Era temprano en la mañana y las estrellas comenzaban a desaparecer mientras el sol salía por el este. Los adolescentes se despertaron y notaron un aroma extraño en el motel, tardaron unos minutos antes de reunirse en la habitación más grande donde habían dormido Adrie, Salvador y Auckland para desayunar. Se dieron cuenta de que había una transmisión en bucle en la televisión del motel, así que después de escucharla, se fueron a la habitación y empezaron a conversar mientras preparaban algo de comida con los suministros que Lucero había recogido en la tienda.
"Lucero, ¿por qué no comes?", preguntó Adrie.
"No tengo mucha hambre, coman ustedes", respondió Lucero."No te ves bien, anda come un poco, te sentirás mejor", insistió Cristopher."¡Que no tengo hambre!", se quejó Lucero.Todos se quedaron en silencio hasta que Salvador se acercó a Lucero y le preguntó qué pasaba. "Sabes que somos amigos desde hace mucho, aunque Adrie no lo sea, él se preocupa por ti"."Mi familia, Salvador. Esa es mi preocupación. ¿A nadie más le preocupa eso?", respondió Lucero con tristeza."Hablo por todos al decir que también nos preocupa", intervino Auckland. "No pude dormir anoche y Salvador sabe cuántas veces me he despertado en la madrugada por las múltiples pesadillas que tuve... No te voy a decir que todo estará bien porque aún no sé ni siquiera si saldré de esta con todas mis extremidades en buen estado, así que mejor come si quieres volver a ver a tu familia".
Después de las palabras de Auckland, hubo un momento de silencio y comenzaron a comer de nuevo. Sin embargo, Lucero comenzó a llorar descontroladamente y Cristopher la abrazó con fuerza mientras los demás le daban privacidad.
"Tomando otro tema... lo de la central de avionetas no suena tan mal, aunque esté lejos. Tenemos casas para refugiarnos, a diferencia de ir por la carretera", propuso Salvador."Sí, creo que es nuestra mejor opción", estuvo de acuerdo Adrie.Auckland sacó unas gomitas de su bolsillo y se las dio a Salvador y Adrie. "Muchas gracias, justo quería algo dulce", agradeció Salvador."Si, bro. Muchas gracias", añadió Adrie."No se preocupen, ahora yo sigo tu plan, Salvador, y creo que nos conviene. Cuando salgan Lucero y Cristopher, les contamos a ver qué tal les parece", propuso Auckland."¿Y las armas?", preguntó Adrie."Las dejaremos aquí por seguridad nuestra y de las demás personas. Además, si nos ven con alguna de ellas, generará desconfianza y nos meteremos en serios problemas", explicó Salvador.Después de una breve charla, Lucero y Cristopher salieron de la habitación, pero cuando Salvador intentó explicarles el plan, se llevó la sorpresa de que los adolescentes ya lo habían escuchado todo. El grupo se preparó para emprender un viaje hacia Raulito, un mercado que se encontraba casi en el centro de Nazca, para recoger algunas provisiones y buscar un lugar donde resguardarse.El viaje fue extrañamente tranquilo, aunque el aire apestaba a muerte por donde iban, y la zona estaba casi destruida por los bombardeos. A lo lejos, vieron una silueta que causó miedo a Lucero ya que detrás de ella se observaban demasiadas personas. El grupo salió corriendo, pero Auckland se detuvo al escuchar que alguien gritó su nombre. Al momento de detenerse y voltear, vieron la misma imagen y Adrie le agarró la mano llevándolo con el grupo. Corrieron durante minutos desviándose de su objetivo secundario, que era llegar a Raulito, pero acercándose al objetivo principal que era la central de avionetas. De pronto, se percataron de un restaurante y entraron directamente en la cocina.Adrie increpó a Auckland por detenerse en el camino, pero Salvador intervino para evitar que la situación empeorara. Después de una breve discusión, Cristopher acercó una silla a Adrie y otra a Auckland para que se calmaran y se prepararan para seguir adelante.Lucero recordó a todos la importancia de apresurarse ya que había escuchado claramente que esas cosas no estaban lejos de ellos.
