas.

Tyco simplemente puso la llave, arrancó y nos encaminamos a su casa, por el camino decidí poner música, y para estar en paz con Tyco puse la canción Same Old War así seguro que no me miraría mal por poner k-pop. Sonreí para mis adentros tarareando la canción y dando leves golpes en mi pierna, desvié la mirada un segundo a Tyco y este estaba mirando mientras sonreía. ¿Qué le pasaba al subnormal este ahora?

- ¿Qué te pareció Jeon, Kath? Hacía mil que no lo veías seguro. - Dijo sonriendo ampliamente.

La verdad que Jeon había cambiado muchísimo, siempre me había parecido atractivo y ahora con su pelo negro, su brazo con tatuajes y su piercing de la ceja estaba seguro de que dejaba sin aliento a más de una, todavía no les había dicho nada de él a Elena y a Ana, pero estaba segura de sus caras cuando lo vieran; de estupefacción.

- Pues sigue siendo igual de majo que siempre, aunque menos tímido que antes, ¿no? - Sabía a dónde quería llegar y no le daría el gusto.

- Ahá, pero sabes que no me refer... - No pudo terminar de hablar porque Ana había entrado en la conversación.

- ¿Quién es ese Jeon, Kath? Eeeeeh. - Arrastró la "e" demasiado para mi gusto y me giré para mirarla y maldecirla, pero se me adelantaron.

- Ya estamos, Ana, lo tuyo no tiene remedio, eres peor que mi abuela. ¡Cotilla! - La reprendió Elena, entonces se hizo un silencio, hasta que el menos pensado empezó a reír, en efecto, Tyco se estaba riendo. Fruncí el ceño mirando y levanté una ceja.

- ¿Qué te hace tanta gracia a ti? - Le reprendí.

- No me puedo creer que no hayas hablado de Jeon y que encima la del Orégano sea como una abuelita. - Volvió a soltar varias carcajadas hasta que todas nos contagiamos de su risa y también empezamos a reír inconscientemente.

Poco después llegamos a su casa, bajamos todos del coche y pude ver como Tyco permanecía al lado de este y sacaba la cajetilla de cigarros, y se llevaba uno a la boca. Me apresuré a decirle que nosotras lo esperábamos dentro y me hizo un gesto con la mano, entré dentro y sonreí ampliamente cuando vi a Jeon allí parado mirándome y mirando un segundo más tarde a mis amigas, estás se quedaron completamente en shock ante Jeon y ante Nil que estaba tirado detrás en el sofá con Hachi tumbado a sus pies, a este paso tendría que traer una fregona para barrer las babas que estaban cayendo de sus bocas. ¡Qué bobas, podían disimular un poco al menos!

Magic Shop.  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora