16. Un sentimiemto mutuo.

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Sentí algo suave contra mi mejilla, pero no le presté atención, quería seguir durmiendo, la cama estaba calentita, se había vuelto aún más cómoda en mi sueño y sentía que no tenía ganas de levantarme, menos con el frío que ha de hacer afuera

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Sentí algo suave contra mi mejilla, pero no le presté atención, quería seguir durmiendo, la cama estaba calentita, se había vuelto aún más cómoda en mi sueño y sentía que no tenía ganas de levantarme, menos con el frío que ha de hacer afuera.

—Ber— me llamaron.

—¿Qué?— respondí aún medio dormida.

Podía sentir alguien encima de mí y solo quería que me deje seguir durmiendo, merezco un maldito descanso, además no se ni a que hora me dormí ayer.

—Estas hablando dormida— Matilda susurraba, como si no quisiese exaltarme.

Abrí los ojos, viendo como pequeños destellos de luz solar iluminaban su rostro, mientras ella se sacaba el pelo de la cara y le sonreí mientras levantaba la mano para acariciar su mejilla. Quería que supiera que no me enoja que me despierte por hablar dormida.

—Lo siento ¿te desperté?— acaricié su mejilla con mi pulgar.

—No.

—¿Y te conté algún secreto mientras dormía?— intenté bromear.

—Solo llamabas al tío Jonathan y a Alex— ella me activó las alarmas.

Hacia mucho tiempo no olvidaba un sueño, supongo que para nombrarlos a ellos dos, ha de haber sido una pesadilla espantosa, tan traumática que mi cabeza decidió borrarla.

—Ya es hora de desayunar ¿bajamos?— Matilda me saco de mis pensamientos.

—Em, si quieres baja, yo necesito ir al baño antes— mentí.

—Okey— ella besó mi mejilla y luego bajo de la cama, tomando su camino a la salida de mi habitación, cerrando la puerta detrás de ella una vez que estuvo afuera.

Tome aire mientras me sentaba en la cama, abrazándome a mi misma, mientras miraba por la ventana, había ciertas ganas por parte del sol, pero parecían ganar más las ganas de las nubes.
Mañana es mi cumpleaños y la verdad me asusta la idea, más aún luego de haber invitado a Alex a recibirlo conmigo, cosa de la que me arrepiento, pues a las doce me suelo poner sentimental, porque siento que la vida pasa, pero que yo no avanzo hacia ningún lado.

Quería que fuese diferente, quería estar en casa, tranquila, compartir mi cumpleaños con mi mellizo, que ambos hiciéramos nuestros pastel y viésemos películas como en su momento hicimos, pero él también tenía planes de salir con Estefany, lo que me ponía celosa.

Realmente me cuesta admitir que siento celos por Estefany, pero es que ella es perfecta, lo tiene todo y lo más importante, tiene el cariño de mi hermano, quien me mira como si sintiese vergüenza de ser de mi familia.
No se porque lo hace, ni si lo siente de verdad, pero esto es todo lo que puedo pensar en nuestros cumpleaños, nacimos juntos, crecimos juntos, lloramos, reímos, peleamos y un día, nos distanciamos en silencio, como un guerra fría de la cual no se sabe el motivo pero que tampoco tiene ni ganador ni perdedor.

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