Despues de que lucero dijera eso, escucharon el sonido de algo golpeando una ventana. Se detuvieron en seco y se miraron entre sí, tratando de entender de dónde venía el ruido. Cristopher se acercó a la ventana y se asomó por ella, y lo que vio lo dejó paralizado.Cristopher: ¡Chicos, miren esto!
Los demás se acercaron a la ventana y vieron lo que estaba causando el ruido: una multitud de zombis intentando entrar al restaurante. Los adolescentes retrocedieron rápidamente, buscando un lugar seguro para esconderse.
Lucero: ¿Qué vamos a hacer ahora? No podemos salir por la puerta principal.
Adrie: Tenemos que buscar una salida trasera. Vamos.
Los cuatro adolescentes salieron corriendo de la cocina y comenzaron a buscar una salida trasera del restaurante. Finalmente encontraron una puerta de emergencia, pero estaba cerrada con llave.
Auckland: ¿Qué hacemos ahora?
Salvador: Tengo un cuchillo que agarre de la cocina. Tal vez pueda abrir la cerradura.
Salvador sacó el cuchillo de su bolsillo y comenzó a trabajar en la cerradura de la puerta. Después de unos minutos de esfuerzo, finalmente logró abrir la puerta y los adolescentes salieron corriendo del restaurante.
Una vez afuera, continuaron corriendo hasta que encontraron un callejón sin salida. Los zombis se acercaban rápidamente, y los adolescentes se dieron cuenta de que no tenían escapatoria.
Adrie: Maldición, estamos atrapados.
Cristopher: No podemos darnos por vencidos. ¡Tenemos que pelear!
Lucero: Pero ¿cómo?
Auckland: Tenemos que trabajar juntos. Adrie, tú y yo podemos tratar de alejarlos mientras Salvador y Cristopher buscan algo que podamos usar como arma.
Adrie: De acuerdo. Vamos.
Adrie y Auckland corrieron hacia los zombis, intentando atraerlos lejos del callejón sin salida. Mientras tanto, Cristopher y Salvador buscaron en los contenedores de basura cercanos y encontraron algunas botellas de vidrio rotas.
Cristopher: ¡Esto podría funcionar!
Salvador: Sí, pero tenemos que actuar rápido.
Los dos adolescentes corrieron hacia Adrie y Auckland, que seguían tratando de alejar a los zombis. Cristopher y Salvador comenzaron a lanzar las botellas de vidrio hacia los zombis, logrando matar a varios de ellos.
Finalmente, después de varios minutos de lucha, los adolescentes lograron derrotar a la multitud de zombis. Estaban agotados y cubiertos de sudor y sangre, pero al menos estaban vivos.
Salvador: Eso fue una locura.
Cristopher: Pero al menos lo logramos.
Lucero: Tenemos que seguir adelante. Aún tenemos que llegar a la central de avionetas.
Auckland: Tienes razón. Vamos.
Se pusieron en marcha, el grupo aun estaba conmovido por el problema del restaurante, como ese conflicto le pudo haber costado bien caro. Auckland y Salvador empezaron a discutir del suceso.
Salvador. - Enserio? ¿Te pones a discutir en un momento así?
Auckland. – Salvador, que querías que haga? Estoy estresado, ya no aguanto esta situación, yo claramente escuche como me llamaban por la calle, ¿qué tal si es mi papá? ¿Mis hermanas?
Salvador. – Mira, no podemos arriesgarnos más, mas que nada, no quiero perderte.
Auckland se quedó triste y le agarro de su mano. Y le dijo "Sabes que soy muy fuerte, les costara mucho a esas cosas para si quiera destruirme.
Salvador se detuvo, Auckland también, y se dieron un abrazo muy fuerte. Lucero, Adrie y Cristopher también se detuvieron al darse cuenta de que Salvador y Auckland estaban tomando un descanso. Cristopher dijo " Quizás debamos tomar un pequeño descanso antes de seguir, conozco un sitio donde podemos."
El grupo siguió a Cristopher a un Motel cerca, por suerte los infectados estaban ya muertos Y todos entraron a una misma habitación por seguridad.
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Ciudad Muerta
Science FictionUn grupo de adolescentes se enfrentan a una clase de pandemia que afecta a la ciudad de Nasca haciendo que las personas tengan hambre insaciable de carne.¿podran un puñado de niños escapar de los mounstros vivientes?