Unforgettable [omegaverse]

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   [Brillando como un Diamante]

   Kenma nació siendo un Omega. Para sus padres no fue una sorpresa, pues había sido muy pequeño y tímido, así que cuando los resultados llegaron a sus 8 años,nadie estaba emocionado.

   En un mundo lleno de injusticias por parte de la supremacia Alfa,los Omegas eran considerados solo máquinas de crianza. Pues ni siquiera los trataban como humanos.

No poseían muchos derechos, y eran constantemente maltratados. Los Betas nunca intervenían en sus protestas pues también corrían el riesgo de sufrir las consecuencias.

  Aún que algunas personas seguían creyendo que nacer Omega y poder tener la oportunidad de dar vida era un privilegio. Otros lo consideraban una Maldición. Habían familias que hechaban a sus propios hijos o hijas Omegas,solo para no estar en la mira de personas o grupos Alfa.

   La diferencia de clases era difícil de ignorar, todo lo que podían hacer era seguir luchando por sus vidas. Habían Omegas que se ocultaban y se hacían pasar por Betas. Otros que llegaban al extremo de someterse a cirugías para quitar sus glándulas olfativas.

  El mundo estaba dominado completamente por los Alfas. Los Betas obedecían sin preguntar o protestar. Y los Omegas criaban a los cachorros de los Alfas.

  La familia Kozume no era diferente a las demás. Sólo que contaban con un pequeño gatito Omega. Uno común como solían decirlo. Su familia estaba compuesta sólo por Su padre Beta,Su madre Omega y el pequeño Kenma.

   Sus padres no le tomaron importancia. Siguieron sus vidas normalmente. Su madre se encargaba de imponer las reglas dictadas por los Alfas, enseñarle a Kenma todo lo que debía hacer y no hacer, y su padre trabajaba todo el día.

   Kenma con solo 8 años aprendió sobre las diferencias Alfa y Omega.

No debía acercarse a los Alfas,tampoco provocarlos. No debía mirarlos a los ojos,debía agachar la cabeza para estar con ellos y sobre todo, nunca desobedecerlos.

  Eran las principales, y con tan poca edad solo entendía algunas cosas.

  Pero sus padres nunca se preocuparon por él, ya que siempre se la pasaba en su habitación inmerso en un mundo de juegos virtuales. Para ellos, era mejor que Kenma estuviera encerrado en ese lugar a que salga afuera,donde hay peligro.

    Y ese mismo peligro fue quien un día llamó a su puerta.

     Los nuevos vecinos habían ocupado la casa de al lado. Todo parecía normal. La familia Kozume estaba feliz de tener nuevas personas en el vecindario. O eso fue hasta que un día por la tarde se presentaron en la puerta.