Capítulo nueve | Una... ¿Cita?

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Eros salió corriendo en cuánto una gota de sangre se apareció en la enorme pantalla del cine. Yo le seguí, medio trotando e intentando detenerlo. Derek se reía estruendosamente detrás de mí.

Esquive a un par de personas antes de llegar al baño de hombres, justo en el momento en que un guardia de seguridad se interponía en mi vista, con la clara intención de que no podía entrar al sanitario de machos.

—Con permiso. —Intenté pasar a un lado suyo, empujándolo "ligeramente" para llegar al moribundo chico, que de seguro estaba vomitando por la sangre de la película.

Ahora es dónde me preguntó... ¿Por qué carajos entramos a ver una película de acción, (A-C-C-I-Ó-N dónde evidentemente hay sangre) y la vimos en 3D?

Porque Derek pagó los boletos, con la condición de ver una con mucha sangre.

Ah, sí. Comenzaba a creer que Derek le tenía manía a Eros respecto a las bromas.

¿Y lo dudas?

—No puede pasar aquí, señorita. —Me devolvió el empujo, con más fuerza de la normal.

Me contuve a decirle sus cosas, solo porqué tenía razón, y quedaría como una vil tonta. De cualquier manera, me crucé de brazos y apoyé mi peso en una pierna, mientras levantaba la vista y le dedicaba la mirada de bichota.

—Es una emergencia. —Recalqué eso último, ofreciéndole una falsa sonrisa.

—Es el baño de caballeros. —Me devolvió la sonrisa, remarcando el "caballeros". —Y no puedes pasar. —Cruzó los brazos echándome una mirada de superficialidad.

Solo sé cree por ser más grande de estatura que yo.

¿Quién no lo es?

¿Es que es enserio? ¿Cómo se consiguen guardias tan grandes? Este, por lo menos, mediría un metro con ochenta y tantos centímetros...

—¿Comprendes el término emergencia? Porque esto es u-r-g-e-n-t-e.

Ah, sí. Había amanecido con ganas de pelear.

Pero también me imaginaba al pobre Eros sufriendo dentro; era horrible superar solo tus mayores fobias.

—¿Comprendes el término "baño de caballeros, prohibido el paso a las mujeres"? Porque esto.... —Señaló el cartel dónde precisamente decía eso. —Es el baño de caballeros. —Bajó la vista y me sonrió con burla. —Y NO puedes pasar.

—Mire, señor "Me creo el rey del supermercado" —Lo señalé con un dedo, mientras veía como aumentaba su sonrisa burlona. —Allí adentro hay un amigo, que está pasando por una situación, y necesito ayudarlo. ¿Ya puede dejarme entrar? —Lo miré desafiante, esperando que se quitará y me diera el paso.

—Las situaciones... —Se acercó más a mí, con un brillo de diversión en la mirada. —Se resuelven en un motel, no en el baño del centro comercial. —Hizo un puchero falso, mirándome fijamente.

Espera... ¿Qué?

Abrí los ojos grandes cuando escuché la risa de Derek y entendí lo que había dicho. Y lo que él había entendido...

Oh por Dios... ¿Él cree que Eros y yo...?

Oh, sí.

Ah, no, señor. Tendré ganas, pero aún tengo tantita dignidad.

Tantita nomás.

—¿Qué? ¡No! No, no, no. —Negué con la cabeza varias veces. —No es esa clase de situación, ¿Entiende? Es otra situación, y sigue siendo urgente. —Le di el empujón más fuerte (que apenas y logro moverlo) y me abrí pasó a la puerta, pero me detuvo una mano.

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