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Jungkook caminó hacia la salida de la escuela sintiendo una extraña mezcla de emociones. Mudarse a una nueva ciudad no fue sencillo, especialmente cuando aquel cambio se debía a la separación de sus padres —y otro par de inconvenientes razones en las que no deseaba pensar—.

Nunca se consideró alguien particularmente romántico, las relaciones estables no eran algo con lo que fantaseara. No obstante, toda su vida creyó que el amor que existía entre sus progenitores era genuino y le resultaba doloroso admitir que el matrimonio de sus padres llegó a su final; al igual que su perfecta familia feliz.

Pero, haberse permitido retomar su más grande pasión, le devolvía algo de la alegría que creía perdida. Bailar fue su gran escape desde que era un niño, nada lo hacía sentir tan vivo como entregarse en la pista, y justo como experimentaba ahora, la danza lo hacía olvidarse de todas sus angustias. Lo curioso de la situación, es que debía agradecérselo al presidente de la clase, el chico de ojos bonitos y calificaciones perfectas.

Había algo que resultaba incoherente sobre Taehyung. Tal vez, era la forma en que su mirada se iluminaba cuando hablaba de música y lo hacía lucir soñador y feliz, pero de repente toda su aura cambiaba cuando debía cumplir con su responsabilidad de estudiante modelo y mostrarse ante los demás como el estudiante perfecto.

Jungkook sabía que no lo conocía lo suficiente para emitir un juicio, pero desde que lo vio la primera vez en la oficina del director Choi, se sintió ofendido por esa apariencia perfectamente armada de chico bueno.

No toleraba a las personas falsas, y Kim Taehyung parecía una de esas.

Continuó su camino disfrutando de la felicidad que le entregaba el haber vuelto a bailar. Ser aceptado en el equipo de la escuela le permitiría dedicar mucho más tiempo a entrenar y aprender nuevas rutinas. 

Estaba por cruzar el umbral de la puerta principal cuando un chico de cabello rubio cenizo se interpuso en su camino. Lucía algo alterado.

—Jungkook, ¿Verdad? —mencionó Jimin con la respiración agitada luego de haber corrido por todo el campus para tratar de alcanzarlo.

—Sí... —respondió algo confundido.

—Lo siento, olvidaste esto —dijo Jimin, extendiendo el pequeño objeto hacia él.

—Oh, gracias —Jungkook aceptó la USB que le entregaba el chico y la guardó rápidamente en su bolsillo—. No tenías por qué correr para traérmela, iba a buscarlos mañana de todas formas para darles el formulario de registro.

—Lo sé —se apresuró a decir. Cuando su respiración estuvo mucho más tranquila, le dedicó una brillante sonrisa—. Es sólo que creí que podría ser importante y no quise que pensaras que la habías extraviado por ahí.

—Vale, entonces te lo agradezco —Jungkook sonrió de vuelta, el rubio parecía amable, aunque algo extraño—. Por cierto, creo que no me dijiste tu nombre.

—¡Es verdad! —Jimin golpeó su frente algo apenado, había estado tan embobado viéndolo bailar que olvidó presentarse en su momento—. Soy Park Jimin —extendió su mano.

—Un gusto —la estrechó suavemente—. Ya conoces mi nombre, así que me ahorraré eso.

Aunque el comentario no pretendió ser divertido, causó una pequeña risa en Jimin, quien se sentía ligeramente avergonzado y fuera de lugar. Generalmente podía socializar a la perfección con las personas y convertirlos en nuevos amigos casi al instante, pero ciertamente le estaba costando hacerlo con aquel atractivo chico.

No obstante, él no se dejaría intimidar por su belleza.

—Entonces, Jungkook... —Jimin titubeó un poco, pero se armó de valor para continuar hablando—. Eres realmente bueno en el baile, ¿Asistes a alguna academia profesional?

Two Loves | KookV♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora