Capitulo 1: El de la tormenta

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"Nadie es lo suficientemente bueno," Tay admitió a sus hijos con el ceño fruncido apenas reprimido. Estaba revisando la lista de candidatos para ser el au pair de la familia. Tres cajas de pizzas abiertas sobre el suelo, terminadas a medias, aunque los caballeros Vihokratanas ya estaban llenos.

La familia estaba descansando en la espaciosa sala, salpicaduras de la lluvia incesante golpeando la pared de vidrio. Dentro de la casa, una canción tranquila sonaba desde el sistema de altavoces de la casa, pero si abren las persianas les espera una escena bastante caótica. Los árboles se tambaleaban y crujían en agonía, el viento forzándolos a un baile descoordinado. Al otro lado de la casa, el mar estaba enojado e inquieto, la marea rebelándose sin la guía de la luna.

Estaban en medio de una marejada ciclónica, pero los Vihokratanas permanecieron despreocupados. En el exterior, la villa puede parecer moderna y escueta, cortesía de las paredes de vidrio que protegen al menos el cuarenta por ciento de lo que hay dentro, para el desconocimiento de muchos, la casa estaba diseñada para sobrevivir a la ira de la naturaleza.

Pluem, el hijo mayor, estaba meticulosamente sentado en su sillón favorito mientras estudiaba para su próximo examen de ingreso a la universidad. Se estaba preparando para tomar Biología como su curso de pre-medicina, decidido por su padre, por supuesto. No es que se quejara. Al menos no en voz alta.

El más joven, Tee de cinco años, alcanzó la caja de pizza que estaba cerca de su hermano mayor Nanon, tratando de ser lo más cauteloso posible. El segundo hijo captó el movimiento y apartó la mano de la consola, sonriendo diabólicamente a su hermano menor. "No más pizza, pequeñín."

Tee puso su cara triste. Ya ha aprendido que hacer un puchero, entrecerrar los ojos y fruncir las cejas hace que los chicos mayores que lo rodean sigan sus deseos. "Una rebanada más, por favor."

Nanon suspiró, pausando su juego y cambiando a una posición sentada con gracia atlética. Abrió la caja y cogió una rebanada.

"Si le duele el estómago otra vez, no seré yo quien se quede despierto toda la noche. Otra vez." Advirtió Pluem, cruzando sus piernas elegantemente y acomodándose en su puesto.

Nanon puso los ojos en blanco, pero decidió ignorar a su hermano mayor. "papi cuidará de ti, además ¿por qué es un doctor, cierto, bebito?"

Tee asintió rápidamente, sonriendo alegremente a su hermano favorito actual. Ayer fue Pluem, quien en secreto le dio un vaso extra de jugo de naranja.

"Tiene cinco, no tres," dijo Pluem. "Deja de hablarle como un bebé."

Nanon puso su mejor voz de bebé mientras convertía el trozo de pizza en avión. "ohhh bebé Tee, quieres otra? ¿Una rebanada más para el lindo bebé?"

Tay se quitó los lentes y suspiró, mirando a sus hijos. Llegó tarde a casa y decidió pedir pizza cuando sintió sus piernas agotadas después de su operación de diez horas. Estos niños merecen una mejor comida. "Non, tu hermano tiene razón, es suficiente."

Tee miró a su padre con aspereza, sintiéndose traicionado. Estaba tan cerca de la victoria.

"¿Qué?" Tay le preguntó al menor quien lo miraba peligrosamente. "No, Tee."

Tee se preparó para usar su mejor carta. Usualmente funcionaba. Dejaría de respirar por la nariz hasta que su rostro se pusiera rojo como la salsa de la pizza. Y luego soltaría un gemido dolorosamente fuerte que resonará a través de la gran casa. A veces se escuchaba hasta afuera los gritos, penetrando en el bosque y en el mar, asustando criaturas inocentes.

"Solo dale la pizza," dijo Pluem apresuradamente, inclinándose hacia adelante tan rápido que su libro cayó al suelo. "Rápido!"

Nanon le entregó la rebanada en un segundo, mostrando sus hoyuelos.

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⏰ Last updated: Sep 16, 2021 ⏰

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Babysitting The Vihokratanas (Versión en español)Where stories live. Discover now